Lograron incubar un polluelo en Nueva Zelanda y se turnan en su cuidado; el macho se esfumó
Jueves 4 de febrero de 2010, p. 40
Cuando dos albatros reales hembras de una colonia de crianza de Nueva Zelanda entablaron una relación lésbica, algunos levantaron las cejas. Pero cuando la pareja logró incubar una cría, los expertos en vida silvestre quedaron sorprendidos… y encantados.
El padre –uno de las decenas de machos del Centro de Albatros Reales de Punta Taiaroa, en la península de Otago, barrida por los vientos– parece haberse esfumado. No tendrá papel alguno en la crianza de su retoño, de una semana de nacido. Al igual que un número cada vez mayor de crías, esta ave crecerá con dos madres.
“Es muy poco usual en la población de albatros aquí en el Centro de Punta Taiaroa que dos hembras se apareen –declaró a un canal neozelandés de televisión Lindon Perriman, jefe de guardianes de la colonia–. Aún menos usual es que el huevo haya resultado fértil en esta temporada.”
Si bien en el reino animal la homosexualidad está bien documentada, incluso entre aves marinas, el Centro de Punta Taiaroa –única colonia de apareamiento de albatros en tierra firme en el mundo– sólo ha registrado dos casos previos de hembras que anidan juntas en los pasados 70 años. Ninguno tuvo un final feliz.
La pareja más reciente intentó anidar con un macho durante dos temporadas de apa-reamiento anteriores, pero el trío no funcionó. Esta vez, las dos hembras se turnaron para empollar el huevo.
Sam Inder, director del centro, comentó: Es una situación poco común, porque en los dos años pasados habíamos tenido un triángulo de un macho y dos hembras, que claramente no funcionó mucho en términos de continuar un programa de crianza. Este año el macho se fue, pero obviamente no antes de haberse apareado con una de las hembras
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El macho no ha aparecido desde entonces. Según declaró Inder a la Australian Broadcasting Corporation, mi visión personal es que tener que vivir con dos hembras debió de haber sido un poco demandante
.
En un principio los guardias del centro no estaban seguros de que la pareja de hembras permaneciera unida, así que la pusieron a prueba con un huevo falso. Cuando demostraron su dedicación a la crianza, se devolvió al nido el huevo original. Ahora las hembras se turnan: mientras una cuida al polluelo, la otra vuela al mar a conseguir alimento.
Existen en la colonia unos 140 albatros reales, especie cuyas alas extendidas miden casi tres metros. Este año han nacido 17 polluelos de 17 huevos fértiles, tasa de éxito de 100 por ciento que es insólita.
Luego de la amplia cobertura dada por medios locales –incluida la prensa gay– al polluelo con dos madres, la agencia de turismo de la ciudad de Dunedin, a la que pertenece la península de Otago, ha convocado a sugerir nombres para la cría.
No es el único apareamiento homosexual que ocurre entre animales en la península. Actualmente dos pingüinos machos de la especie de ojos amarillos –también en peligro, como el albatros– incuban un huevo.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya
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