Percances, principal causa de muerte entre mexicanos de 8 a 30 años de edad
Martes 9 de febrero de 2010, p. 36
El domingo 24 de enero, Javier se fue a escalar el Iztaccíhuatl. Practica el alpinismo desde hace varios años, con el equipo necesario, pero ese día le tocó la de malas
. Sufrió una caída que le provocó luxación de cadera, fractura de hombro y diversas lesiones en el resto del cuerpo.
Lo llevaron a un sanatorio en Amecameca, el cual carecía de equipos médicos y personal necesario para atender sus lesiones, calificadas de graves. Debido a que Javier no tiene empleo formal y, por tanto, tampoco cuenta con el servicio de alguna institución de seguridad social, su familia gestionó su traslado al Hospital Central de la Cruz Roja en Polanco.
Después de 10 días seguía en el área de urgencias, ya mejor
, según comentó su esposa, Josefina, quien durante ese tiempo prácticamente había vivido en el nosocomio. Todavía con angustia por la incertidumbre sobre la recuperación de su esposo, comentó que lo estaban atendiendo bien. Pero no era todo lo que le inquietaba.
Hasta ese día nadie le había indicado el costo del servicio que le estaban brindando a Javier. Ya había invertido 10 mil pesos en material para curación, pero “falta saber cuánto pagaremos por el hospital. Ya he preguntado, pero sólo me dicen que cuando lo den de alta me informarán.
“Lo malo –dijo– es que desde que estamos aquí no hemos trabajado. Somos comerciantes y ganamos según lo que se venda”, explicó la mujer.
En la Cruz Roja sólo el servicio de ambulancia es gratuito. Por la atención hospitalaria se paga una cuota de recuperación
, la cual se determina con base en un estudio socioeconómico que ahí mismo se practica al paciente y su familia.
Así es desde 2002, año en que se modificaron los estatutos de la benemérita institución y se definieron nuevas reglas para la prestación de servicios. De cualquier manera, Josefina está agradecida. Piensa que de no ser por la Cruz Roja, quién sabe...
El día que La Jornada visitó el hospital, Josefina se encontraba, igual que otras 50 personas, en la sala de espera del inmueble, que fue inaugurado en 1968 y remodelado durante la gestión de Olegario Vázquez Raña como presidente del organismo (2001-2006). El también dueño de la cadena de hospitales Ángeles y los hoteles Camino Real se propuso llevar a la institución a niveles de calidad similares a los de la iniciativa privada.
Con recursos aportados principalmente por el grupo empresarial Ángeles, Vázquez Raña remodeló las áreas de urgencias, que ahora cuenta con 26 camas; choque, y cinco de terapia intensiva, mientras el sanatorio dispone de 28 camas más.
Actualmente, señaló Daniel Goñi Díaz, presidente nacional de la institución, el nosocomio, ubicado en Polanco, es el que cuenta con el mejor equipo entre todas las representaciones de Cruz Roja en el mundo.
En entrevista, resaltó la importancia de contar con un organismo como la institución, que este año, igual que el país, celebra su centenario. El 21 de febrero de 1910, el presidente Porfirio Díaz expidió el decreto de creación, apenas meses antes del inicio de la Revolución Mexicana.
Además de los acontecimientos en que la Cruz Roja ha tenido una participación destacada de auxilio a la población, sobresale por su frecuencia el auxilio a lesionados en accidentes. Goñi Díaz comentó que de cada 10 traslados de emergencia en el país, ocho se efectúan en ambulancias de la institución.
Para ello, sólo en el Distrito Federal dispone de siete unidades que a diario se ubican en igual número de puntos estratégicos de la capital, con lo cual garantiza que al menos una llegará a cualquier lugar en el menor tiempo posible.
Lo más importante, mencionó Daniel Goñi, es la garantía de que el personal a bordo de la unidad cuenta con la capacitación necesaria para proporcionar los primeros auxilios, sea como enfermero o paramédico. Destacó que, en instalaciones de la institución, los voluntarios reciben el entrenamiento necesario para brindar auxilio a quien lo requiera.
La institución podría hacer más
Para Goñi Díaz la labor de la Cruz Roja podría ampliarse a otros ámbitos, como la prevención de accidentes y adicciones. Señala que entre los ocho y 30 años de edad, la principal causa de muerte son los accidentes. En la mayoría de los casos, principalmente en los jóvenes, la presencia de alcohol es factor determinante.
Podríamos hacer más
para concientizar a la población y hacerle saber, por ejemplo, que de cada 10 personas que sufren algún percance, seis quedan con alguna discapacidad; de éstos, cuatro nunca lograrán recuperación total.
En cuanto a las adicciones, está comprobado que las estrategias de prevención surten mejor efecto cuando son transmitidas por la misma sociedad civil, planteó. Con sus voluntarios la Cruz Roja lograría mayor incidencia, porque se pueden establecer relaciones de pares
con los jóvenes, quienes generalmente son reacios a escuchar y atender lo que viene de la autoridad.
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