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sábado, 20 de marzo de 2010

Crece deserción en prepas de Sinaloa; en el ciclo anterior fue de 37.7%

Crisis, desintegración familiar, drogas, migración, entre las causas, señala funcionario de la UAS

Crece deserción en prepas de Sinaloa; en el ciclo anterior fue de 37.7%

Once por ciento de trabajadores en la entidad son jóvenes de entre 14 y 19 años, según datos de la STPS

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Estudiantes de la preparatoria Zapata, en el centro de Culiacán, SinaloaFoto Leo Espinoza
Javier Valdez Cárdenas
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 20 de marzo de 2010, p. 27

Culiacán, Sin., 19 de marzo. A los estudiantes de bachillerato en Sinaloa el sistema los saca de las aulas para meterlos al consumo de drogas, a los penales, a la delincuencia organizada: o bien emigran e incursionan al mercado laboral para apoyar a sus padres en su lucha por la sobrevivencia.

Jóvenes de entre 16 y 19 años de edad ingresan a estudiar la preparatoria, pero se quedan a mitad del camino. Según el Consejo Nacional de Población en la entidad hay 104 mil 406 hombres y cien mil 382 mujeres en ese rango de edad.

En el ciclo escolar 2008-2009, Sinaloa se ubicó entre los seis estados con más jóvenes (96.5 por ciento) que terminaron la educación secundaria e ingresaro a preparatoria; sin embargo, en este nivel la entidad ocupó el lugar 12 en eficiencia terminal, con 62.3 por ciento de egresados; es decir, 37.7 por ciento no terminaron el bachillerato.

Datos de la Secretaría de Educación Pública y Cultura (SEPC) estatal indican que en ese ciclo se atendió a 100 mil 783 alumnos, y según la Secretaría de Educación Pública federal, la entidad tiene una cobertura en preparatoria de 62.8 por ciento.

Sobre la alta incidencia de deserción escolar, Armando Flórez Arco, director general de escuelas preparatorias de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), culpa a la crisis, la desintegración familiar, las drogas, la migración y al relajamiento disciplinario.

Confusión de roles

Flórez Arco –desde su perspectiva–, expresa que el problema grave que tienen los jóvenes es la confusión de roles, pues mientras el docente va con la intención de enseñar ecuaciones de segundo grado, el teorema de Pitágoras o explicar el sistema respiratorio, el joven va en busca de amistad, ver morritas (mujeres) o pasar el rato.

Héctor Félix Delgado, jefe de Educación Media Superior e Institutos Técnicos de la SEPC, aseguró que los grados de deserción, reprobación y eficiencia terminal varían; sin embargo, ninguno tiene que ver con la falta de aulas, pues la oferta y demanda está garantizada.

En el sistema tecnológico –Centro de Bachillerato Tecnológico e Industrial, Centro de Bachillerato Tecnológico Agropecuario y otros– la eficiencia terminal es de entre 70 y 80 por ciento; para las autoridaes de estos planteles, la diferencia con otras escuelas es que los jóvenes tienen más horas clase y asignatura y una capacitación más especifica hacia el trabajo.

Armando Núñez Bernal, delegado de la Secretaría de Educación Pública en Sinaloa, indica que es en el bachillerato donde hay mayor expulsión de jóvenes; es preocupante que el joven se vaya a casa sólo con los conocimientos de la secundaria y sin más opciones, apuntó.

Núñez Bernal asegura que en esta edad los jóvenes empiezan a fumar, ingerir bebidas alcohólicas y relacionarse más con el sexo opuesto, y “como padres les quitamos las manos, los dejamos a la deriva, decimos: ‘Si repruebas es tu responsabilidad’; la prepa la vemos como un entrenamiento para la vida adulta, es un propedéutico para la vida ciudadana. Es un ensayo para volar”.

Jóvenes desesperanzados

Miguel Ángel Rosales Medrano, doctor en Educación y director de la Facultad de Ciencias de la Educación de la UAS, considera que “en muchos jóvenes ves desconcierto, les ves desesperanzados. No ven clara una expectativa de vida. Hace 40 años la sociedad les decía a sus hijos: ‘estudien para que tengan la posibilidad de un mejor nivel de vida’; hoy la educación no garantiza un buen empleo”.

De los años 70 a 1982, precisa, se dio un paso importante en la educación superior, pues tres de cada cien jóvenes que lograban cursar una carrera, se pasó a 10 o 12, pero hasta antes de los 80 la gente conseguía empleo en lo que estudiaba, pero hoy ni siquiera tener un título universitario es garantía para conseguir trabajo.

Estadísticas de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), delegación Sinaloa, indican que del total de empleados en la entidad, alrededor de 11 por ciento son jóvenes de entre 14 y 19 años.

Los centros de tratamiento contra las adicciones reportan que cerca de 46 por ciento de los internos tiene esta edad y son consumidores de mariguana; 50 por ciento se intoxica con sustancias inhalables; 44.7 se inicia en el consumo de alcohol; 37 por ciento con cocaína y 40 por ciento con heroína.

Datos de la Secretaría de Salud indican que de los intoxicados por alcohol que llegan a los hospitales, 33.54 tiene de 15 a 19 años y de los accidentes que ocurren en este rango de edad 47.9 por ciento es en la vía pública y 32.8 por ciento en la escuela.

El Tutelar para Menores precisa que de los jóvenes detenidos por robo en la vía pública, 70 por ciento estaba bajo el influjo del alcohol, 40.9 con consumo de mariguana y un 17.4 con sustancias inhalables.

Mientras el Supremo Tribu-nal de Justicia de Sinaloa señala que de los delitos cometidos por adolescentes en 2008, 66.43 por ciento son patrimoniales y 15.94 del fuero federal, sobre todo relacionados con el narcotráfico.

Es necesario que en una cultura con tantos rangos de violencia, la sociedad recupere su capacidad de comunicación, pues de lo contrario el sistema seguirá expulsando a los jóvenes de las aulas y podría ocurrir una crisis más profunda, advirtió Rosales Medrano

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