Los menores crecen con la huella imborrable de la inseguridad de la ciudad fronteriza
Reúnen en un libro 3 mil testimonios de la forma como la violencia deforma sus vidas
Miércoles 24 de marzo de 2010, p. 10
Son niños de cuatro a ocho años. Tienen miedo de salir al parque, jugar en la calle o quedarse solos en casa. Viven en Ciudad Juárez, donde 85 por ciento de los alumnos que cursan segundo y tercero de primaria consideran que la calle es el lugar más peligroso de su comunidad, revela el libro Un, dos, tres por mí y por todos mis amigos. La voz de las niñas y niños pequeños de Juárez, que recoge algunos de los 3 mil testimonios recabados entre menores que habitan en esa localidad fronteriza.
Nashieli Ramírez Hernández, fundadora de la organización civil Ririki Intervención Social y coordinadora del proyecto, señaló que desde 2008 diversas organizaciones civiles se sumaron a la labor de recabar de las opiniones entre menores de ocho años que viven en Juárez, con la finalidad de construir un reflejo de su realidad, y nos encontramos con la huella imborrable del miedo y la inseguridad que les genera la guerra contra el narcotráfico
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Momentos antes de la presentación oficial de la obra en Casa Lamm, destacó que el primer efecto de la ola de violencia entre la población infantil es sin duda el miedo. Todo está marcado por el temor. Dicen que no quieren salir a la calle a jugar o al parque, porque es peligroso, pero también constatamos que hay efectos por estar enclaustrados en casa, pues se estima que ocho de cada 10 menores permanece en el domicilio, y en al menos una ocasión, sin supervisión de un adulto
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Explicó que con el apoyo de la fundación Bernard van Leer, el proyecto en el que participan el Centro de Derechos Humanos Paso del Norte, Mesa de Infancia, Caminos Posibles, Casa de Cuidados Diarios de Ciudad Juárez y la Organización Popular Independiente, nos permitió conocer qué piensan los niños sobre temas como segu- ridad, violencia, hogar, barrio o escuela
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Para los niños de Juárez, indicó, una de las grandes carencias es que no existe un entorno protector, pues con frecuencia constatamos que pese a que se sienten seguros donde estén sus padres, esta tarea la cumplen, en muchos casos, hermanos mayores, aunque sólo tengan 12 años
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El libro, que incluye frases, dibujos y testimonios asociados a una palabra por cada letra del abecedario, agregó Ramírez Hernández, nos descubre otra realidad en la que es posible conocer cómo está cambiando su percepción de la familia, pero también su integración, dónde están sus preocupaciones y la necesidad que sienten de ser escuchados y tomados en cuenta
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Recordó que existen testimonios demoledores
, como el de Irving Leonardo, de ocho años, que se representa a sí mismo en un “hotel de narcos, con perillas de oro” cuando se le preguntó qué es ganar.
En temas como barrio, violencia y calle los menores entrevistados afirman: Dulce, de ocho años, “me siento insegura afuera de casa. En la esquina se ponen cholos y los soldados andan también aquí en la colonia. Nos protegen, pero nos dan miedo”. Cristian de cinco años, “en Juárez hay violencia y cholos”. Lorena, ocho años, no me gusta nada de Juárez porque hay mucha violencia
. Gerardo, de siete años, no me gusta estar en la calle porque hay mucha violencia y me pueden pegar
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clara participación de la sociedad, pues las estrategias que sólo se construyen de arriba hacia abajo están condenas al fracaso, porque no permiten la participación real de los ciudadanos
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