La institución no está en crisis por denuncias de pederastia, asegura
Lunes 12 de abril de 2010, p. 5
Ante la serie de denuncias internacionales de casos de pederastia cometidos por sacerdotes, la arquidiócesis de México negó que la Iglesia católica esté en crisis y consideró que aquellos que vaticinan el inminente fin
de esa institución morirán, y sus furiosas críticas y malévolos deseos quedarán en el olvido
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En el editorial de su órgano de información Desde la fe, expuso que a pesar de la actuación de algunos sacerdotes católicos –el Vaticano ha reconocido que en esta década ha analizado unas 3 mil acusaciones de pedofilia por hechos cometidos en los últimos 50 años– ni el evangelio ni Cristo ni su Iglesia están en crisis; al contrario, hoy más que nunca siguen siendo la gran propuesta para la renovación de la humanidad
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En su publicación semanal consideró que es interesante descubrir el espíritu inquisidor que, de manera sumaria e implacable, se expresa en nuestros días en los medios de comunicación contra la Iglesia: todos arrojan la piedra sin conmiseración contra una Iglesia pecadora, en un linchamiento social sin derecho a juicio, sin oportunidad de réplica, sin ninguna concesión, sin distinguir en absoluto a los culpables de los inocentes. Los mismos que se indignan por las hogueras del pasado encienden hoy nuevas y apocalípticas hogueras sin ningún remordimiento. Piensan que la Iglesia está en sus manos y que ha llegado el fin de esta santa institución
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El arzobispado manifestó que la Iglesia católica “sin duda puede ser desprestigiada por algunos pésimos sacerdotes, quienes con sus malos testimonios y sus muchos pecados –que en algunos casos también son graves delitos– afectan a los demás.
La Iglesia puede ser debilitada por muchos de sus innegables enemigos externos que, con razón o sin ella, buscan cualquier motivo para atacarla sin piedad y desplazarla de su presencia pública, tratando de negarle toda autoridad moral.
Purificarse humildemente
En su publicación exhortó a la comunidad católica a aceptar con humildad
sus culpas, toda vez que la Iglesia debe purificarse en medio de sus debilidades y cuestionamientos, debe volver a sus más auténticos motivos
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Benedicto XVI –refirió el arzobispado– ha tenido la audacia de poner en claro los delitos y pecados de muchos al interior de la Iglesia, pero al mismo tiempo ha señalado con toda energía
errores y pecados de la sociedad de nuestro tiempo.
en medio de los sinsabores y angustias
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