México, de las naciones que registran más crecimiento en los índices de esos actos
Afirma especialista que el fenómeno se presenta cada vez más en jóvenes de entre 15 y 29 años
Lunes 3 de mayo de 2010, p. 41
La tasa de suicidios y de planeación e intento de dichos actos, así como la depresión y el consecuente uso de medicamentos especiales para su tratamiento, han registrado un crecimiento alarmante en el país, situación agravada por las drogas, la violencia, el estrés y la falta de oportunidades para el desarrollo del individuo, principalmente entre la población más joven.
En el simposio La salud mental de los adolescentes y las necesidades de intervención, se expuso que la tasa de suicidio creció 300 por ciento en los pasados 35 años, para ubicarse en 4.1 por ciento por cada 100 mil habitantes.
Aunque el número es moderado si se compara con el registro de otras naciones, en nuestro caso ha tenido un aumento constante desde 1970, cuando la cifra era de apenas 1.1 por cada 100 mil habitantes.
Además, 15 por ciento de la población mexicana padece depresión, enfermedad considerada ya por algunos especialistas como un problema de salud pública, y que resulta altamente discapacitante, pues las personas que la padecen son incapaces de realizar sus actividades cotidianas. Sin embargo, a la depresión todavía no se le compara con otras enfermedades médicas crónicas.
Drogas y violencia
Durante el simposio, realizado la noche del jueves en El Colegio Nacional, varios especialistas vinculados al Instituto Nacional de Siquiatría (INP) abordaron el tema desde los problemas de conducta que presentan los adolescentes, su entorno y la incidencia que tiene en su desarrollo cuando están expuestos a las drogas y la violencia. De manera especial se destacó el papel de la familia en la prevención de este tipo de conductas y de su exitoso tratamiento.
María Elena Medina-Mora, directora general del INP y coordinadora del simposio, aseguró que la protección de los adolescentes debe ser un objetivo prioritario de las políticas públicas.
En entrevista posterior, identificó varios entidades del país como focos rojos
para los adolescentes por diversos motivos. Ya sea, explicó, porque hay más jóvenes sin trabajo ni estudio, o porque hay mayor disponibilidad de droga y exposición a hechos de violencia.
En este último caso se pueden citar los estados del norte del país, así como algunos otros que tienen mayor fuerza migratoria. Pero en el sur, Quintana Roo –especialmente Cancún y Playa del Carmen– también enfrenta problemas graves, pero éste por cuestiones vinculadas al turismo.
Reconoció que a escala federal se ha hecho un esfuerzo sin precedente por atender a jóvenes que caen en las drogas, pues se están abriendo unos 300 centros nuevos para su tratamiento, y también se trabaja en escuelas y con las familias.
El problema de las adicciones sólo podremos atenderlo si hay mayores esfuerzos en la reducción de la demanda (de la droga), desde la prevención hasta el tratamiento integral
, dijo la directora Medina-Mora.
En tanto, Guilherme Borges, especialista en el fenómeno del suicidio, señaló que mientras otras naciones, como Estados Unidos y Japón, van a la baja, México registra una de las tasas de crecimiento más altas a escala internacional, además de que la prevalencia crece entre los jóvenes. En la actualidad el suicidio está entre las cinco principales causas de muerte entre la población entre 15 y 29 años.
Y en una sociedad como la presente, donde se vive con mayor grado de estrés, cobra especial interés el estudio de las conductas relacionadas con la ideación suicida, es decir, los planes, los gestos y los intentos que hacen las personas que piensan en tomar esta decisión. En este sentido, México ha pasado de tener una alerta en foco verde
a amarillo
.
Señaló que la epidemiología de la conducta suicida muestra que el problema ha alcanzado ya dimensiones similares a otros países tradicionalmente afectados. México necesita dedicar ya mayores esfuerzos a la detección, tratamiento y prevención de estas conductas para evitar futuros incrementos en la conducta suicida y en sus consecuencias.
El especialista señaló que el suicidio no es sólo por circunstancias coyunturales como alguna crisis económica, falta de empleo o educación, sino es algo más estructural y presente en la forma de desarrollo de la sociedad. Drogas, alcohol, depresión y tabaco tienen incidencia en las personas que piensan de manera recurrente en la muerte.
Corina Benjet y Nancy Amador, en sus respectivas intervenciones, destacaron el creciente grado de estrés al que están sometidos los jóvenes con el desarrollo de sicopatologías, y también el papel de las familias para superar este tipo de problemas.
Niños y adolescentes, afirmaron, no suelen buscar ayuda por sí mismos. El reto de hacer llegar la atención necesaria a los menores de edad debe incluir una mejor campaña educativa para padres de familia y maestros, con el fin de que puedan identificar cuándo es necesario buscar atención para sus hijos o alumnos.
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