Lamentan que persista en el país discriminación por su orientación sexual y su maternidad
Aplauden Emma y Bertha, lesbianas, que ahora la ley reconozca los derechos y obligaciones de sus hogares
Oyuki y Alondra son transgénero; sus hijos han pagado las consecuencias
Domingo 9 de mayo de 2010, p. 36
Desde que en 1922 se comenzó a celebrar el Día de las Madres en México, este festejo siempre estuvo vinculado con un modelo tradicional de familia, donde se honraba a una madre que se sacrificaba por sus hijos, sin empoderamiento socioeconómico, heterosexual y carente de deseo erótico.
Poco a poco, y ante las nuevas realidades de la segunda mitad del siglo XX, a este paradigma de madre se le fueron sumando otros, como madres solteras, trabajadoras y jefas de familia. Pero la sexualidad de las madres continuaba manteniéndose invisible e impensable fuera del modelo heterosexual, como que la misión maternal que la biología y la sociedad han depositado sobre las mujeres no podía coexistir con el placer, y mucho menos con otras sexualidades.
Sin embargo, ahora se han revelado otras madres, que siempre existieron pero a la sombra de una sociedad con prejuicios morales y estereotipos sexuales como para no reconocerlas: son las madres no heterosexuales, con diferentes identidades genéricas, madres que aman a otras madres, madres biológicamente varones, lesbianas, transgénero.
Las madres lesbianas aseguran que, en la actualidad, sufren más discriminación por su orientación sexual que por su maternidad, y que las reformas de ley aprobadas el año pasado en el Distrito Federal, que reconocen el matrimonio entre personas del mismo sexo y su derecho a adoptar, han representado un viraje fundamental en el reconocimiento jurídico de ellas y sus hogares.
Esto opina Bertha de la Maza, madre lesbiana que comparte con su pareja la maternidad de los hijos biológicos de cada una: una adolescente de 12 años y un joven de 17.
La posibilidad que se nos abrió con esta ley es una ventaja para poder proteger más a nuestros niños. Un día que estaba de viaje, mi hija tuvo un accidente y mi pareja la llevó al hospital, pero no podía decidir nada hasta que yo no llegara. En otra ocasión no pude pasar al hospital a ver al hijo de mi pareja porque sólo podía entrar una mamá. Por eso, hoy ya puedo festejar el Día de la Madre, porque la ley ya reconoce mi hogar con los mismos derechos y obligaciones que los de cualquier otra familia
.
Emma Villanueva, casada con una persona de su mismo sexo con quien comparte la maternidad de una pequeña de cinco años, opina que hoy las madres lesbianas jóvenes y sus hijos prácticamente no sufren discriminación; sin embargo, asegura que, aunque estas reformas de ley han contribuido a ir regulando la situación legal de las familias diversas, en la adopción implica un proceso más lento que en el del matrimonio.
Pese a las opiniones de algunos grupos conservadores, las madres no heterosexuales aseguran que sus hijos no tienen ningún tipo de trauma, registran comportamiento normal y no enfrentan conflictos de identidad sexual.
Los hijos de parejas homosexuales no son diferentes a los de las parejas heterosexuales. No son niños traumados, son chavos comunes y corrientes y, tal vez, la única ventaja de nuestros hijos es que están más acostumbrados a respetar la diferencia
comenta Bertha de la Maza.
Pero así como las madres lesbianas aseguran que es muy poca la discriminación que padecen en su ámbito social, las mujeres transgénero denuncian lo contrario: a ellas, la sociedad y las instituciones obstaculizan su derecho de ser madres. Prueba de ello es Alondra, mujer transgénero de Jalisco, quien el Consejo Estatal de la Familia le ha arrebatado a su hija de crianza desde hace más de cinco años por su identidad sexogenérica.
Oyuki, madre transexual de una hija de siete años, asegura que la sociedad continúa aferrada al modelo de cómo debe ser una madre o un padre, y cualquier otro modelo que rompa la norma genérica es considerada de sospechoso.
Dice que ella y su pequeña han sufrido discriminación tanto por parte de los maestros de la escuela, de los padres de los niños y de los mismos compañeros de su hija.
Explica que, pese a los episodios de discriminación, su hija nunca le ha cuestionado el que se vista de mujer y tenga prótesis en el pecho.
Irene Martínez Cava, madre lesbiana de dos hijos, agrega que la educación que una persona le dé a su hijo no depende de su orientación sexual sino de los valores que ésta le transmita, por lo que la sociedad debería empezar a asimilar que hoy ya hay otros modelos de familia.
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