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domingo, 6 de junio de 2010

La legión debe desaparecer

Flora Garza Barragán estima que su madre entregó a Marcial Maciel 50 millones de dólares

La legión debe desaparecer

Refundar la compañía sería seguir con el cochinero, dice; los sucesores, igualitos al fundador

Foto
Legionarios de Cristo escoltan la carroza que lleva el féretro con los restos de Marcial Maciel, en su pueblo natal, Cotija, Michoacán, el 3 de febrero de 2008Foto Notimex
Sanjuana Martínez /II
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Domingo 6 de junio de 2010, p. 33

Hija de la gran benefactora de Marcial Maciel, Flora Garza Barragán cifra en 50 millones de dólares la fortuna que el fundador de los Legionarios de Cristo le quitó a su madre, la regiomontana millonaria doña Flora Barragán de Garza fallecida en 2002.

Sentada en el lujoso salón de su casa ubicada en el acaudalado municipio de San Pedro Garza García, Nuevo León, Flora rememora los momentos que vivió junto a quien ahora denomina un monstruo y un gran sinvergüenza, mientras muestra su extraordinaria colección de arte. Fue Maciel quien ofició su primera boda en 1961 y el hombre que casi la deja en la ruina junto a su hermano Roberto, ambos adoptados en Estados Unidos.

Fue un gran sinvergüenza

A sus 71 años exhibe una belleza que le permite seguir creyendo en el amor después de dos divorcios. Gesticula, mueve sus manos mientras habla y sus ojos azul celeste brillan cuando se trata de lanzar convicciones rotundas: Maciel fue un gran sinvergüenza. La legión debe desaparecer, nada de refundarse, eso es seguir con el cochinero.

Convertida ahora en budista, luego de la gran decepción que sufrió por culpa de Maciel, Flora tiene siete hijos y 17 nietos y dice vivir en la plenitud su intensa vida.

–Usted dijo el año pasado que su madre murió virgen a los 95 años. ¿Cómo es posible si estuvo casada con su padre don Roberto N. Garza y al enviudar vivió seducida por Maciel?

–Yo también lo dudo. Todo surgió cuando llevé a mamá al médico por un problema de osteoporosis, y el doctor Enrique me dijo que ella era virgen. No sé si me lo dijo para que me tranquilizara, porque yo ya sabía de los abusos sexuales de Maciel y de sus conquistas a las mujeres ricas de Monterrey. No sé si era cierto o no.

–¿Usted cree que ella mantuvo una relación íntima con Maciel?

–Maciel la sedujo. Yo la veía seducida, estaba arrobada por él.

–¿Pero la sedujo en la cama?

–Posiblemente sí. Yo desde antes sabía de las mujeres de Maciel y de sus hijos, así que no me extrañaría nada.

–Existe algún diario donde ella cuente sus vivencias con él…

–Yo busqué durante mucho tiempo algo escrito. Una vez, encontré un papelito que decía: Nuestro padre me pide el voto de castidad. Ya lo hice. Y ahora me pide el de la pobreza. Yo le dije que sí lo voy a hacer, pero que me espere un poquito.

–¿La quería desfalcar totalmente, dejarlos en la ruina?

–Claro. Quería todo. Nos quería arruinar.

–¿Qué más recuerda de Maciel?

–Yo tenía 11 años, venía él caminando por el seminario en Roma donde mi mamá lo conoció. Entró y nos saludó, pero a mí nunca me simpatizó, por algo nunca me cupo en la cabeza ese personaje. Nunca me entró en el corazón un amor por él. Pero mamá desde que lo vio se encantó con él. Estaba dedicada a Maciel y a los seminaristas, y a cada uno le contestaba las cartas. Recibía montones de cartas.

–¿Y los descuidó a ustedes, a los dos hijos?

–Sí, yo estaba muy celosa porque le ponía más atención a Maciel. Y a Roberto lo mandó 10 años a Estados Unidos a estudiar. Ella estaba dedicada a Maciel, a nuestro padre, y se hablaban en secreto. Yo oía cómo le decía por teléfono: fulanito de tal le puede dar tanto dinero. Y el otro, tanto.

Millonarios de Monterrey

–¿Fue la gran recaudadora de Maciel en los inicios de la legión?

–Sí, era la recaudadora y la que le daba pitazos a Maciel sobre el dinero de los otros, para que cuando venía Maciel mamá lo introducía con esos millonarios y él ya sabía cuánto les iba a pedir. Era muy astuto y mi mamá le ayudó a cultivar esa astucia para sacar dinero.

–¿Cuánto dinero le quitó Maciel a su madre?

–Unos 50 millones de dólares durante 20 años, hasta que acabó con la fortuna.

–Gracias a ella Maciel construyó los primeros colegios…

–Ella compró el terreno del Colegio Cumbres para construirlo en el Distrito Federal. Era un basurero y mamá lo rellenó. Era un terreno enorme y después se construyó el Cumbres. También le compró el terreno de Irlanda y le ayudó a construir un seminario en España… Ella construyó muchas obras.

–¿Se gastó mucho dinero en la Legión de Cristo?

–Imagínese, papá cuando murió, a los 48 años, le dejó de herencia 100 millones de pesos, que en ese entonces, en el 48, eran 50 millones de dólares. Mi padre tenía una de las tres fortunas más grandes en la República Mexicana.

–Además su madre pertenecía a una familia de abolengo, tenía fortuna también…

–Sí, mamá tenía 110 terrenos de cientos y miles de hectáreas y mamá nos vino dejando al final siete u ocho terrenos, el resto fue para Marcial Maciel, y unos cuantos los perdió por IMSA, nuestra empresa donde hacíamos carrocerías y teníamos tres fabricas en el país, pero todo se fue a pique. Si algún negocio funcionaba todo iba para Maciel. Chorros de dinero a Maciel.

–¿Por qué? ¿Qué le prometió Maciel a cambio?

–Un lugar en el cielo. Él le dijo que eran escalones que ella tenía que ir subiendo para llegar al cielo. Entonces por última vez, don Ricardo Margáin Zozaya nos citó a Roberto y a mí junto con mamá, porque de los siete terrenos que quedaban, mamá quería como último escalón para subir al cielo donar tres terrenos. Roberto accedió, pero yo me enojé. Yo le dije a mamá: bajo mi cadáver se los das al padre Maciel. Estoy harta. Toda mi vida he visto cómo le dabas dinero a ese hombre, mientras yo estoy bien fregada. Mi papá no hizo el dinero para Maciel, sino para nosotros. Finalmente los terrenos se quedaron con nosotros.

–¿Cómo fueron los primeros contactos entre Maciel y las familias millonarias de Monterrey?

–Don Eugenio Garza Sada le dio mucho dinero, también don Roberto Garza Sada; las señoritas Zambrano de León, gente muy rica, los de Cemex. Recuerdo a don Guillermo Zambrano… en realidad toda la gente millonaria: Salvador y Hernán Sada Gómez. De este último se fueron tres hijos de él con los legionarios. Se quedó Evaristo Sada Derby en el círculo cercano de Maciel, y Salvador y Alfredo no sé, pero uno de ellos se quedó medio mal, porque no le dieron su dote que le entregó a Maciel, es decir, el patrimonio que le heredó su mamá. Todo el que entraba a la legión tenía que ceder su patrimonio al convertirse en sacerdote.

–¿Cuántas vidas destruidas por Maciel?

–Muchas, y ahora todas calladas, silenciadas… Por ejemplo, los hijos de doña Lydia Sada de González, dos de ellos estuvieron con Maciel en España y ahora están en un manicomio de Puebla. Están muy mal. Así los dejó Maciel.

–¿Y por qué los ricos que favorecieron a la legión guardan silencio?

–Ahora nadie quiere hablar. Todo mundo callado, nadie supo, nadie sabe. Yo creo que porque les vieron la cara de tonto, o bien, piensan seguir ayudando a los legionarios. ¡Una barbaridad! Todos le siguen dando. Le han dado durante varias generaciones. La mayoría de las empresas les dan mucho dinero. Es el fanatismo. No ven la realidad. En Monterrey todo está igual. Insisten en que el padre Maciel es un santo.

Mucho dinero

–¿Cuánto recibe la orden al año?

–Setecientos millones de dólares al año. Es una locura.

–Dinero de gente de México…

–Y de Monterrey, principalmente. Aquí es donde está la fanaticada, los macielistas. Hay gente que todavía defiende a Maciel a pesar de que el Papa acaba de reconocer que fue un delincuente. Hay mujeres que siguen diciendo que Maciel es un santo.

–¿Usted cree que los empresarios de Monterrey le siguen dando dinero a la Legión de Cristo?

–La mayoría. Estoy segura. Todavía creen que si le dan a la Iglesia se van al cielo, y es una verdad cruel, porque no es así. Si supieran los millonarios que la manera –si es que hay cielo– de irse al cielo es dándole a la gente pobre y no a la Iglesia, que está archimillonaria, y los legionarios más que todos.

–Con el paso del tiempo, ¿que ha llegado a pensar de los legionarios?

–Yo no los puedo ver ni en pintura. Me caen como bomba. Son una bola de tapaderas de Maciel. Ahora salen con que nadie supo de las aberraciones de nuestro padre; dicen que apenas lo conocían, que no sabían nada de su vida… ¡Cómo es posible! Si todos están involucrados con el padre Maciel, la mayoría sabían de todo el mugrero. Todos los que lo rodeaban sabían: Garza Medina, Corcuera, Deblyn, Peter, Gregorio… no menos de 400 curas legionarios conocían perfectamente la vida depravada de Maciel. Todos están callando el mugrero de la legión.

–¿Hasta donde llega la complicidad?

–Hasta el papa Juan Pablo II, que lo cubrió todo el tiempo, nada de que Wojtyla lo van a hacer santo. No es un santo. Tapó al padre Maciel y a todos los curas pederastas. Y sabía de los hijos de Maciel y todo lo calló. Fue el Papa el que le dio la primera comunión a Norma, la hija que vive en España. El Papa sabía todo.

–¿Su madre nunca sospechó? Tengo entendido que Maciel se quedaba en su casa cuando venía a Monterrey.

–Sí, allí se quedaba 15 o 20 días. Y siempre traía a dos o tres seminaristas guapos. Mamá se quedaba con mamá grande Camila y conmigo. Mamá le dejaba la recámara de ella a Maciel, yo se la dejaba a un seminarista, y la recámara de mi hermano a otro seminarista. La casa era de ellos para hacer y deshacer. Maciel decía que siempre estaba enfermo y hablaba para ordenar la comida que quería comer. A él le gustaban las cosas finas: jamones, buen vino, caviares… puro lujo. Todo en charolas de plata. Y mamá le traía todo de la ciudad de México en el avión.

–¿Qué más recuerda de Maciel?

–Dos o tres veces lo vi sentado a la mesa con la mirada fijada en un solo punto y la boca entreabierta. Mi mamá decía que entraba en trance porque era un santo y en ese momento estaba hablando con Dios. A mí se me hacía raro. Luego supe que era por la droga. Estaba drogado el hombre.

–¿Usted intentará recuperar el dinero que la legión le quitó a su madre?

–¿Cómo? Me van a decir que mi mamá quiso dárselos. Creo que el dinero de la fortuna legionaria debe ir a la gente pobre de México.

–¿Qué más se debería hacer con la fortuna legionaria?

–Primero, reparar el daño a los ex legionarios que fueron violados por Maciel. Que den dinero, no oraciones.

–¿Debe refundarse la legión o desaparecer?

–Decir legionarios es decir Marcial Maciel, es decir corrupción. La legión tiene que desaparecer, y lo que quede de hombres buenos; la mayoría, muchos son muy malos, que se callaron todo. Los que queden buenos que se vayan de diocesanos, con los jesuitas. Que se acaben los legionarios. No pueden renegar de su fundador. Todos tienen las características de Marcial Maciel. Sólo hay que ver un sacerdote legionario decir la misa para estar viendo a Maciel. Son igualitos a él. Hablan y actúan como Maciel. Todos los legionarios están hechos a l imagen y semejanza de él. Maciel era un gran sinvergüenza, un delincuente. Seguir con esa orden es seguir con el mugrero

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