Un tío la sustrajo de su casa y la tuvo oculta en Celaya
Jueves 29 de julio de 2010, p. 38
Aislinn permaneció casi tres meses alejada de su familia, pernoctando en casas abandonadas, atrios de iglesias, en las calles, sobre cartones, y era obligada durante el día a pedir limosna y comida.
Con engaños y la confianza que da el parentesco, un tío la sustrajo ilegalmente de su hogar, en la colonia Palmitas, en Iztapalapa, y la retuvo con amenazas y embustes en la ciudad de Celaya, Guanajuato, hasta que personal de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal la ubicó con otro nombre en el DIF de aquella entidad y detuvo al raptor, quien deberá responder, además, por abuso sexual y lesiones contra la niña de nueve años.
La diputada local del PRD Aleida Alavez Ruiz, quien siguió el caso desde el inicio, reconoció el trabajo de la dependencia capitalina, que facilitó su localización aplicando los protocolos de búsqueda y movilizó a distintas áreas, desde la Fiscalía Central de Investigación para Menores hasta al coordinador de asesores del procurador Miguel Ángel Mancera, Manuel Granados.
Del maltrato le queda a la niña una leve cicatriz en la nariz. Es lo que se ve
, dice María del Rocío, madre de la menor; traía moretones
. Ahora estará en tratamiento sicológico dentro de la misma procuraduría y le buscarán algunos apoyos en el gobierno de la ciudad, como las actividades del Centro Comunitario del DIF-DF en Iztapalapa.
Quien se llevó a la niña, Jesús Zavala, de 55 años, tenía un cuarto, una cama, sus propias cosas, en el mismo domicilio de su víctima. Nosotros lo manteníamos, era una persona de nuestra total confianza
, comenta José Antonio, padre de Aislinn.
El día que huyó con la niña, explicó María del Rocío, la llevó antes a un parque junto con sus otros cinco hermanos y después de devolverlos a ellos al domicilio, le dijo que irían a otro lugar.
La primera noche se alojaron en un hotel; al día siguiente la subió a un autobús a Celaya. La retuvo con más mentiras y amenazas, le decía que su madre había muerto y que su padre dijo que no quería volverla a ver y si regresaba la mataba. La obligó, incluso, a cambiarse el nombre.
De hecho, comentó la madre, cuando policías municipales la llevaron al DIF, donde la identificaron con las fotos que fueron enviadas a todas las procuradurías de los estados por la PGJDF, ella insistía en dar el falso apelativo aun cuando le mostraban su retrato con su nombre real.
Zavala fue detenido al pretender reclamar a la menor en las mismas instalaciones del DIF. Todavía tuvo el descaro
, comenta José Antonio.
de traje, dice María, porque ella y su esposo se quedaron sin empleo. Será una celebración diferente, porque varios de los invitados son funcionarios de la PGJDF que participaron en su búsqueda y rescate
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