Ciudad del Vaticano, 13 de enero. El papa Benedicto XVI negó ayer que el purgatorio, antesala del paraíso según la doctrina católica, sea un espacio físico y explicó que se trata, más bien, de un fuego interior
que purifica las almas.
Durante su catequesis semanal pronunciada en audiencia pública ante varios miles de personas en el aula Pablo VI del Vaticano, se refirió a la santa Catalina de Génova, famosa por sus escritos teológicos referidos al purgatorio.
Para Catalina el purgatorio no es presentado como un elemento del paisaje de las entrañas de la tierra: es un fuego no exterior, sino interior. Esto es el purgatorio, un fuego interior que purifica
, dijo el obispo de Roma.
Recordó que en la época en la cual vivió esa santa (siglo XV), se representaba el lugar de la purificación de las almas con el recurso de imágenes ligadas a un espacio concreto.
En cambio la mística Catalina describió al purgatorio como un estado donde las ánimas de los muertos se purifican luego de vivir la propia experiencia de dolor por los pecados cometidos, sostuvo.
“(Ella) no parte del más allá para describir los tormentos del purgatorio –como se usaba antes e incluso hoy– y después indicar el camino para la purificación o la conversión, sino que nuestra santa parte de la experiencia propia interior de su camino hacia la eternidad”, indicó.
Según el Papa, la santa explicó que cuando el ser humano muere su alma se presenta a Dios aún ligada a los deseos y a la pena que derivan del pecado y esto le hace imposible gozar de la visión de Dios.
Agregó que para el alma, Dios es tan puro y santo que con la mancha del pecado no puede encontrarse en presencia de la divina majestad.
El alma es consciente del inmenso amor y de la perfecta justicia de Dios, como consecuencia sufre por no tener reposo en modo correcto y perfecto a tal amor y justamente el amor a Dios se vuelve en llama, el amor mismo la purifica de sus escorias de pecado, apuntó
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