Alejandro Brito Lemus
México DF, enero 07 de 2011. En el texto editorial del número anterior de este suplemento, preguntamos al secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos, y al director del Censida, José Antonio Izazola, en qué basaban sus estimaciones sobre la reducción drástica en el número de nuevas infecciones durante el 2010. De acuerdo con sus declaraciones, reproducidas por varios periódicos del país, las nuevas infecciones de VIH se habrían reducido de 25 mil a 10 mil casos anuales de 2007 a 2010. Lo que representa una reducción de 60 por ciento.
En su respuesta, difundida a través del portal de Internet del Censida, el doctor Izazola da la siguiente explicación: “Censida aplicó el modelo exacto (de Onusida) con los datos recientes y obtuvo los resultados para 2010 de 225,000 personas con VIH. De esta forma, a los 220,000 estimados en diciembre de 2009 se le agregan 10,000 infecciones nuevas en 2010 y se le deducen las casi 5,000 defunciones reportadas y proyectadas para 2010”. Y al final afirma que como resultado de aplicar la metodología internacionalmente aceptada “se puede concluir que en 2010 ocurrirán aproximadamente 27 infecciones nuevas por día en promedio; cifra sustancialmente menor que la estimada, por ejemplo, para 2007 cuando se estima ocurrieron más de 55 diarias”.
La respuesta de Censida resulta aún insatisfactoria. Los resultados presentados son producto de simples operaciones aritméticas más que de la aplicación rigurosa de los métodos de estimaciones y proyecciones de Onusida. De acuerdo con los reportes globales del organismo internacional, dados cada dos años, se estima que el número de personas que viven con VIH en México presenta un incremento bianual de 20 mil personas. Si en el 2005 la estimación fue de 180 mil personas con VIH, en el 2007 de 200 mil y en el 2009 de 220 mil, es fácil deducir que el aumento promedio estimado es de 10 mil “infecciones nuevas” de VIH por año.
Las 10 mil infecciones nuevas supuestamente ocurridas en el 2010 dan una cifra de 27 por día, hasta ahí seguimos la explicación, pero lo que no resulta nada claro es de dónde saca el doctor Izazola que en el 2007 “ocurrieron más de 55 (nuevas infecciones) diarias”, que sumadas dan una cifra de 20 mil en todo ese año, cuando queda claro en los reportes citados que solo ocurrieron 10 mil. Las cuentas le salieron mal al doctor Izazola y la supuesta reducción espectacular de nuevas infecciones es producto de un tropezón aritmético y de una errónea interpretación de las cifras de Onusida.
Si atendemos solo a las cifras aportadas en el más reciente reporte global de Onusida y lo comparamos con las cifras del 2010 dadas por Censida, resulta que, aplicando la misma lógica de interpretación, las nuevas infecciones de VIH no sólo no se redujeron en 2010 sino que por el contrario aumentaron drásticamente. En dicho reporte, Onusida ajusta sus cifras, producto de las mejoras en los modelos y la información recibida, y presenta las estimaciones del 2001 y las del 2009 (elaboradas con la misma metodología y el mismo tipo de datos en ambos años), con el objetivo de que se puedan observar “las tendencias recientes de la epidemia”.
Así tenemos que para 2001 dicho organismo estima, una vez ajustados los datos, en 180 mil las personas que vivían con VIH y en 220 mil las que lo tenían en 2009. Es decir, una diferencia de 40 mil nuevas detecciones de VIH en ese periodo de años. Lo que nos da un promedio de 5 mil “nuevas infecciones” de VIH por año, cifra que comparada con las 10 mil nuevas infecciones ocurridas en el 2010, según la aritmética de Censida, tenemos el resultado contrario al que arriba el doctor Izazola: ¡el aumento de 50 por ciento en el número de nuevas infecciones en el 2010!
¿Por qué en lugar de especular con las cifras para dar golpes mediáticos con declaraciones efectistas de supuestos reveses a la epidemia de VIH en nuestro país no se presentan los avances en la detección oportuna de infecciones? México presenta un serio retraso en la detección, diagnóstico y notificación de casos de VIH y de sida. De las 225 mil personas estimadas con VIH en el 2010, 59 por ciento (133 mil), no han sido detectadas, muchas de ellas necesitadas ya de medicamentos. Mientras Censida hace cuentas alegres y especula sobre los números de la epidemia, se deteriora la salud de las personas con sida aún no diagnosticadas y las personas con VIH que ignoran su estatus continúan transmitiéndolo sin saberlo.
*Texto publicado en el número 174 del suplemento Letra S del periódico La Jornada en enero de 2011
No hay comentarios:
Publicar un comentario