Manuel Amador Velázquez*
En días pasados, las autoridades del Sistema de Transporte Colectivo Metro (STC Metro) decidieron cerrar el acceso a los tres últimos vagones del Metro en el horario de 10 a 12 de la noche. Expresaron de manera pública que tal decisión se tomó por cuestiones de seguridad para todos los usuarios. Sin embargo, de acuerdo con otros funcionarios del mismo SCT Metro fue porque “la comunidad gay se había apoderado del último vagón”, hecho que trascendió a la opinión pública a través de diversos medios de comunicación.
Frente a tales acontecimientos, en los últimos días se ha generado una serie de descalificaciones discriminatorias hacia la comunidad Lésbica Gay Bisexual Transgénero Transexual Travesti e Intersexual (LGBTTTI) de esta ciudad, también a través de algunos medios de comunicación.
Derivado de esta situación, esta semana fue presentada ante la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) una queja que ya fue aceptada donde se denuncia que, con tales acciones, el gobierno local viola los derechos humanos de un sector poblacional históricamente discriminado, como son las personas LGBTTTI, al promover y fortalecer el estigma social.
Es claro que detrás de estas acciones de las autoridades del STC Metro hay una intención moralizante ante la opinión pública. Esto es, a pesar de los avances de los derechos en las leyes en la Ciudad de México, todavía hay una asignatura pendiente: construir dentro del imaginario social (la sociedad y los gobiernos) una cultura del respeto a la diversidad sexual; es decir, erradicar la cultura discriminatoria-moralista hacia las personas LGBTTTI, pues es ahí donde se construye la homofobia, misma que repercute en todos los ámbitos y esferas de la convivencia social.
Hoy más que nunca necesitamos pugnar por una sociedad incluyente y gobiernos sensibles que promuevan la armonía social a través de políticas públicas con perspectiva de los derechos humanos, y no acciones que inciten (implícita o explícitamente) la discriminación y alimenten la cultura del odio y el desprecio hacia personas pertenecientes a un sector social.
Urgente, que el GDF implemente políticas públicas a favor de minorías sexuales
Lejos de esas acciones con mensajes moralizantes, el gobierno de la Ciudad de México debería implementar políticas públicas a favor de los derechos de las minorías sexuales. El mensaje va para la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, a pronunciarse a favor de la etiquetación de presupuestos públicos para combatir la discriminación y para campañas que combatan la homofobia, la cual tiene un gran sustento en la ignorancia y los prejuicios.
Ante esta realidad, algo también es cierto: siempre habrá un último vagón. A la comunidad nos advierte de la necesidad de seguir construyendo una ciudad sin segregación, sin estigmas, y de exigir a nuestras autoridades el cumplimiento de un derecho fundamental, el de la No Discriminación, y que necesitamos transitar para socializar y expresar nuestro abrazo y nuestro beso no sólo en ese último vagón, sino en todos los espacios sin ser señalados, segregados, ni estar bajo la mirada moralizante. La socialización es un derecho, un derecho sin estigmas y en toda la ciudad.
*Coordinador de Acción Política del Foro de Hombres de Gay
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