Oaxaca, Oax. Al menos diez detenidos, un descalabrado y una persona afectada con gas pimienta es el saldo de un enfrentamiento entre policías estatales y defensores de los animales, quienes protestaban contra la corrida de toros en que se presentó el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza en San Antonio de la Cal, municipio conurbado con Oaxaca capital.
Alrededor de 40 miembros de la Asociación de Protección de Animales de Oaxaca (APAO) se presentaron en el lugar desde las cuatro de la tarde. Al grito de ¡si Juárez viviera, esto no sucediera!, poco a poco rodearon la plaza.
Dos horas después, ya que Hermoso de Mendoza había matado a su primer toro, el tercero de la tarde, los manifestantes cerraron los accesos al público y la puertas por donde entran los toreros y la que va del corral al tendido.
Cuando el astado yacía muerto en la arena una voz se alzó para ordenar que entrara la carreta de mulas para sacarlo del ruedo. Los activistas fueron arrollados literalmente. De inmediato comenzaron los jaloneos con el personal de seguridad privada, y de ahí pasaron a los golpes. Cambiaron entonces de consigna: “¡Respeto a la libertad de expresión!”, “¡respeto al derecho de manifestación!”.
De nada sirvió, porque los policías estatales que aguardaban al exterior de la plaza arremetieron contra ellos. Los golpearon, cayeron al piso; los jalonearon y arrastraron, y hasta un policía roció de gas pimienta a un joven. La “fiesta brava” se suspendió casi una hora.
Hilda Toledo Salinas, líder de la APAO, denunció después que diez de sus compañeros fueron detenidos y aseguró que se trasladarán con sus protestas al palacio de gobierno porque fueron las autoridades estatales las que otorgaron el permiso.
Pedro Haces, propietario de Red Bull Productions, la empresa que organizó la corrida, informó a La Jornada que presentará una denuncia contra Hilda Toledo. La acusó de “agitadora, pues llevó a muchachitas en estado de ebriedad o quizá con algo más para que aventaran piedras”.
Aseguró ser juarista, “virtud” de la que dijo carecen los manifestantes, porque mientras exigían garantías a su libertad de expresión hicieron caso omiso de la máxima: “el respeto al derecho ajeno es la paz. Son una minoría y aquí se impuso la mayoría taurina. Estamos contentos porque hicimos historia”.
La accidentada corrida terminó con cuatro orejas y un rabo para Pablo Hermoso de Mendoza; un dedo fracturado para el torero Federico Pizarro y una cornada para Uriel Moreno, El Zapata.
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