Alejandro Brito**
México DF, junio 14 de 2011.
Confirmado, los medicamentos usados para tratar la infección por VIH tienen un efecto preventivo muy alto, pues reducen el riesgo de transmisión del virus a casi cero posibilidades. Los resultados del estudio dado a conocer el 12 de mayo pasado por los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos prueban que una persona VIH positiva que está bajo tratamiento antirretroviral reduce en 96 por ciento la posibilidad de transmitirlo a su pareja. Una eficacia preventiva casi del cien por ciento, unos puntos superior a la eficacia del condón.
El director ejecutivo del Programa sobre VIH/sida de las Naciones Unidas (Onusida), Michel Sidibé, no ha dudado en calificar estos resultados como una revolución que coloca al tratamiento del VIH como una prioridad también en las políticas de prevención.
Los resultados del estudio demuestran que el inicio precoz de los tratamientos, es decir antes de lo recomendando por las guías internacionales, también eleva la eficacia clínica. Esto quiere decir que iniciar el tratamiento lo más pronto posible tiene doble beneficio: reduce drásticamente el riesgo de transmitir el virus a la pareja sexual, pero también disminuye el riesgo de enfermedad de la persona tratada.
El estudio clínico, conocido como HPTN 052, incluyó 1,736 parejas heterosexuales serodiscordantes (solo uno de sus integrantes tiene el virus) de África, Asia, América Latina y Estados Unidos que fueron monitoreados durante años. El estudio comenzó en abril de 2005 y estaba previsto terminarlo en 2015, pero los resultados obtenidos hasta ahora son tan contundentes y relevantes que los investigadores responsables decidieron terminarlo antes y difundir inmediatamente los resultados.
Las personas con VIH participantes –con conteos de células CD4 entre 350 y 550 por milímetro cúbico de sangre–, fueron divididos en dos grupos: con las del primer grupo se esperó a que sus conteos bajaran hasta 250 células; a las del segundo grupo se les proporcionó tratamiento de inmediato. En el primer grupo, 27 personas se infectaron en el transcurso del estudio; en contraste, en el segundo grupo ocurrió sólo una infección en el mismo periodo. Similares resultados se obtuvieron en el desarrollo de enfermedades: 17 casos de tuberculosis extra pulmonar en el primer grupo, y sólo 3 casos en el segundo.
Replantear la estrategia
La magnitud e importancia de este estudio es tal que se prevé cambie la respuesta dada hasta ahora a la epidemia del VIH en el mundo. Por lo pronto Onusida y la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya anunciaron que reformularán sus guías de acción para recomendar a los Estados a asumir el Tratamiento para la Prevención, como le llaman, como una prioridad en sus políticas de control de la epidemia. Por su parte, la prestigiada revista The Lancet hizo un llamado al Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, y otras agencias internacionales, a “revalorar sus portafolios de prevención y considerar desviar los fondos de programas con pobre evidencia de resultados (como la comunicación para el cambio de comportamiento) hacia el tratamiento para la prevención”.
En México tenemos que salir del pasmo en el que estamos hundidos en materia de prevención y discutir las consecuencias que se desprenden de los resultados de este importante estudio en el contexto de una epidemia concentrada en ciertos grupos de la población como la nuestra, donde al parecer las políticas tradicionales de promoción del uso del condón y del cambio de comportamientos sexuales ya llegó a su límite. Finalmente, puede resultar más fácil conseguir la adherencia a los tratamientos que a los condones.
Detectar para tratar parece ser la consigna preventiva que se desprende de esta nueva evidencia científica. Las guías de tratamiento antirretroviral deben ser revisadas a la luz de estos nuevos hallazgos. Adelantar los tiempos de inicio de las terapias resulta imperativo. Es necesario analizar las implicaciones financieras y políticas de lo anterior y movilizarnos de nuevo para conseguirlo. Como afirma el editorial de The Lancet citado, “los hallazgos necesitan ahora ser traducidos en política y acciones”.
*Publicado en el número 179 del Suplemento Letra S del periódico La Jornada el jueves 2 de junio de 2011
**Periodista y director de Letra S
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