Jill Cadman, The Well Project**
Una buena nutrición es fundamental para la salud y la supervivencia a largo plazo. Estudios han demostrado que las personas con VIH con una dieta saludable y buen estado nutricional pueden tolerar mejor los medicamentos anti-VIH, mantienen su peso y su masa muscular más fácilmente y en general se sienten mejor.
Los nutrientes son cosas como grasas, proteína, carbohidratos, vitaminas, minerales y otras sustancias químicas importantes. Se necesitan niveles adecuados de los distintos nutrientes para desarrollar y reparar células, mantener reguladas las hormonas, combatir las infecciones y mantener tus niveles de energía. Las personas no pueden fabricar la mayoría de los nutrientes, obtienen lo que necesitan de los alimentos y, cuando esto no es posible, de suplementos dietéticos.
Una buena nutrición depende de muchos factores, por ejemplo: lo que se come (cuánto, qué tipo de alimento), la forma en que se digieren y absorben los nutrientes, y la manera en que las diferentes partes del cuerpo utilizan estos nutrientes. Los cambios relacionados con el VIH en cualquiera de estos factores pueden afectar el estado nutricional. Con el tiempo, esto puede llevar a una variedad de problemas nutricionales, tales como pérdida de peso, desgaste muscular, altos niveles de grasas y azúcares en la sangre y déficit de vitaminas y minerales.
Muchos de estos problemas relacionados con el VIH se pueden evitar, o controlar parcialmente, usando estrategias nutricionales.
Una dieta saludable es una parte clave de cualquier plan de tratamiento anti-VIH. La dieta debe ofrecer los nutrientes necesarios para combatir la pérdida de peso y de masa muscular, mantener altos los niveles de energía, ayudar a obtener lo necesario de los medicamentos antirretrovirales y minimizar el efecto negativo de los medicamentos anti-VIH.
Mantener el Peso
En una infección crónica como la provocada por el VIH, el cuerpo consume más energía (calorías). Si se usa más de lo que se consume, se puede perder peso. Con el tiempo, una pérdida excesiva de peso puede llevar a desnutrición.
Las personas VIH positivas a menudo necesitan un mayor consumo diario de calorías para prevenir la pérdida de peso. El hambre no siempre es una guía confiable, dado que puede haber náuseas o repulsión hacia los alimentos, incluso cuando más se necesitan. Si éste es el caso, hay que consultar al médico acerca de si es necesario intervenir usando estimulantes del apetito o medicamentos para controlar las náuseas.
Los carbohidratos son una buena fuente de energía, pero pueden ser un problema si se tiene diabetes. Éstos se encuentran en alimentos tales como el pan, las pastas, el arroz, los cereales y las papas.
Combatir la pérdida de masa muscular
Las proteínas (junto con el ejercicio físico) ayudan al cuerpo a desarrollar y mantener los músculos. Durante las infecciones, se puede consumir la proteína almacenada en los músculos, células y hormonas como fuente de combustible. Esto puede provocar desgaste muscular.
Las personas VIH+ pueden necesitar de 1.5 a 2 veces la cantidad de proteína que aquéllas que no tienen VIH. Es mejor tratar de comer al menos tres porciones de proteína cada día. Alimentos con alto contenido de proteína son la carne de res, la carne de cerdo, el pollo, el pescado, los frijoles, los garbanzos, la soya y los frutos secos.
Las fuentes de proteína animal tienen un alto contenido de grasas saturadas y se deben consumir con moderación, en especial si existen niveles elevados de colesterol o se corre el riesgo de enfermedad cardíaca.
Fibra, agua, frutas y verduras para la salud intestinal
Es necesario que el tracto intestinal esté saludable para que el cuerpo obtenga lo que necesita de los alimentos, suplementos y medicamentos. Los alimentos con alto contenido de fibra pueden ayudar a regular las evacuaciones y ayudan a los intestinos. Algunos alimentos con fibra son la avena, el pan integral, las lentejas, los garbanzos, los frijoles, las manzanas, las pasas y las ciruelas pasas.
El agua (9 a 11 vasos de 8 oz al día), los jugos, las frutas y verduras frescas pueden ayudar a la digestión y a la eliminación de los desechos. La grasa animal (en especial los productos lácteos) puede agravar la diarrea. Si la diarrea es un problema, puede ser necesario reducir la grasa animal, los alimentos fritos y aquéllos azucarados.
*Publicado en el número 179 del Suplemento Letra S del periódico La Jornada el jueves 2 de junio de 2011
**Versión editada del texto publicado en TheBody.com
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