Guillermo Montalvo Fuentes
Maribel Guardia, conductora de televisión, también participó en la movilización gay. Foto: Adriana Tapia
Ángeles de alas blancas, doradas o negras, leathers, vaqueros, o simplemente hombres en calzoncillos. Banderas arcoíris, sombrillas, pulseras y camisetas. Un año más la movilización de la diversidad sexual más importante del país hizo su recorrido por Paseo de la Reforma, la cual, entre algarabía, música, demandas políticas y carpas del Sindicato Mexicano de Electricistas, concluyó en el Zócalo capitalino.
A la XXXIII Marcha del Orgullo LGBTTTI de la Ciudad de México se dieron cita 120 contingentes de toda la República Mexicana, de diversos estados como Chiapas, Veracruz, Guerrero, Chihuahua, Yucatán, Hidalgo y Querétaro; y 80 carros alegóricos. En la cifra total de asistentes, las percepciones de las fuentes consultadas, prácticamente disímbolas, de 38 mil a 700 mil almas.
El clima fue benevolente, a diferencia de otros años… apenas unas gotas de lluvia. Las personas pudieron caminar, correr y gritar por las calles. De las manos de algunos se podían leer los textos de algunas pancartas. Unas cuantas señoras levantaban orgullosas una que decía “Yo vengo apoyando a mi hija y a sus amigas”, mientras se abrían paso entre la multitud que intentaba fotografiar a la actriz Lucía Méndez o a la periodista Lolita de la Vega, quienes saludaban desde algunos de los Turibuses proporcionados por la Secretaría de Turismo del GDF.
“Leyes sin Discriminación para toda la Nación”, fue el lema de esta marcha, el cual se podía leer en las grandes mantas que colgaban de los Turibuses, en pequeños banderines donde más abajo se apreciaba la rúbrica Corporativo Cabaré-Tito, y hasta en botes de basura.
Sin embargo, pocos parecían estar atentos a la frase, sobre todo al percatarse de los voluptuosos bailarines que se contoneaban al ritmo de la música arriba de un carro alegórico. Sus movimientos eran captados por las cámaras fotográficas tanto de hombres como de mujeres, del colectivo y de las llamadas banqueteras.
El contingente estaba ya en la calle 5 de Febrero. Un hombre, al ver el espectáculo gritó indignado: “¡Putos exhibicionistas!”, y una mujer policía que se dio cuenta de lo sucedido, de inmediato se acercó, le dijo que se callara pues no podía decir esas cosas. El hombre, intimidado, se dio a la fuga.
Tal vez a eso se refería el secretario de Turismo del GDF, Alejandro Rojas Díaz Durán, cuando, durante su participación en el templete instalado en la plancha del Zócalo, punto final de la movilización, dijo que los policías de la ciudad sí respetan y vigilan por los derechos de la comunidad de la diversidad sexual, a diferencia de otras ciudades, comentario que desató la rechifla incrédula de la gente.
Ya en el Zócalo, las personas se comenzaron a arremolinar alrededor del escenario, abriéndose paso entre las carpas del Sindicato Mexicano de Electricistas. El espectáculo comenzó: las canciones de Maribel Guardia, la periodista Lolita de la vega acompañada por sus hijos para mostrar la importancia de inculcar a los niños la no discriminación, Lorena Herrera “desnudando su alma”, y el joven estudiante tabasqueño, Carlos Williams, dando testimonio de lo que fue el encadenamiento y huelga de hambre a que se sometió a las afueras de su escuela, luego de sufrir homofobia por parte de la directora del plantel hace unos meses.
Finalmente llegó el momento más importante, la razón de ser de esta movilización con 33 años de historia: el pronunciamiento político.
Durante este acto encabezado por activistas de la diversidad sexual, entre ellos Tito Vasconcelos, Antonio Medina, y Josué Quino, algunas personas comenzaron a gritar y a chiflar desesperadamente, una de tres, por aburrimiento, porque la lluvia se avecinaba, o porque ya querían ver a Lucía Méndez en el escenario, o tal vez, por las tres juntas.
A pesar de todo, las demandas políticas de este año se pudieron escuchar. Alto a la ola de violencia que azota al país, no más discriminación ni crímenes de odio por homofobia, reformas en materia educativa, fueron algunas de las demandas principales.
Comenzaba a lloviznar cuando alrededor de las 17:30 horas concluyó la movilización. Tras escuchar a Lucía Méndez la gente se comenzó a dispersar por las calles aledañas al Centro Histórico, rumbo a sus casas, a los bares o a los centros nocturnos, listos para celebrar.
En la histórica explanada del Zócalo la gente podía tropezar con envases de plástico, envolturas, latas y botellas de cerveza vacías, reflejo de la escasa cultura cívica de los mexicanos
Los asistentes se tomaban fotos, platicaban, reían y planeaban el destino final de la celebración. Mientras, a lo lejos, en el escenario se alcanzaba a ver todavía una manta grande blanca: “Leyes sin Discriminación para toda la Nación”, consigna y frase coreada y vocifereada por miles durante toda la marcha… y misma que pocos tuvieron la capacidad de escuchar y entender.
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