La actual política agrícola excluye a 4 millones de productores
Martes 16 de agosto de 2011, p. 37
La Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina (UFIC) propuso un plan de emergencia para evitar que más habitantes de las zonas rurales se sumen a la pobreza alimentaria debido a la crisis económica.
Isidro Pedraza Chávez, dirigente de la agrupación, aseguró que en el medio rural millones de personas no tienen acceso a compra de alimentos frescos ni de calidad nutricional. Desde hace varios meses hemos planteado el establecimiento de un programa emergente, ya que las heladas, sequías e inundaciones dañaron las siembras de cientos de campesinos pobres que se quedaron sin ingresos.
Asentó que en las zonas rurales cada familia debe destinar 700 pesos mensuales –es decir, 23 pesos diarios– para adquirir mil 354 gramos de alimento por día; sin embargo, el ingreso de dichas familias es menor de 600 pesos mensuales.
Federico Ovalle Vaquera, dirigente de la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos, expuso que 52 millones de personas están en pobreza alimentaria, de las cuales poco más de 60 por ciento viven en zonas rurales. Dicha situación se agudizará con la crisis económica; de caer el crecimiento de la economía de Estados Unidos se reducirá la demanda de exportaciones de productos agropecuarios del país y también las remesas.
Expuso que 18 millones de personas, la mayoría pequeños productores de las zonas de temporal y de riego, dependen de las remesas; si éstas disminuyen, su capacidad para seguir con sus actividades será todavía menor. Por ejemplo, apuntó que en Zacatecas un campesino con 10 hectáreas invierte más de 12 mil pesos en la siembra de frijol; sus ingresos son de 15 mil pesos en caso de lograr vender sus cosechas, por lo que sólo tiene 3 mil pesos de ingresos anuales, los cuales completa con las remesas.
El dirigente recordó que se importa 42 por ciento de los alimentos que se consumen en el país, lo cual demuestra que durante más de dos décadas se desalentó la producción de granos y oleaginosas básicas y se impuso la salida de las importaciones para, presuntamente, reducir los costos de los alimentos. El resultado: familias rurales que no tienen ingresos ni acceso al incremento de la producción debido a la falta de subsidios.
El gobierno enfrenta el aumento del número de pobres en el país, y las repercusiones de una crisis, aunque esté relativamente contenida en Estados Unidos, lo obligan a modificar los criterios de los programas para el campo del próximo año. Estamos ante un panorama complicado en la generación de empleos, la capacidad de consumo de las familias y un posible efecto negativo en las exportaciones agropecuarias.
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