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viernes, 26 de agosto de 2011

La figura de cera con las reliquias de Juan Pablo II alegró y conmovió a los feligreses

La figura de cera con las reliquias de Juan Pablo II alegró y conmovió a los feligreses

Desesperada, la Iglesia católica busca subir el rating eclesial, dice estudioso de las religiones

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En medio de expresiones de fanatismo, las reliquias de Karol Wojtyla salieron de la nunciatura por avenida Insurgentes para llegar a la Basílica de GuadalupeFoto Carlos Cisneros
Carolina Gómez Mena
Periódico La Jornada
Viernes 26 de agosto de 2011, p. 46

Quienes feligreses que acuden a ver las reliquias de Juan Pablo II a la Basílica de Guadalupe –una gota de sangre del beato y un fajín que le perteneció– saben que el pontífice murió hace seis años, pero aun así la figura de cera que lo representa y porta sus reliquias los hace sentir que está vivo, los alegra, y algunos se conmueven hasta las lágrimas, porque esta nueva presencia del pontífice es el equivalente a una sexta visita a México.

Para analistas de las religiones y creyentes no concurrentes la exposición de un fluido del Papa, una prenda pontificia y una figura de cera colocada dentro de urna transparente en postura similar a la de un cadáver, raya en lo macabro, lo morboso, en la manipulación de las creencias, desvirtúa la fe y es un insulto a la inteligencia.

Nada de esto experimentaron ayer Nora Rodríguez, religiosa de la orden Hijas de María Inmaculada de Guadalupe, y las fieles Audelina Escobedo, Petra Fonseca, Nelly Ávila y Estela González, quienes acudieron a la Basílica y calificaron la jornada como un día de bendición muy especial, de dicha, emocionante.

“Es tenerlo aquí, vivo entre nosotros, dijo Nora, mientras Audelina comentó: Es lo máximo estar con el santo Papa, como si lo tuviéramos vivo y presente entre nosotros. Petra señaló: para todos los mexicanos no ha muerto: está presente en nuestros corazones y Nelly, quien vino de Tizayuca, Hidalgo, afirmó: Es una sexta visita a México; le voy a pedir por mi familia. Estela confió en que el pontífice le conceda un milagro.

Elio Masferrer Kan, antropólogo y presidente de la Asociación Latinoamericana para el Estudio de las Religiones, consideró que con esta práctica “la Iglesia católica está apelando a los sentimientos mágicos de la gente; busca subir el rating eclesial, porque está desesperada y echa mano a lo que sea, incluso a la adoración de una figura de cera, idolatría que se condena en el Antiguo Testamento en la veneración del becerro de oro”.

Criticó que en lugar de hacer más trabajo pastoral recurra a estas estrategias que explotan la imagen papal ante la falta de carisma de los actuales jerarcas católicos.

Josué Tinoco Amador, profesor e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana- Iztapalapa, especialista en asuntos religiosos, consideró que esto es una estrategia política, más que religiosa, que busca acrecentar la fe con prácticas de antaño, cuando circulaban supuestos clavos de la cruz de Jesús y ladrillos de su casa.

Indicó que la figura de cera añade un tinte grotesco, además de que evidencia una sobrexplotación de la imagen del pontífice polaco y una manipulación de creencias, de la fe de un pueblo que necesita estabilidad espiritual y lamentó que el catolicismo recurra a esas tácticas, porque es más fácil esto que evangelizar.

Augusto y Marina, católicos, pero no cercanos a la iglesia, según advirtieron, señalaron que la imagen de cera intenta dar un efecto dramático, mediatizar la peregrinación de las reliquias por las 91 diócesis del país, porque no sería lo mismo pasear por México una cápsula con sangre y ropa papal. El muñeco hace pensar que el beato todavía está físicamente presente.

Augusto sostuvo que la figura lo remite a la procesión de los huesos de los héroes patrios –sacados del Ángel de la Independiencia– y refirió que si la iglesia permite la adoración de la citada imagen papal, ¿por qué no van a venerar la figura que hay en el museo de cera?

Quienes el jueves se levantaron entre cinco y seis de la madrugada para llegar a la Basílica a la misa capitular solemne oficiada por el cardenal Norberto Rivera Carrera, y luego formarse y pasar junto a la urna, aseguraron que ver una pertenencia, parte del beato (sangre) y una reproducción de él es suficiente para reforzar mi fe y confían en que algo en su vida mejorará o por lo menos no empeorará.

Los vendedores ambulantes esperan que la presencia del Papa resucite las ventas. Algunos ofrecían llaveros del pontífice por 10 pesos, la foto oficial (como beato) enmarcada en 100 y banderines en 20 pesos”.

En la homilía, Rivera Carrera aseguró que las únicas armas que se necesitan para construir la paz son las armas morales y agregó que la paz que tanto anhelamos se genera en la familia fundada en el matrimonio de un hombre y una mujer, y en el respeto a la vida en todas sus etapas. Dijo que la restricción de los derechos de la familia amenaza los fundamentos mismos de la paz y que la familia es la principal cuna y agencia de paz.

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