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martes, 4 de octubre de 2011

No hay traición ni colapso educativo, dice Lujambio

Vasconcelos, el secretario espejo con el que se miden todos: Garciadiego

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José Vasconcelos logró convertir a la SEP en piedra angular del progreso nacional, destacó en su intervención Javier Garciadiego, presidente de El Colegio de México. Imagen de Patricios y patricidas, mural de David Alfaro Siqueiros en el edificio sede de la instituciónFoto María Meléndrez Parada
Karina Avilés
Periódico La Jornada
Martes 4 de octubre de 2011, p. 37

El titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Alonso Lujambio, rechazó que exista un colapso en el sistema educativo o una traición a los conceptos del proyecto de José Vasconcelos: La SEP sigue estando especialmente inspirada en quien hace 90 años fundó la institución.

En la ceremonia que recordó el decreto expedido por el presidente Álvaro Obregón hace nueve décadas, por el que nació dicha institución, el presidente de El Colegio de México (Colmex), Javier Garciadiego, subrayó que Vasconcelos nos hace recordar que necesitamos funcionarios apasionados por la educación, maestros preparados, alumnos desayunados, así como bibliotecas y arte.

En la presentación del libro José Vasconcelos. La creación de la Secretaría de Educación Pública, editado por la SEP, Garciadiego cuestionó que el texto tuviera un tiraje muy reducido, de 918 ejemplares, y que en éste no se incluyan algunas partes de las memorias del maestro oaxaqueño contenidas en el Ulises criollo, y que tampoco se lea ahí la importancia del proyecto ateneísta en la creación de la dependencia educativa, así como de la universidad popular e incluso, el breve periodo de Vasconcelos como secretario de Instrucción Pública con Eulalio Gutiérrez.

Lujambio consideró que hace 90 años, la gran cruzada fue contra el analfabetismo y hoy el gran tema es la calidad educativa, aunque cree que se están dando los pasos estructurales necesarios para generar esa mejora.

A contracorriente de su optimismo, las evaluaciones internacionales colocan a nuestro país en los últimos lugares en el desempeño escolar; por quinto año consecutivo, 60 por ciento de alumnos de primaria se ubicaron en los niveles de insuficiente y elemental, mientras que ocho de cada 10 de secundaria no tienen los conocimientos básicos, de acuerdo con los resultados de la Evaluación Nacional de Logro Académico en los Centros Escolares (Enlace) 2011.

Lujambio recordó que a Vasconcelos lo llamaban lechero porque llegaba muy temprano a la secretaría. De modo que este ministro lechero no sólo creía en el futuro de México, sino en la posibilidad del trabajo, de la disciplina y la entrega a una causa extraordinariamente noble.

Cumbres y barrancas

Durante su participación, Garciadiego destacó que la Revolución Mexicana hizo tres grandes aportaciones: a los campesinos los dotó de tierra, a los trabajadores les dio derechos sociales y a los mexicanos en general les ofreció educación.

Vasconcelos logró convertir a la SEP en la piedra angular del progreso nacional, además de darle al país una nueva identidad nacional, y dotar a esta dependencia de una dimensión federal. La labor de Vasconcelos trascendió lo instructivo, porque se comprometió con el arte y con la cultura, dijo el historiador.

Vasconcelos no tuvo sucesores inmediatos, pero tuvo sucesores posteriores, es el secretario referente, es el secretario espejo en el que se miran y se miden todos. Este es el punto fundamental.

Pero también Garcíadiego habló del hombre de cumbres y barrancas, como dijo Alfonso Reyes cuando falleció el autor de La raza cósmica. Entonces se refirió al Vasconcelos soberbio, quien llegó a decir que el Ministerio de Educación fue la única gloria de toda la Revolución, al maestro que tenía actitudes que hacen ver que no era un hombre demócrata, como su desprecio por el Poder Legislativo.

A la clase política, recordó, les dijo salvajes o jefes de banda e incluso descalificó al pueblo mexicano, había quedado muy resentido después de la elección de 1929, al sostener que era un pueblo habituado a la tiranía, burlado siempre porque nunca ha sabido imponerse y exigir responsabilidades a sus gobernantes, agregó el historiador.

Como parte de los festejos, por la noche, el titular de la SEP, participó en la presentación del libro Jaime Torres Bodet: realidad y destino, escrito por Fernando Zertuche Muñoz. Recordó que Torres Bodet, secretario particular de José Vasconcelos, fue dos veces secretario de Educación en los periodos 1943-1946 y 1958-1964.

Lujambio destacó que la reforma al artículo tercero constitucional de 1946 fue fundamental, porque termina o liquida la reforma de 1934 que establecía la educación socialista, la cual, dijo, generó muchos problemas, polarizó a la sociedad y ya tenía conflicto de vigencia. La redacción de Torres Bodet, de 1946, establece valores que no se han modificado. Promovió la unidad y no la división de los mexicanos, insistió.

También participaron en la presentación del texto el ex presidente del Instituto Federal Electoral José Woldenberg; el director general del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, José Manuel Villalpando; Javier Garciadiego y el autor

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