Dificulta el entorno cultural y social labor de padres solteros
La SCJN determinó que la custodia de un menor no debe decidirse por cuestiones de género
Mi idea es que
nunca seré un ausente, asegura Leonel, parte de la nueva realidad del país
Ariane Díaz
Periódico La Jornada
Domingo 17 de junio de 2012, p. 37
Domingo 17 de junio de 2012, p. 37
Su día comienza a las seis y media de la mañana. Despierta a Rafael y Leonel (de 11 y siete años, respectivamente), les da de desayunar y los lleva a la escuela.
Luego se va a trabajar de nueve de la mañana a siete de la noche y regresa por ellos a casa de su abuela, donde se quedan luego de haber salido de la escuela de tiempo completo a la que asisten.
Revisa tareas, sirve la cena y los mete a bañar. Lee un cuento al pequeño y platica con el mayor. Cuando ya están en la cama, alrededor de las diez de la noche, lava los trastes y la ropa, prepara los uniformes para el día siguiente y escombra un poco el departamento en el que viven.
Es la rutina de Leonel López desde que se separó de la mamá de sus hijos, hace más de un año.
En un país donde el cuidado de los hijos se ha asignado tradicionalmente a la mujer, Leonel forma parte del reducido, aunque creciente grupo de hombres que debe cuidar a sus hijos.
Hay una estructura jurídica y social opuesta completamente a los hombres que se hacen cargo de sus hijos. La construcción social permea lo normativo y ello se traduce en una serie de dificultades para los varones, pues no pueden acceder a ciertos derechos, como el servicio de guarderías, reservado sólo para madres trabajadoras, afirma Pablo Navarrete, coordinador de asuntos jurídicos del Instituto Nacional de las Mujeres.
Si yo hubiera querido meterlos a la guardería de pequeños no hubiera podido; tampoco puedo ser beneficiario de algún apoyo económico si me quedo sin trabajo ni puedo solicitar la tarjeta de leche de Liconsa. Hay discriminación hacia los padres solteros, porque casi no tenemos apoyos, dice Leonel.
Ricardo Bucio, presidente del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, señala que cuando hay derechos reconocidos para uno de los sexos que no están reconocidos para el otro en función de los roles que culturalmente se ha asignado a mujeres y varones –ellas como responsables del hogar y ellos como proveedores–,
evidentemente hay un acto discriminatorio.
Al igual que una madre soltera, Leonel debe sumar a su jornada laboral las actividades del hogar y las propias de la crianza de sus hijos:
lavar y planchar la ropa, asear la casa, comprar despensa, revisar tareas, ir al parque, brincar en la cama, preparar la vestimenta para los festivales de la escuela, regañarlos... Todo.
Además, la mayoría de las veces los padres solteros se enfrentan al hecho de asumir por completo los gastos económicos, pues para que la madre se vea obligada a hacer una aportación monetaria, el papá debe tener la custodia y ello
es muy complicado legalmente. Aunque en la práctica ocurra, de manera formal es muy difícil obtenerla, pues se cree que por el sólo hecho de ser mujer, los niños van a estar mejor con ella.
Rodrigo de Jesús Martínez carga a su hijo durante la ceremonia en la cual se graduó en la licenciatura de contaduría y administración. Hoy se celebra el Día del Padre y Rodrigo, con miles de jefes de familia, lo festejarán en compañía de sus seres queridosFoto Cuartoscuro
Por estas razones
muchos hombres tiran la toalla y eso no es mal visto. La sociedad no juzga a un hombre si decide ver a sus hijos tres horas los domingos, siempre y cuando aporte dinero. Mi idea es que nunca seré un padre ausente.
En ese sentido, recientemente la Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó que el otorgamiento de la guarda y custodia de un menor de edad no debe decidirse en función del género, sino en el principio de igualdad entre hombres y mujeres.
Para Ramón Ortiz, de la asociación civil Enfoque de Igualdad,
hay una negación cultural del ejercicio de la paternidad, que lleva a los varones a asumirse sólo como proveedores.
Además, apunta, se carece de diagnósticos e indicadores que se traduzcan en programas, acciones y estrategias para atender a esa población.
El propio contexto exhorta a no ejercer la paternidad.
Navarrete considera que la falta de información es
preocupante, toda vez que
desdibuja del escenario nacional la situación por la que pasan cada vez más hombres y que habla de que los patrones tradicionales de masculinidad se han ido modificando.
Más allá de que los hombres se involucren en el cuidado y crianza de los niños, al lado de su pareja o solos, hay un entorno cultural y espacial que dificulta ese proceso, como el hecho de que en los restaurantes los cambiadores para bebés se ubiquen en los baños de mujeres o que artículos como pañaleras tengan diseños femeninos; además de que son pocas las dependencias públicas y empresas que otorgan permisos de paternidad, lo cual da cuenta de
la idea construida de que los hombres no tenemos que estar involucrados en el cuidado de nuestros hijos, apunta el funcionario de Inmujeres.
Agrega que es necesario hacer modificaciones y adecuaciones a las normas existentes y ello
sólo requiere de la voluntad política de los legisladores, así como de un cambio cultural que permita derribar esos modelos tradicionales.
Incluso entre las propias organizaciones el tema de masculinidad es nuevo, sostiene Ortiz.
Nuestro papel es poner sobre la mesa el tema y trabajar en modificar los valores que se inculcan en el ámbito familiar respecto de lo que es ser hombre y ser mujer; la forma en que el mercado y los medios de comunicación abordan los roles de género, y lograr que el gobierno, mediante leyes y reglamentos promueva otro modelo de masculinidad. Si esas tres esferas giran en el mismo sentido, produciremos un cambio cultural, añade
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