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lunes, 30 de julio de 2012

Solidaridad en tacos, chescos y aventones


Solidaridad en tacos, chescos y aventones
Emir Olivares Alonso
Enviado
Periódico La Jornada
Lunes 30 de julio de 2012, p. 8
Morelia, Mich., 29 de julio. Los voceros del estado de Morelos tenían algo claro al inicio de la sesión plenaria de la asamblea general interuniversitaria (AGI) del movimiento #YoSoy132: a lo más, comerían galletas. El dinero escaseaba y los cinco representantes de esa entidad ya estaban resignados a no probar bocado hasta su regreso a casa. Situación similar vivían otros jóvenes que viajaron hasta esta ciudad para participar en la séptima plenaria interuniversitaria.
Al calor de las discusiones muchos ya ni se acordaban de los alimentos. Sin embargo, a las 14:30, Ana Paula, la chica del ITAM que condujo la mesa, propuso un receso para comida, por lo que nuevamente vino a la mente la imagen de unos tacos.
Sin imaginarlo, todos estos jóvenes que ya no contaban con dinero suficiente se encontrarían con la solidaridad del 132. Un sector propuso una vaca para la papa. Se logró juntar tal cantidad de dinero, que prácticamente la mayoría de los casi 300 asistentes a la plenaria, entre voceros y observadores, comieron.
¡Que chido, si no... quién sabe!, dijeron algunos. Sólo había que hacer fila para alcanzar tacos, quesadillas o sopes que se vendían en un puesto instalado afuera del auditorio de la sección 18 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), sitio que les fue facilitado para llevar a cabo la plenaria. En el extremo de la pluralidad económica, los más pudientes visitaron restaurantes del centro.
Durante la comida, algunos de plano insistían en que la conclusión de la AGI se diera pronto, ya que había que regresar a casa. Organizaban caravanas “p’al retache. Hay que viajar en carretera y si salimos de aquí solos... va estar muy cabrón”.
En medio del espacio que se convirtió en comedor público, el vocero proveniente de Querétaro lanzó un controvertido planteamiento: que el movimiento #YoSoy132 se pronuncie por un nuevo congreso constituyente. Así, el puesto de quesadillas se convirtió en improvisado espacio de asamblea. Se vertieron puntos de vista favorables y en contra.
De regreso al auditorio del magisterio michoacano (militante de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación), las discusiones retomaron la intensidad. Consensos, disensos, acuerdos, contra acuerdos, resolutivos, segundas votaciones y todo eso que se observa en una asamblea con tal pluralidad. Como se esperaba, los acuerdos de Atenco pasaron, el movimiento fue parte de la Convención Nacional contra la Imposición y no podía deslindarse.
El siguiente punto del orden del día (la sede de la próxima AGI) causó tal conflicto que incluso se cortó el audio colocado para quienes seguían la sesión desde afuera. Varias eran las opciones, pero las dos que pelearon hasta el final ser anfitrionas fueron: Saltillo, Coahuila, y la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPS) de la UNAM.
Quienes propusieron la ciudad norteña basaron sus argumentos en la descentralización; los opositores advertían las dificultades para los traslados y cuestiones de seguridad. Entre pasillos, un joven michoacano con gran espontaneidad soltó: Si entramos con placas de Michoacán a Coahuila, de plano no regresamos. La votación se cerró: 30 sufragios para la FCPS y 29 para Saltillo.
Los norteños y quienes los apoyaban no querían perder. Solicitaron una segunda vuelta. El rechazo fue inmediato en el otro sector. La discusión subió de tono. Ana Paula, quien presidía la mesa, llamó al orden, pero no era escuchada. Contundente, la chica recordó: Son las reglas. La mesa no puede decidir esto (una segunda vuelta) porque son ustedes los que están votando.
El observador de la sección 18 llamó a recordar que el objetivo es la democratización plena del país. Así son las asambleas.
La controversia ocasionó que, por primera vez, el pleno de la AGI decidiera hacer una segunda ronda de votación. La misma diferencia: un voto, pero ahora favorecía a Saltillo. La respuesta chilanga se multiplicó para defender la sede en la UNAM. Finalmente, quienes apoyaban la propuesta de Saltillo retiraron su planteamiento por cuestiones de seguridad y porque hasta ayer no se tenía un espacio.
La sesión concluyó sin contratiempos. Los colectivos regresaron desde la tarde a sus estados. El camión de los voceros de la UNAM esperaba a sus ocupantes; los que vinieron en automóviles propios se llevaron a quienes cupieron, mientras una comisión se ocupó de la limpieza de los espacios que la sección 18 brindó para pernoctar

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