Yared de la Rosa
Garantizar derecho al placer, una de las demandas del colectivo intersexual
México DF, noviembre 08 de 2012.
Evitar las cirugías durante la niñez de las personas intersexuales para que decidan sobre sus cuerpos, así como defender sus derechos sexuales y que accedan a un servicio médico especializado con respeto y calidad, fueron las demandas hechas por expertos durante el segundo coloquio “Dimensiones Transgresoras: travesti, transgéneros, transexuales e intersexuales”, realizado ayer en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).
Durante la mesa “Intersexualidad: diálogos corporales y reivindicaciones espaciales”, la investigadora Laura Nájera mencionó que dar seguimiento a los tratamientos y cirugías de intersexuales, elaborar leyes accesibles que les permitan cambiar de nombre o sexo, obtener información clínica y garantizar el derecho al placer, son parte de las peticiones del colectivo lésbico, gay, bisexual, travesti, transexual, transgénero e intersexual (LGBTTTI).
La experta indicó que de acuerdo con cálculos de la investigadora estadounidense Anne Fausto-Sterling, en el mundo 1.7 por ciento de la población nace intersexual -personas con órganos sexuales no concordantes con la clasificación hombre y mujer-; en tanto que el estudioso argentino Mauro Cabral afirma que esta condición se presenta en uno de cada tres mil nacimientos.
Apuntó que en las instituciones médicas y legales se reproducen valores sociales y culturales sobre las personas intersexuales, ya que “siempre se piensa dentro de esta dicotomía: hombre y mujer. Que sólo hay dos formas de nacer, dos formas de vivir, cuando en realidad las posibilidades son muchas más. Vivimos en una cultura donde miramos dos y no más”.
Nájera Nava explicó que desde la parte legal, los hospitales buscan “normalizar los cuerpos intersexuales”, pues al elaborar los registros de nacimiento “sólo ven dos opciones: hombre y mujer”.
Agregó que los médicos, mayoritariamente, asignan a las personas intersexuales el sexo femenino con el argumento de que el tamaño del pene con el que nacen, no les permitiría vivir plenamente su sexualidad como varones.
En su mayoría, las cirugías para definir el sexo se realizan antes de que el individuo cumpla un año, pues los médicos señalan que debe ser precedente a la educación como niño o niña para evitar un impacto psicológico, dijo la investigadora de la ENAH.
Ante esto recomendó que la alternativa sería que en los documentos de identificación, como el acta de nacimiento, el sexo no fuera “importante en las personas. La opción es que no hubiera cuadritos para elegir si es hombre o mujer”, y ejemplificó que en Australia los documentos cuentan con una tercera posibilidad señalada con una X. Enfatizó, sin mencionar una edad específica, que las personas intersexuales son las que deben elegir si quieren operarse para ser hombre o mujer.
Durante la ponencia también estuvo presente Raúl Arriaga Ortiz, coordinador del evento; Daniel Rodríguez Claveli, de la Universidad de Venezuela, y Fabiola Estradiol Lullier, quien presentó un espectáculo escénico sobre intersexualidad.
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