Fue el sexenio de la guerra y el asedio contra la educación pública
Especialistas de larga trayectoria en estudios de educación en México realizan un diagnóstico de las acciones educativas que en seis años profundizaron el deterioro del sistema
Karina Avilés
Periódico La Jornada
Lunes 19 de noviembre de 2012, p. 35
Lunes 19 de noviembre de 2012, p. 35
En el sexenio de Felipe Calderón se desarrolló una
guerra contra la educación públicay una
persecuciónde maestros, sostiene el especialista César Navarro. Sus pares Ángel Díaz Barriga Hugo Casanova y Catalina Inclán advierten que el instrumento central para imponer una serie de reformas
fallidasy
regresivascon el disfraz de
mejora de la calidadfue la evaluación –una especie de Frankenstein o
metástasis cancerígena– con graves secuelas: el ingreso del empresariado que ahora disputa la orientación de la enseñanza pública.
Con una extensa trayectoria en estudios sobre educación en México, observan signos
preocupantesde que el gobierno de Peña Nieto optará por la
continuidad, por lo que le exigen que antes de tomar una decisión, analice si todos los programas merecen seguir como lo pregonan los funcionarios calderonistas.
En víspera del cambio de gobierno, los expertos destacan que es momento de terminar de
raízcon el
mal arreglo políticoque existe en la relación entre la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
Si este sexenio mostró de manera impúdica, como nunca antes lo había hecho, cómo es la relación con el SNTE, es momento de decir que un presidente tendría que arriesgarse a pagar los costos políticos de reordenar esa relación jurídicamente”, apunta el investigador emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Ángel Díaz Barriga.
En una plática conjunta con La Jornada, los investigadores realizaron un diagnóstico de las acciones educativas en los recientes seis años, en los cuales –coinciden– se profundizó el deterioro del sistema educativo, a partir de un modelo que viene de tiempo atrás, en el que se renuncia a la idea de la educación como un ejercicio de pensamiento y de emancipación para continuar con una visión que responde a una
República de Indicadores–en definición de Hugo Casanova, o a una
dictadura de la evaluación, en opinión de César Navarro– en la que el objetivo
no es formar ciudadanos, sino que
los números cuadren.
Así, con tres cambios de secretarios sin
conocimiento expertodel sector, un eje
productivistay un
sexenio efectista, como lo califica Díaz Barriga, el gobierno del PAN implementó una serie de reformas y programas, cobijados bajo la Alianza por la Calidad de la Educación (ACE), pactada con la lideresa magisterial Elba Esther Gordillo en 2008. Acuerdo que
fue más allá de las fronteras educativas y que tuvo que ver con las retribuciones, deudas y pagos mutuos de favoresentre Calderón y Gordillo, enfatiza César Navarro, profesor-investigador de la Universidad Pedagógica Nacional y del Instituto Mora.
Ni los maestros se reconocieron en la estructura de la ACE, porque pasó por encima de ellos, señala la investigadora del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) de la UNAM, Catalina Inclán.
De ese arreglo que se convirtió en el
programa de educaciónde este sexenio, surgieron una serie de modificaciones. Una fue la evaluación universal, la cual, en opinión de Navarro,
introdujola reforma laboral a la educación
sin necesidad de alterar la Constitución ni la Ley General de la Educación. Otro cambio fue el examen para obtener una plaza, instrumento que no sirve para
reclutar a los mejores, como dijo la SEP; sin embargo, se ha utilizado para
eliminar a los egresados del normalismo público, apunta.
Programada en la gestión de la entonces secretaria del ramo, Josefina Vázquez Mota, y bajo la dirección del entonces subsecretario de Educación Básica y yerno de Gordillo, Fernando González Sánchez, el gobierno introdujo en 2009 la reforma de primaria en la que se eliminó la conquista de México y los tres siglos de dominio y colonialismo español en los libros de texto gratuito (La Jornada, 24/8/09).
Las limitaciones en los contenidos de estas asignaturas ilustran la concepción de la educación y del modelo panista de formar
trabajadoresantes que
personas, lo cual se corresponde con
un gran proyecto transexenal que amenaza con reproducirse en el próximo régimen, alerta el investigador del IISUE, Hugo Casanova.
A esto, Catalina Inclán añade que este reforma tuvo
razón de seren el contexto de los cambios ocurridos antes, en prescolar y secundaria. No obstante, cuando se analiza la reforma de primaria, a la luz de las transformaciones en los otros dos niveles, se identifican una serie de
incoherencias internas, pues, entre otras cosas, se construyeron por grupos diferentes
pequeños reinos entre sí que operaron de manera aislada.
Así, la primera generación de la reforma de educación básica –de prescolar a secundaria– saldrá en 2018 y ni siquiera existe un estudio de seguimiento que pueda dar elementos para saber qué funcionó o qué falló, lamenta.
El instrumento fundamental para realizar todas estas acciones fue la llamada evaluación, una
verdadera metástasis cancerígenaque ha permeado desde prescolar hasta nivel superior, lamenta César Navarro.
Para Díaz Barriga, con ese tipo de evaluación,
que no lo es, avanzó un “monstruo, un Frankenstein, sin que exista una discusión de qué es evaluar”, por ello es que Hugo Casanova subraya la necesidad de cambiar la
política de simulación evaluadora, construir un esquema que fortalezca los factores sustantivos de la educación y se deje de culpabilizar a los maestros, a los padres y a los estudiantes.
Los efectos de estas reformas y acciones, dicen los estudiosos, van desde una formación muy elemental que quizás no sirva ni para la preparación del trabajo; la eliminación de la
mística magisterial; la expropiación de aquellas experiencias escolares que reivindican lo local y se vinculan con la comunidad; así como
inoculara los estudiantes para evitar que mantengan su deseo de continuar en el sistema educativo o valoren la enseñanza como elemento central de su vida. Sin embargo, aclaran que son las políticas educativas las que están en tela de juicio, pues la educación mexicana
no es un territorio perdido, ya que hay maestros, alumnos y padres comprometidos con la enseñanza.
El regreso del empresariado y la Iglesia a la escuela
En el momento en que se carece de una política educativa clara y consistente surgen otros actores, porque hay un espacio
político por llenar. Esto explica el ingreso del empresariado a la educación pública, señala Casanova.
Durante esta administración los grupos empresariales y sus fundaciones, como Mexicanos Primero, de Televisa,
se vuelven entendidos en educación y dicen a todos qué es lo que se tiene que hacer, observa.
Los expertos coinciden en afirmar que este gobierno fortaleció la presencia de dichos actores, lo cual ha producido un
daño a la escuela pública, porque los empresarios no entienden los propósitos de la enseñanza que imparte el Estado, sino que
buscan imponer un modelo de educación afín a ellos y a sus intereses.
Hugo Casanova y César Navarro precisan que en este sexenio no sólo se profundizó el protagonismo de la iniciativa privada, sino de las organizaciones conservadoras de padres de familia y de los representantes confesionales.
La Iglesia está regresando a la escuela, advierte Casanova.
César Navarro afirma que éste ha sido
el sexenio de la guerra y del asedio contra la educación pública. Para Ángel Díaz Barriga,
fue una tomadura de peloy una
constante el poner en entredicho a la escuela pública, mientras Catalina Inclán sostiene que esta administración no mostró
una sola idea creativa arraigada en la escuela mexicana, pues muchas de las acciones fueron dictadas por los organismos internacionales. Definitivamente, remata Hugo Casanova, éste
no fue el sexenio de la educación
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