Amenaza escasez de agua a ciudades como México, Monterrey y Jalapa
Angélica Enciso L.
Periódico La Jornada
Lunes 10 de diciembre de 2012, p. 42
Lunes 10 de diciembre de 2012, p. 42
La escasez de agua no sólo afecta al norte del territorio nacional sino que amenaza a ciudades como la de México, Monterrey, Jalapa y Tuxtla Gutiérrez. Además, 73 por ciento de los ríos están contaminados y la inversión que ha hecho la Comisión Nacional del Agua (Conagua) ha sido insuficiente.
Esto es parte de la evaluación que hace la Quinta comunicación nacional, ante la convención marco de Naciones Unidas sobre el cambio climático que presentó el gobierno mexicano en la cumbre de Doha, Qatar.
El documento señala que la disponibilidad y calidad del agua determinan la productividad de las principales actividades de subsistencia, pero ambos aspectos han disminuido en años recientes en México,
por lo que el sector es uno de los más interesados en promover estrategias de adaptación ante el cambio climático.
Recuerda que la ciudad de México se vio amenazada por desabastos durante 2009 y principios de 2010, cuando las lluvias y los niveles del sistema Cutzamala estuvieron por debajo de lo normal.
La calidad, indica, es otro aspecto que ha sido difícil cuantificar para iniciar acciones de adaptación, ya que se estima que 73 por ciento de los cuerpos de agua del país están contaminados, lo cual se debe a que 80 por ciento de las descargas de centros urbanos y 85 por ciento de las industriales se vierten directamente en ellos.
Refiere que el uso de aguas no tratadas para riego es una práctica común en 180 mil hectáreas, pero la continua mezcla de éstas con corrientes destinadas a consumo humano en épocas de lluvias eleva la vulnerabilidad de la salud en zonas urbanas.
La mayoría de los escenarios proyectan disminución en la calidad del agua tanto por aumentos en la temperatura como por la ocurrencia de eventos extremos.
Aunque la inversión en infraestructura de la Conagua se incrementó, la problemática del sector es más compleja y se requieren más capacidades humanas, financieras e institucionales para hacer frente a los cambios en el clima,
ante ello, se proponen modificaciones estructurales en los esquemas de gestión para garantizar el abasto y la eficiencia en el uso del recurso, produciendo más con menos, es decir, con una política que no trata de seguir incrementando la oferta conforme crece la demanda, sino reduciendo las ineficiencias y fallas en el manejo.
Apunta que la disponibilidad promedio en México en 2010 fue de 4 mil 200 metros cúbicos por habitante al año y se estima que hacia el año 2030 disminuirá, para ser de 3 mil 800.
El país, abunda, presenta un desequilibrio entre disponibilidad y demanda, pues hay cuencas donde se usa un bajo porcentaje del agua total disponible, y otras en que utiliza más de 100 por ciento.
En un par de décadas 55 por ciento del territorio nacional presentará niveles muy altos de requerimiento, lo que podría resultar en sequías hidrológicas, agrícolas o sociales más frecuentes.
Añade que diversos factores crean vulnerabilidad para la población y la economía ante la sequía, entre ellos, están los sesgos en la distribución estacional y espacial de la lluvia; el uso ineficiente de recursos hídricos y su contaminación; los fuertes cambios en el uso del suelo y la sobrexplotación en zonas de desarrollo
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