Defender garantías tiene impactos político y legal
Fernando Camacho Servín
Periódico La Jornada
Sábado 15 de diciembre de 2012, p. 14
Sábado 15 de diciembre de 2012, p. 14
Denunciar un caso de violación a los derechos humanos no sólo sirve para resolver un problema particular, sino para desnudar la estructura legal que la hace posible; en dicho proceso a veces son más importantes las consecuencias políticas y simbólicas de una sentencia, que el propio fallo en sí mismo.
Así lo afirmaron los participantes en la presentación del libro Litigio estratégico en derechos humanos: modelo para armar –editado por la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos–, cuyo propósito es reflexionar sobre la metodología, los alcances y los objetivos de dicha actividad.
Sandra Serrano, profesora investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, resaltó que el litigio estra- tégico no sólo debe tratar de resolver un hecho violatorio, sino cuestionar la ley misma e identificar cómo funciona la estructura legal que lo permite.
Un ejemplo de ello, indicó, es el sistema de
bonos de productividadque premia a los policías del Distrito Federal por cada aprehensión que realicen, lo cual equivale a promover las detenciones arbitrarias y la tortura.
No nos quedemos en el hecho en sí. El litigio estratégico debe tratar de modificar las estructuras y generar un cambio social. La defensa de los derechos humanos es la protección de las mayorías que viven en la pobreza, que han sido privadas del derecho a la igualdad por las minorías que tienen el poder económico, subrayó.
Asimismo, la académica aseveró que el mayor impacto de un litigio no es necesariamente una sentencia favorable, sino todo el impacto político y simbólico que puede generar, como lo demuestra el caso del desaparecido luchador social Rosendo Radilla.
Mario Santiago, director de investigación del colectivo Idheas. Litigio estratégico en derechos humanos, coincidió en que dicha tarea debe ser un proyecto a muy largo plazo, pero que puede generar cambios profundos, como lo demuestra el caso Brown contra el Consejo de Educación, de 1954, que sentó las bases de la lucha contra la segregación racial en Estados Unidos.
Para tener éxito en el litigio, consideró, es vital que las organizaciones busquen casos paradigmáticos que pongan de relieve la gravedad de un fenómeno, impacten las estructuras legales y diseñen estrategias adecuadas de comunicación para incidir en el ánimo de la opinión pública
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