Adela pasa de la risa de su oficio al llanto por su hija desaparecida
Fernando Camacho Servín
Periódico La Jornada
Sábado 30 de marzo de 2013, p. 8
Sábado 30 de marzo de 2013, p. 8
La profesión de hacer reír a la gente, de por sí complicada, resulta aún más difícil cuando se tiene todos los días una incertidumbre que no deja vivir. Y es así, en un viaje constante entre la risa y el llanto, como pasa el tiempo Adela Alvarado Valdés, quien por más de 30 años se ha dedicado a ser payaso en fiestas infantiles, y cuya hija Mónica fue secuestrada y desaparecida hace ya nueve años.
Su historia es contada en uno de los pañuelos bordados que se colocaron desde el jueves en la noche en la explanada de la Estela de Luz, dentro de pequeñas urnas de acrílico junto a una placa dedicada al activista Nepomuceno Moreno, en espera de que este sitio sea reconocido por el gobierno como un memorial de las víctimas y un centro de estudios sobre la paz.
Mi hija Mónica Alejandrina Ramírez Alvarado desapareció el martes 14 de diciembre de 2004 a las 11 de la mañana, cuando iba de la casa a la FES Iztacala, donde ya estaba en el último semestre de la carrera de sicología. Ese día yo salí temprano a trabajar y no pude verla, cuenta Alvarado en entrevista conLa Jornada.
Ese mismo día en la tarde una compañera de la estudiante llamó a la familia para avisarle que Mónica no había llegado a la cita que tenían para hacer un trabajo escolar. Aunque trataron de guardar la calma durante algunas horas, sus padres comenzaron a inquietarse al ver que no recibían ninguna llamada telefónica de la joven.
Ya alarmados, acudieron a la delegación de la Procuraduría General de la República en Ecatepec y a las autoridades capitalinas. Finalmente, el sábado 18 recibieron un mensaje donde un grupo de secuestradores les exigía 250 mil pesos para devolverles a su hija con vida.
Aunque les enviaron dos mensajes más para urgirlos a pagar el rescate, los autores del plagio nunca se volvieron a comunicar con la familia de Mónica Alejandrina y hasta la fecha no se ha vuelto a saber de ella, contó el padre de la víctima, Manuel Ramírez Juárez.
Tras hacer investigaciones por su cuenta, los padres averiguaron que el celular de ella era utilizado por un compañero de escuela llamado Jesús Martín Contreras Hernández, quien fue detenido por la Procuraduría General de Justicia capitalina y luego condenado a 21 años de cárcel por el delito de secuestro.
Las indagatorias provocaron que dos personas más fueran detenidas, pero éstas nunca admitieron haber participado en los hechos. Todavía no se ha dado con el paradero de Mónica.
Enfundada en el traje del payasoSalchicha, Adela Alvarado hace de nuevo su viaje cotidiano a la otra cara de la Luna y brinda la mejor de sus sonrisas a los niños que la saludan frente a la Estela de Luz, sin saber que la noche del jueves asistieron a un acto público para denunciar que en México está ocurriendo una
tragedia humanitaria, como la han definido varios organismos internacionales.
Este tipo de dolor no se quita con nada, pero a la hora en que me pongo el maquillaje y piso el escenario, Adela se queda atrás. Los niños quieren ver una reacción bonita, que los haga reír, y es muy difícil hacerlo, pero lo logramos, enfatiza.
Lo que sostiene a los padres de Mónica, amenazados de muerte por seguir buscando a su hija, es el amor de su familia y la solidaridad de otras víctimas de la violencia, aunque siguen indignándose ante la frialdad y la indiferencia de las autoridades.
Nos duele que nos digan que no pueden hacer nada por mi hija por falta de recursos, cuando en la Estela de Luz los derrocharon a granel. En eso sí no escatimaron, lamenta Adela
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