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viernes, 1 de marzo de 2013

¿Continuismo?




¿Continuismo?
Analistas dudan que haya cambios tras relevo papal
Ratzinger promete obediencia incondicional a su sucesor
Ahora seré un simple peregrino en su última etapa, afirma en su adiós
Foto
Fieles observan la partida de Joseph Ratzinger en una pantalla gigante en la plaza de San PedroFoto Ap
Afp, Dpa, Reuters y The Independent
 
Periódico La Jornada
Viernes 1º de marzo de 2013, p. 2
Ciudad del Vaticano,28 de febrero.
Ya no seré Papa, sino un simple peregrino que se encamina a su última etapa en la tierra, expresó Benedicto XVI desde el balcón de la residencia de verano en Castelgandolfo, al despedirse de una multitud de fieles. Joseph Aloisius Ratzinger prometió obediencia incondicional a quien lo suceda en la misión de dirigir la Iglesia católica apostólica romana, institución que atraviesa uno de sus periodos más críticos en alrededor de 2 mil años de existencia.
El ahora Papa emérito se despidió poco antes de hacer su renuncia efectiva ante los cardenales, que comenzarán en días próximos reuniones deliberativas previas al cónclave que elija al nuevo pontífice.

La despedida
Una muchedumbre emocionada asistió este jueves al histórico adiós del pontífice alemán desde el balcón de la residencia veraniega de Castelgandolfo, pequeña ciudad medieval al sur de Roma, donde residirá el Papa emérito Benedicto XVI en los próximos dos meses, antes de retirarse en un monasterio en el Vaticano.
Ante miles de personas que lo aclamaban durante este momento histórico, expresó: ya no seré Papa, sino un simple peregrino que se encamina para su última etapa del peregrinaje en esta tierra. Fue el último acto público de su papado, a las 17:38 de este jueves.
Abrió los brazos; entre el júbilo de los asistentes dio la bendición, y se despidió deseando buenas noches.
Gracias, gracias de corazón, clamó antes de que los guardias suizos cerraran a sus espaldas las grandes puertas de la residencia veraniega en una ceremonia inédita transmitida en directo por televisión.
Lo encontré muy, pero muy agotado y cansado, contó la alcaldesa de Castelgandolfo, Milvia Monachesi, tras recibirlo en la pequeña localidad donde solía pasar la temporada de vacaciones y que le recuerda a su Alemania natal.
¡Viva el Papa!, gritaba la gente mientras aplaudía. Gracias, Benedetto, estamos contigo, rezaba una pancarta que la gente desplegó en la plaza para agradecerle que se haya despedido desde ese rincón entre montañas y lagos.
Seguiré estando cerca de ustedes en la oración, especialmente en los próximos días, para que acepten completamente la acción del Espíritu Santo en la elección del nuevo Papa, dijo Benedicto XVI horas antes a los prelados en la sala Clementina del Vaticano.
Dios les mostrará qué quiere. Entre ustedes está el futuro Papa, al que hoy declaro mi reverencia y obediencia incondicional.
Ratzinger anunció el pasado 11 de febrero su renuncia, aduciendo que carecía de fuerzas para continuar con su ministerio.
La promesa de obediencia, hecha antes de que los cardenales se reúnan en cónclave a puertas cerradas para elegir a su sucesor, fue importante porque por primera vez en la historia convivirán en el Vaticano un Papa reinante y uno emérito.
A las 20 horas, como gesto simbólico del fin de su pontificado, se cerró el portón del palacio de Castelgandolfo, que acogerá al ahora Papa emérito un par de meses antes de entrar en un monasterio de clausura dentro del Vaticano.
La Guardia Suiza, que se encarga de la seguridad del Papa, se retiró de este castillo ubicado a las afueras de Roma y agentes de la gendarmería vaticana asumieron la seguridad del ahora pontífice emérito.
El secretario de Estado, Tarcisio Bertone, que ahora es el camarlengo, encargado de administrar los bienes de la curia romana mientras el cargo permanece vacante, había despedido al Papa al pie del helicóptero, así como numerosos cardenales de curia y la Guardia Suiza.
Con el tañido de las campanas de la basílica de San Pedro de fondo, Ratzinger, de 85 años, abordó un helicóptero y tras un trayecto de apenas 16 minutos llegó a Castelgandolfo.
Se informó que desde la nave Ratzinger pudo ver el Coliseo romano y otros monumentos de la capital italiana.
Ahora comienza el periodo de sede vacante (la silla vacía de San Pedro) hasta la elección de un nuevo Papa.
Este viernes comenzarán a llegar más cardenales a Roma. De acuerdo con el Vaticano, probablemente a principios de la próxima semana comenzarán las primeras reuniones del colegio cardenalicio. Por ahora se desconoce cuándo comenzará el cónclave para elegir a un nuevo Papa, en el que está previsto que participen 115 cardenales, según datos del Vaticano.
En sus últimas horas en el Vaticano, Benedicto XVI se reunió con los cardenales. Pasó su último día como una jornada normal de trabajo.
Fuentes del Vaticano informaron que este jueves, cuando aún era Papa, Ratzinger realizó su último nombramiento, el del nuevo obispo de Villa María, Argentina, Samuel Jofré.
La renuncia es un acontecimiento casi inédito en la historia de la Iglesia católica, ya que el único precedente conocido se remonta a hace más de siete siglos, cuando Celestino V abandonó voluntariamente el trono de San Pedro.
Además de éste, otros papas se retiraron en circunstancias históricas particulares, más o menos conocidas, pero en ninguno de esos casos se trató de una renuncia propiamente dicha.
Celestino V dimitió el mismo año de su elección: 1294. El religioso había sido ermitaño hasta su nombramiento como sumo pontífice, y no se sentía preparado para asumir el liderazgo de la Iglesia.
En un artículo publicado por el diario británico The Independent, Adrian Hamilton afirma que pese a la aparente humildad con la que se retiró Ratzinger, en realidad es muy probable que pretenda seguir influyendo.
El papa Benedicto se retirará a un convento en terrenos del Vaticano. Conservará su vestimenta blanca y el título de Papa emérito, así como a su secretario privado, quien también estará a cargo de los asuntos de su sucesor. Si esos son los actos de un hombre enfermo decidido a buscar la paz con su creador, parece una manera extraña de hacerlo, afirma el artículo titulado Si creen que el Papa se retira, creerán cualquier cosa.
El autor asegura que la versión oficial es que Ratzinger era un erudito reacio a convertirse en Papa, hizo lo posible para cumplir con un empleo ingrato y finalmente renunció debido a las fracturas de una curia que no pudo controlar.
“Pero se trata de un hombre que encabezó durante 25 años la Congregación por la Doctrina de la Fe, que es el nombre moderno que se dio a la Inquisición, una posición justo en la cima de la curia de la que hoy se declara inocente. No por nada fue apodado el Rottweiler de (su antecesor) Juan Pablo II”.

Contra reformistas
Hamilton agrega que independientemente de las acusaciones de que protegió a curas pedófilos, empleó la mayor parte de su papado destruyendo la carrera de las voluntades más liberales y reformistas de la Iglesia.
Durante su tiempo al frente del Vaticano, nombró a 67 cardenales de las filas católicas más tradicionales, quienes formarán parte del cuerpo de 115 purpurados que se encargarán de elegir a su sucesor.
El legado que deja es un cónclave repleto de cardenales europeos, una curia que no ha tenido una sola reforma en tres décadas y una Iglesia que está ahuyentando a sus fieles, en especial a los jóvenes, en multitudes. Muchos de los católicos que quedan sufren para reconciliarse con la autoritaria ortodoxia de Benedicto en lo que se refiere a temas sociales y teológicos.
El artículo concluye que Ratzinger, quien seguirá siendo llamado Su Santidad, papa Benedicto XVI, continuará usando su influencia, pero sólo para que la Iglesia permanezca sin cambios
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