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domingo, 22 de septiembre de 2013

Ser policía comunitario no es una elección, sino decisión de asamblea

Ser policía comunitario no es una elección, sino decisión de asamblea
La finalidad de estos grupos es reducar a quienes cometen faltas; se les enseña a ganarse el pan con trabajo, afirman
Nuestro sustento es la ley 701 del estado, aseveran en El Paraíso
Foto
Imagen de archivo de integrantes de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias de San Luis Acatlán, GuerreroFoto Francisco Olvera
Gustavo Castillo García
 
Periódico La Jornada
Domingo 22 de septiembre de 2013, p. 33
Una policía comunitaria está integrada por los hombres y mujeres más confiables de una comunidad. Uno no decide serlo; lo elige el pueblo en asamblea. Es un trabajo por el que no se recibe salario. La justicia comunitaria tiene como meta la reducación de quienes cometen faltas, porque para nosotros no existen delitos, sino faltas leves o graves, y cuando ocurren éstas últimas el castigo lo pone la comunidad.
“Los detenidos no están en prisiones, pero realizan labores de utilidad comunitaria, que van desde ayudar a pintar banquetas, barrer calles, recolectar basura, y con trabajo se ganan la comida, indicaron cuatro integrantes de la policía de El Paraíso, Guerrero.
En entrevista con este diario, Rosario Cano, miembro de esta corporación, licenciada en historia por la UNAM, afirma: “Me integré a este cuerpo por elección de mi pueblo. Cada uno de nosotros tiene su trabajo y al terminar tiene la misión de vigilar las calles del pueblo o acompañar a los detenidos a que realicen sus labores comunitarias.
Si uno de nuestros vecinos nos avisa de alguna falta, lo que hacemos es buscar a quienes lo cometieron, y si tratan de escapar del pueblo avisamos a las autoridades vecinas para que los detengan y sean castigados, agregó Cano.
En tanto, “nosotros, los policías comunitarios, tenemos sustento en la ley 701 del estado de Guerrero. Por esa razón surgió hace 18 años la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC), y por eso hay cuatro casas de justicia en la zona.
Estas fueron las razones por las que nos integramos, pero no crean que todos somos policías. La estructura está dividida de tal manera que hay supervisores y consejeros que determinan las sanciones para las faltas leves; cuando se trata de una situación grave, las decide toda la comunidad, y en una asamblea se determinan sanciones para, por ejemplo, los violadores, traficantes de drogas u homicidas, señaló Arturo Campos.
Actividades para el beneficio común
En tanto, Gonzalo Molina y Miguel Vitrago aseveraron que la persecución y la condena gubernamental a las policías comunitarias se debe a que hay un gran interés en que compañías mineras de Canadá e Inglaterra puedan explotar minas de oro que supuestamente existen en toda las zonas serranas.
–¿Cómo es la justicia en sus comunidades?
Se reeduca a la gente. Por ejemplo, quien se roba un guajolote, por comentar un ejemplo de una falta leve, se sanciona. Si la familia del detenido tiene dinero y paga lo que costaba el animal, no significa que todo terminará. El causante del daño tiene que cumplir con actividades comunitarias porque así paga el daño que hizo a la sociedad.
Aquí se orienta a los que cometen faltas, aunque sean graves. Cuando alguien cumple su arresto, es entregado a sus familiares en una asamblea, para que todos vean que ya cumplió con su comunidad, y a la familia se le corresponsabiliza para que su integrante no vuelva a cometer faltas, respondió Arturo Campos.
–¿Cómo se trata a alguien que es detenido?
–No se le envía a una cárcel, más bien están en habitaciones de la casa de justicia allí permanece y se observa su comportamiento, ya que si pelea con otros detenidos también se le sanciona. Debe portarse bien.
“Cuando llegó el Ejército a sacar a los detenidos que teníamos, se llevaron a personas que habían cometido robos, narcotráfico y otros delitos. Quienes se los llevaron violaron la ley, porque en nuestras comunidades son los pueblos, por ley, los que están facultados para imponer las sanciones.
“Con nosotros no hay libertad bajo fianza; todas las faltas se sancionan, y aunque se pague el daño económico, se debe reparar el social.
Por eso, a los detenidos se les enseña a ganarse su comida con trabajo, a hacer obras que beneficien a la población. Si alguien cometió una falta leve puede pagar su arresto con tiempo en las obras comunitarias; esa es una manera de no defraudar a nuestros pueblos. De allí la confianza que existe, porque aquí no hay corrupción, y por eso en lugar de ir con el Ministerio Público para que sancione, los pobladores prefieren nuestra justicia, dijo Miguel Vitrago Reyes.
–¿Qué los diferencia de los grupos de autodefensa?
–¡Todo! Ellos no son elegidos por los pueblos. Son como las policías, puede ingresar cualquiera. En las comunitarias todos somos elegidos en asamblea, por sus antecedentes de honestidad, concluyó Arturo Campos

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