Tal y como lo pidió, el luchador social Fausto Trejo Fuentes fue despedido con las estrofas de La Internacional.
En sus últimos días, el doctor dio, a una de sus hijas, los detalles de cómo deseaba se le diera el último
adiós: la bandera roja con la hoz y el martillo sobre su féretro, la imagen de su amigo Ernesto Che Guevara y que las voces presentes se unieran para entonar la letra de esa canción de lucha (compuesta en 1871 por el francés Eugéne Pottier).
Fue así como familiares, colegas y amigos rindieron ayer al mediodía un homenaje de cuerpo presente a un destacado activista del movimiento estudiantil de 1968, quien falleció el viernes pasado.
“Aquel profesor que el 27 de agosto del 68, en un mitin en el Zócalo, tomó el micrófono y se atrevió a gritar: ‘Chinga a tu madre mona Díaz Ordaz’”, recordó Jorge Peña, quien fue presidente del Consejo Nacional de Huelga (CNH), donde se agruparon los representantes de las diferentes escuelas que participaron en el movimiento.
Desde la noche del viernes, cientos de personas asistieron a la casa de la familia Trejo, donde se veló el cuerpo del luchador social, quien tenía 85 años.
El que está aquí, es porque quiere estar. Hay gente que no conozco y a la que veo llorando. En verdad me pregunto ¿qué les habrá dejado mi papá?
, dijo Sara Rosa, hija menor del profesor.
Minutos antes del mediodía, decenas de personas se acercaron al féretro y conjuntaron sus voces: “...Agrupémonos todos/ en la lucha final./ El género humano/ es la internacional...”
La muerte del siquiatra convocó a muchos de los que en el 68 integraron el CNH: David Vega, Félix Hernández Gamundi, Ignacia Rodríguez La Nacha y Jorge Peña, así como a varios integrantes del Comité 68 y sobrevivientes de la matanza del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas, como Leopoldo Ayala, a quien Trejo llamaba cana negra.
Las frases de agradecimiento y admiración por su lucha y entrega con diversos movimientos sociales no pararon: Maestro, gracias por tu ejemplo
, tu nombre entrañable doctor se quedará como una estela más en Tlatelolco
o te extrañaremos, no lo olvides
.
Siempre estuvo acompañado de mucha gente, dijo la esposa del profesor, María Luisa Guerrero. Y su despedida no fue la excepción. Sus restos fueron cremados ayer por la noche y, según su voluntad, la mitad de sus cenizas se esparcirán en el río Tula –cercano a la casa donde vivió parte de su infancia– y el resto en la Plaza de las Tres Culturas
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