Domingo 13 de marzo de 2011, p. 33
Admiten saber de lo peligroso de su consumo. Aun así, los jóvenes del Distrito Federal hoy beben mucho desde los 14 años, o antes; fuman más mariguana y recurren con mayor frecuencia a los inhalables. Y la mayoría acepta: les resulta fácil o muy fácil conseguir drogas.
De ese modo, las campañas oficiales, la escuela y la propia familia han sido incapaces para frenar el incremento en las conductas adictivas de los adolescentes en la capital del país, donde 21.5 por ciento, esto es, dos de cada 10, admite haber consumido drogas, alcohol y tabaco. El porcentaje es tres puntos porcentuales por arriba de lo detectado en 2006.
Las autoridades del Instituto Nacional de Siquiatría Ramón de la Fuente (INSRF) precisan: quienes están en el sistema escolar –objeto del más reciente estudio sobre uso de sustancias sicoactivas– no son considerados drogadictos. Su nivel de consumo aún no afecta su comportamiento social, porque cuando la adicción agudiza, una de las primeras consecuencias es que se autoexpulsan del ámbito académico.
Quizá las dos únicas buenas noticias es el descenso en el consumo de tabaco, así como que 70 por ciento de quienes fueron entrevistados en la Encuesta de Consumo de Drogas en Estudiantes 2009 para el Distrito Federal lo han hecho de manera experimental (entre una y cinco veces).
Jorge Villatoro, responsable de encuestas del INSRF, reporta que actualmente los inhalables están afectando muchísimo el universo escolar. Mientras esas sustancias se consumían a principios de la década pasada, sobre todo en la adolescencia temprana (secundaria), y en el nivel medio superior cambiaban a mariguana u otras drogas, a partir de 2006, y marcadamente en 2009, la estadística ubica a los bachilleres como un sector importante de consumo, particularmente las mujeres. Dos razones explicarían ese cambio de patrón: económicas y de disponibilidad, pues la mariguana todavía es más cara y difícil de obtener que las sustancias volátiles.
Así, algunas proyecciones ubican los inhalables en el número uno de los enervantes que consumirán los adolescentes en 2012.
Aunque los reportes muestran un rol protector de la escuela para contener el uso de sustancias sicoactivas, los especialistas insisten en que los niveles de consumo son preocupantes, por lo que apremian a una labor constante de prevención.
De acuerdo con Villatoro, si observamos la tasa de crecimiento y la alta disponibilidad de inhalables, sí es un problema real
. Demanda controlar las tlapalerías, hacer una legislación más clara en este sentido y continuar los experimentos para que los inhalables no generen olores agradables. Apenas en 2006, la proporción de jóvenes de secundaria y preparatoria que habían probado o consumían regularmente alguna sustancia sicoactiva era de 17.8 por ciento.
Si bien el consumo de tabaco ha descendido –lo que se atribuye a las campañas de disuasión y a la prohibición de fumar en espacios públicos–, prácticamente la mitad de los jóvenes lo ha hecho alguna vez. La tercera parte de los alumnos de secundaria admite haber fumado alguna vez, pero el porcentaje pasa a 62.3 en preparatoria.
En el caso del alcohol, dicen haberlo probado dos de cada tres (59.9 por ciento) menores de 14 años, y casi todos (89.9 por ciento) los de 18 años o más. Asimismo, más de la mitad de los adolescentes de 17 años ha bebido alcohol en el último mes, aun cuando son menores de edad, y 38.5 por ciento de éstos está abusando
de su consumo.
En ese contexto, 23.3 por ciento de los estudiantes de secundaria y bachillerato consumen cinco o más copas al menos una vez al mes –levemente menor a 2006, cuando fue de 25.2 por ciento–. Coyoacán, Cuajimalpa, Iztacalco, Azcapotzalco, Alvaro Obregón y Venustiano Carranza son las delegaciones más afectadas por el abuso de bebidas alcohólicas.
“Que 23 de cada 100 chavos admitan haberse emborrachado por lo menos una vez en mes anterior es un indicador importante. Consideramos que el alcohol es un problema muy fuerte a atender en el contexto de una droga legal y fácil de conseguir. De esa cantidad, 30 por ciento tiene12 años o menos”.
Además, existe una conducta permisiva en muchas familias. Aun la aparentemente inofensiva cerveza está asociada a la dependencia. Los datos de la encuesta nacional de adicciones en el país señala que 98 por ciento de quienes tienen diagnóstico de abuso-dependencia, consumen cerveza
', indica Villatoro
Y lo mismo sucede con la mariguana. Muchas veces se piensa que sus daños se deben al uso de otras drogas, no de la yerba; sin embargo, en las encuestas del Distrito Federal y de Jalisco (levantada con una diferencia de seis meses respecto a la primera) advertimos que sí genera problemas: más depresión, más intentos suicidas, más conductas antisociales
.
no sólo durante la adolescencia
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