capaz de cambiar sistemas políticos
Lunes 2 de mayo de 2011, p. 2
En la Plaza de San Pedro, el papa Benedicto XVI proclamó este domingo beato a su predecesor Juan Pablo II (1978-2005), durante una imponente ceremonia que congregó en la capital italiana a más de un millón de personas provenientes de todo el mundo.
El Papa, que llevaba la casulla y la mitra de Juan Pablo II, pronunció la solemne fórmula en latín con la cual elevó a los altares a su predecesor, con quien colaboró durante 23 años.
Concedemos que el venerado siervo de Dios Juan Pablo II, Papa, sea de ahora en adelante llamado beato
, proclamó.
Un largo aplauso y gritos de “¡santo subito!” (santo de inmediato) estallaron en la plaza, llena de gente que enarbolaba banderas de numerosas nacionalidades, entre ellas polacas, españolas y brasileñas.
Para que Juan Pablo II se convierta en santo es necesario que se le reconozca un milagro en el marco de un proceso de canonización, lo que podría hacerse dentro de unos años
, explicó más tarde el número dos del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone.
La emoción reinó entre los representantes de 86 delegaciones de países extranjeros. Percibíamos el perfume de su santidad
, reconoció durante su homilía Benedicto XVI, quien elogió la fuerza de un gigante
que logró invertir
la tendencia de la sociedad, la cultura y los sistemas políticos y económicos
a abandonar el cristianismo.
Una inmensa fotografía de 1995 de un sonriente y saludable Karol Wojtyla, desplegada en el balcón central de la basílica, fue develada en el momento de la proclamación.
Bajo un sol templado, la ceremonia, en la que el Papa usó también el cáliz que Juan Pablo II empleó en sus últimos años, fue transmitida en directo a numerosos países, en particular Polonia, donde miles de habitantes salieron masivamente a las calles para seguir la beatificación en directo en pantallas gigantes.
En la Basílica de Guadalupe de la ciudad de México, cientos de jóvenes habían acampado desde la noche del sábado para presenciar en directo la ceremonia. Y en Centroamérica, miles de católicos celebraron el acto con vigilias, marchas y oficios religiosos.
El culto litúrgico del nuevo beato será celebrado el 22 de octubre de cada año, en el aniversario del comienzo del pontificado de Juan Pablo II, en 1978.
La beatificación del primer Papa polaco de la historia, quien falleció el 2 de abril de 2005 a los 84 años tras una larga enfermedad, es el paso previo a la canonización y se llevó a cabo en tiempo récord.
En total 22 jefes de Estado y de gobierno asistieron al acto, entre ellos los presidentes de México, Felipe Calderón; de Honduras, Porfirio Lobo, y el controvertido de Zimbabue, Robert Mugabe.
Casi todos los países latinoamericanos enviaron importantes delegaciones para rendir homenaje al pontífice que recorrió la región de punta a punta.
Ante el féretro de Juan Pablo II y una reliquia con su sangre, expuestos dentro de la basílica para la veneración, desfilaron durante horas miles de fieles.
Benedicto XVI abrió la procesión y se recogió para orar en silencio ante el féretro de su predecesor.
Las puertas de la basílica permanecerán abiertas hasta el último peregrino
, indicó el Vaticano, lo que debía ocurrir al amanecer.
Unas 280 personas sufrieron malestares y desmayos. El cardenal español Agustín García Gasco Vicente, de 80 años, ex arzobispo de Valencia, falleció en Roma de un infarto poco antes de la ceremonia. La sepultura definitiva de los restos de Juan Pablo II se realizará sucesivamente en forma privada en la basílica de San Pedro, en la capilla de San Sebastián, al lado de la capilla donde se encuentra la célebre estatua La piedad, de Miguel Ángel, en el ala derecha del templo.
La beatificación de uno de los pontífices más populares de la historia reciente, que viajó por todos los rincones del planeta y utilizó todo tipo de medios de comunicación para llevar su mensaje al mundo, convierte su papado en uno de los emblemas de la Iglesia de la era moderna.
El pontífice juvenil, deportivo, accesible, que escalaba montañas, esquiaba y bromeaba, fue inflexible hasta el final sobre temas como el control de la natalidad, el aborto y el divorcio.
Que emoción estar aquí, no me imaginaba poder asistir
, confesó la monja colombiana Patricia Fajardo, quien acudió con otros compatriotas.
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