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miércoles, 29 de junio de 2011

OPINIÓN DE ANTONIO MEDINA. Orgullo por la diversidad

Antonio Medina*
Foto: Carlos Dávila / Archivo NotieSe
México DF, junio 24 de 2011.
Las Marchas del Orgullo realizadas en la Ciudad de México desde 1979 en el mes de junio han sido eminentemente políticas. Y tienen ese carácter porque reivindican el derecho al amor y el placer entre personas de mismo sexo, pues como bien decían las compañeras feministas desde los años sesenta: “lo personal es político”. Y qué más personal que el amor y la sexualidad.
Estas manifestaciones colectivas, que rayan en lo festivo, y, felizmente, en lo carnavalesco, son eventos que han ido aumentando su capacidad de convocatoria con los años. Pasaron de ser una diminuta comitiva de organizaciones de gays y lesbianas a finales de los años setenta, a cientos de miles de marchistas, no necesariamente activistas, pero sí hombres y mujeres de todas las orientaciones sexuales que les une el ideal del respeto a las diferencias.
Es así que los conglomerados de cada año en Paseo de Reforma y las calles del centro de la Ciudad de México han mandado el mensaje contundente contra la homo-lesbo-bi-trans-fobia en los ámbitos de convivencia social, que afecta, no solamente a quienes son disidentes sexuales, sino a la sociedad en su conjunto.
Las denuncias han cambiado entre la primera y última Marcha. En 1979 los y las activistas salieron por primera vez a exigirle a quienes ostentaban el poder en el Departamento del Distrito Federal (DDF), que por demás está decir, era represor y violento, que cesaran las razias y las golpizas contra homosexuales, quienes sistemáticamente eran violentados por judiciales y policías.
En cambio, la Marcha de 2010, si bien tuvo su dosis de reclamos y denuncias, fue festiva y sumamente alegre, tal como lo han sido las de años recientes, pues el logro de Sociedades de Convivencia en 2007 y de matrimonio en 2010, impregnaron el ambiente de la marcha en una suerte de meta colectiva, que dotó de efusividad al conglomerado que se reunió frente al Palacio de Bellas Artes, donde una década antes fue el escenario de la primer manifestación cultural y política que exigía a los diputados y diputadas de la Asamblea Legislativa del DF que aprobaran lo que hoy conocemos como Sociedades de Convivencia.
Un momento crucial fue en 1999 cuando la marcha cumplió 21 años. Masiva y con gran algarabía, la masa humana irrumpió en gigantescos trailers con decenas de contingentes que ruidosos arribaron al centro político del país. Por primera vez miles de hombres y mujeres de la diversidad sexual mostraron sus afectos en la plancha del Zócalo de la Ciudad de México.
Cómo olvidar la entrada a Plaza de la Constitución por la calle de Madero, con sus edificios coloniales, de grandes ventanales y luminosos aparadores comerciales; testigos de la pasarela de miles de personas gritando al unísono lúdicas frases y mostrando sus carnes, duras o flácidas, envueltas en atuendos extravagantes o al intemperie. Eso no importaba. Lo trascendental era la dignidad de los contingentes que unidos entraron gloriosos a la gran plaza pública, epicentro de la política nacional.
En los grandes muros de Catedral, Palacio Nacional y la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal resonaron las palabras enardecidas de Tito Vasconcelos, que sin tapujos lanzó consignas en contra de los prejuicios religiosos y el mal gobierno. Activistas de la nueva guardia y los líderes históricos compartieron un espacio pletórico de banderas multicolor, mismas que unen al colectivo de la diversidad sexual desde hace màs de tres décadas.
Los años recientes hemos tenido grandes logros en la Ciudad de México, tanto en lo político como en lo social. Y es la Marcha del Orgullo la que año con año aglutina a cientos de miles de ciudadanos y ciudadanas que pugnan por la igualdad y derechos iguales.
La Marcha, independientemente de quienes la organicen, tiene un impulso propio que apela al instinto gregario de la diversidad sexual con el claro propósito de mostrar el Orgullo de ser diversos en una ciudad que le muestra al resto del país que una sociedad democrática no se concibe sin el respeto a la diversidad sexual.
Estos logros deben ser sostenidos tanto por el gobierno como por la sociedad civil organizada. Y la marcha del Orgullo es el mejor espacio para hacer un recuento de lo que hemos avanzado, aunque también un análisis de lo que nos hace falta para llegar al ideal que soñaron aquellos líderes gays y lesbianas de los años setenta. Por ello hay que reivindicar el Orgullo de la diversidad y valorar los logros. Por ello hay que ir cada año a la Marcha del Orgullo Homosexual.
*Periodista y maestro en Comunicación y Política. j_medina27@hotmail.com
La 33 Marcha del Orgullo iniciará mañana en punto de las 11:00 horas en el Ángel de la Independencia, monumento histórico instalado sobre Paseo de la Reforma.

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