En 2008 los aumentos llegaron a 200%, señala economista
Lunes 4 de julio de 2011, p. 38
El aumento en los precios de productos como maíz, frijol y arroz tiene más efectos negativos en las familias urbanas que en las rurales, a pesar de que los incrementos en 2008 llegaron a 200 por ciento, sostuvo Edgardo Ayala, profesor del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores Monterrey (ITESM).
Coautor del estudio Efectos de corto plazo de los shocks en los precios internacionales de los productos agrícolas en México, en el que evaluó el impacto del incremento de los precios de los productos primarios en los ingresos de las familias, entre otros aspectos, explicó que en el área rural, parte de sus ingresos provienen de la producción de esos cultivos, lo que evitó un efecto mayor en su bienestar.
En entrevista detalló que a los ingresos de los hogares no sólo les afectan los incrementos del precio del maíz, arroz, trigo, sorgo, café, algodón, soya y cacao –los productos primarios analizados en el estudio–, sino también el transporte público o los servicios médicos. Todo en su conjunto puede incidir en la caída de la calidad de vida de las poblaciones de más bajos ingresos.
El economista explicó que muchas familias rurales tienen ingresos que provienen de cultivos de maíz, frijol o soya. Si bien el incremento de los precios hace que las familias más pobres urbanas caiga su nivel de vida, en la zona rural en algunas familias agricultoras sus ingresos pueden subir, pero no todo va en la misma dirección.
En términos generales se encontraron aumentos internacionales en los precios de 80 a 200 por ciento; esto tuvo efectos en el índice nacional de precios al consumidor por 1.3 por ciento. De un lado, dijo, esta alza puede parecer baja, si se toma en cuenta el aumento de 200 por ciento del precio del maíz, pero no lo es: si las inflaciones en el país son de 4 por ciento, 1.5 por ciento es importante, indicó. En 2008 la inflación fue un punto por arriba de lo usual, casi llegó a 6 por ciento, recordó.
Puntualizó que una de las conclusiones del estudio es que los incrementos en los precios de los productos agrícolas entre 2005 y 2008 afectaron más a las familias urbanas que a las rurales, y si se quiere compensar esto deberían hacerse políticas directas, no generales, como la indexación.
Esto, abundó, porque el estudio evaluó la propuesta que hicieron legisladores de indexar los salarios a los incrementos de precios de los productos primarios. Ello beneficiaría a los hogares del decil tres en adelante, no a los de menores ingresos, porque gran parte de las familias urbanas del decil uno y dos –de más bajos ingresos– no son trabajadores formales, y al subir los salarios suben los precios de todos los productos.
La investigación advierte que el efecto del shock en los precios internacionales de los bienes agrícolas provoca una pérdida de bienestar para todos los hogares
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