Gerardo Suárez López
Respiración agitada y dificultad para que el oxígeno fluya hacia los pulmones son los principales síntomas de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica, que aqueja principalmente a las personas expuestas por largo tiempo al humo del tabaco. Puede llegar a ser tan incapacitante que la persona dependa de un tanque de oxígeno para vivir.
“Durante medio año, me despertaba diario como a la una de la mañana porque tosía sin parar como una hora. Esos momentos se agravaron porque ya no podía respirar y me desmayaba”. Florencio Tovar Coxtinica, de 61 años, fumó durante tres décadas una cajetilla de cigarros al día hasta que hace 13 años dejó su adicción. Desarrolló la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC).
Además de tener tos y flemas, Florencio se fatigaba al recorrer una calle de subida. Se detenía porque le faltaba el aire, síntoma clave de la EPOC, el cual no debe ser minimizado ni vinculado con la poca actividad física o la vejez. Esta sensación se deriva de una obstrucción del flujo de oxígeno en las vías respiratorias, dado que la capacidad pulmonar ha disminuido y se es incapaz de liberar todo el bióxido de carbono al exhalar. Este gas se retiene en los pulmones y provoca la falta de aire o disnea.
La EPOC se desencadena principalmente por inhalar el humo del tabaco durante un largo periodo de tiempo. También por respirar el humo de leña y carbón, y en una proporción mínima, por inhalar partículas finas en ciertos lugares de trabajo. Además, algunos fumadores pueden tener una susceptibilidad genética si uno de sus padres tuvo la enfermedad. Al final, la EPOC resultará irreversible. No se cura, sólo es posible controlar su avance con medicamentos y rehabilitación.
Tratamiento
El paciente con EPOC primero debe dejar de fumar, o evitar inhalar el humo de leña. Requerirá medicamentos -broncodilatadores, esteroides inhalados- y en algunos casos, se le canalizará a una clínica contra el tabaquismo para dejar de consumir cigarrillos.
Si la EPOC es muy leve o leve, los pacientes consumirán sus medicamentos cuando les falte el aire; deberán consumirlos diariamente si se encuentran en la etapa moderada, mientras que en algunos casos moderados y para los más severos, el enfermo necesitará además inhalar oxígeno de un tanque por lo menos 15 horas al día.
“El paciente debe hacer ejercicio de por vida”, asegura Erika Fierro Chávez, neumóloga del Hospital General de México (HGM) y especialista en rehabilitación pulmonar, pues además de los fármacos la actividad física “brinda mejores condiciones y mayor tiempo de vida”. De lo contrario, la EPOC orilla a un círculo vicioso en el que la disnea aumenta porque las personas evitan el esfuerzo físico para no sentir que se ahogan. Entre menos ejercicio, aumentará la disnea y el riesgo de incapacidad. Además, la inmovilidad puede conducir al aislamiento social y a la depresión.
Al respecto, el director de dicho hospital, Francisco Navarro Reynoso, subraya que en la EPOC “hay cosas peores que morirse, como tener insuficiencia respiratoria y tener que usar oxígeno, de modo que el paciente no puede moverse para vestirse o siquiera para ir al baño porque siente que se ahoga”.
La rehabilitación pulmonar se realiza en un intervalo de 6 a 12 semanas e incluye información útil para que el paciente se ejercite correctamente, técnicas de higiene bronquial y reentrenamiento respiratorio -en el que resulta fundamental aprender a usar el diafragma al respirar-, acondicionamiento físico y apoyo psicosocial.
Vida sexual
Tener relaciones sexuales también es un problema para los pacientes con EPOC. “Existen posiciones sexuales ahorradoras de energía y de poco consumo de oxígeno para que los pacientes mantengan su vida sexual como cualquier otra persona”, describe la neumóloga Fierro Chávez. El paciente debe adoptar una postura en la que no soporte peso ni se agite demasiado. Además, el uso del broncodilatador antes de una relación sexual ayudará a estabilizar el organismo durante la relación.
Los pacientes con EPOC deben cuidarse de las infecciones respiratorias, ya que la mayoría de las exacerbaciones -es decir, el incremento de los síntomas-, se derivan de virus y bacterias. Estas infecciones son también el principal problema para las personas con VIH/sida y EPOC, por tener un sistema inmune deteriorado. Para evitar las complicaciones, las vacunas contra el neumococo y la influenza son necesarias.
Los expertos coinciden en la necesidad de difundir más información entre la sociedad. La neumóloga Alejandra Ramírez sostiene que “la información es necesaria porque los niños están comenzando a fumar a los 13 años, cuando la edad a la que solía fumar una persona era a los 18 años. Si esto sigue, en vez de que la enfermedad aparezca después de los 40 años, en el futuro se podría manifestar a los 35”.
*Publicado en el número 182 del Suplemento Letra S del periódico La Jornada el jueves 1 de septiembre de 2011
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