Coatzacoalcos, Ver., 1º de noviembre. Sin ocultar el miedo, porque se trata del lugar donde se cometió la mayor atrocidad contra migrantes
, la Caravana de Madres Buscando a sus Hijos Desaparecidos estará este 2 de noviembre en la población de San Fernando, Tamaulipas, para denunciar el trato inhumano y criminal contra los indocumentados en tránsito, en el sitio donde 72 centro y sudamericanos fueron masacrados en agosto de 2010.
Sí, vamos con temor, pero es necesario; es importante estar ahí, para que desde ese lugar esta caravana de madres que sufren exija al gobierno mexicano un cambio, porque esto no pude seguir así
, dijo Rubén Figueroa, uno de los coordinadores de la comitiva y miembro del Movimiento Migrante Mesoamericano.
La caravana partió de este puerto después de las 10 horas, luego de que los integrantes desayunaron en la Casa del Migrante de Coatzacoalcos.
Antes de abordar el autobús, las 33 madres (28 de Honduras, cuatro de Nicaragua y una de El Salvador) platicaron con migrantes en tránsito dispersos en las cercanías de las vías del tren.
El fraile franciscano Tomás González Castillo coordinó esta actividad, en la que las mujeres preguntaban a los indocumentados por el paradero de sus hijos, al tiempo que les mostraban las fotografías de sus parientes que portan sobre el pecho.
Las madres sugirieron a los migrantes que proporcionen su nombre verdadero en los lugares donde se lo soliciten, además de que se comuniquen en forma permanente con sus familiares.
El autobús que transporta a las centroamericanas y activistas partió hacia Tamaulipas aproximadamente a las 10:15 horas, escoltado por patrullas de la policía de Veracruz y del Grupo de Protección a Migrantes Beta, así como por representantes de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
Las madres van a aquella entidad con la esperanza de encontrar a sus hijos o tener alguna noticia sobre ellos. La historia se repite en todos los casos: personas que salieron en busca de trabajo y sus familias no supieron más de ellas.
Leonarda Chacón Gómez busca a José Marvín Zelaya Chacón, quien partió hace tres años de su natal El Progreso, Yoro, Honduras, cuando tenía 22 años, y sus familiares no han vuelto a saber de él.
Salió con la intención de trabajar en Estados Unidos para ayudarnos a comprar una casa. Cuando se despidió, eso fue lo que nos dijo, pero yo hubiera preferido que se quedara
, narra una campesina de 45 años.
Otro caso es el de Dilma Pilar Escobar Medina, originaria de Sulaco, Honduras. Su hija Olga Edelmira Romero fue reportada desaparecida desde el 10 de octubre de 2009, cuando salió a buscar empleo y no regresó. Tenía 28 años.
El 14 de enero de 2010, Escobar Medina recibió un giro postal que le envió su hija desde Tapachula, Chiapas. Desde entonces ya no supo de ella.
Mac Álvaro Rivas García es nicaragüense y el próximo 29 de noviembre cumpliría 37 años. Su madre, Guadalupe García, es una de las 33 mujeres que integran la caravana.
Hace ocho años Rivas García desapareció cuando partió rumbo a Estados Unidos en busca de trabajo. Guadalupe está al cuidado de cinco niños, hijos de Mac, que piden a su abuela ver a su padre.
Por la noche, la Caravana de Madres Buscando a sus Hijos Desaparecidos en Tránsito arribó a Tampico, Tamaulipas, y la mañana de este miércoles estarán en San Fernando, donde hace más de un año fueron masacrados 72 migrantes de Centro y Sudamérica.
Las mujeres que integran la caravana tienen planeado protestar contra las cotidianas agresiones a indocumentados que cruzan territorio mexicano, de autoridades policiacas y grupos criminales.
Al llegar a Tampico, luego de un recorrido de 10 horas por carretera desde Coatzacoalcos, las 33 mujeres se concentraron frente al mercado conocido como Centro Gastronómico, en el centro histórico del puerto.
Algunas manifestantes aprovecharon la escala para recorrer las calles en busca de sus hijas e hijos desaparecidos.
Después del mediodía de este miércoles, la caravana partirá a Saltillo, Coahuila, donde arribará por la noche.
En Nuevo Laredo, Tamaulipas, el migrante hondureño Óscar Heli Ramos, de 44 años, sufrió múltiples fracturas y la amputación del brazo izquierdo luego de ser arrollado por el tren en el que viajaba de mosca
con la intención de ingresar a territorio estadunidense. Convalece en el Hospital General de la ciudad.
(Con información de Carlos Figueroa)
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