sábado, 3 de marzo de 2012
Tras la Independencia, se buscó gobierno basado en la religión: Connaughton
Fernando Camacho ServínPeriódico La JornadaSábado 3 de marzo de 2012, p. 16Durante la guerra de Independencia en México hubo un fuerte rompimiento en el seno de la Iglesia católica entre insurgentes y realistas, pero ninguno de los dos bandos quería dar pie a un Estado no confesional, pues creían de forma romántica que la religión era una especie de “cimiento neutro” de la sociedad mexicana.Así lo afirmó el académico Brian Connaughton, durante la tercera sesión de la cátedra Religión, sociedad y Estado laico, coordinada por la Universidad Autónoma Metropolitana, la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México, el Centro Universitario Cultural (CUC) y el Centro de Estudios Sociales Antonio Gramsci.Durante su charla, el historiador hizo un recuento de las condiciones que generaron la guerra civil en México a principios del siglo XIX, la cual sin proponérselo sentó las bases del laicismo en el Estado moderno.La rispidez que se produjo antes, durante y después del movimiento independentista entre los partidarios de una Iglesia apegada a la corona española, y aquellos que militaron de forma activa en la insurgencia, contrastaba con el deseo íntimo de los dos grupos de crear un gobierno nacional basado en la religión, elemento al que consideraban un factor de unidad para todos los mexicanos.Aun teniendo ese común denominador, y al margen del resultado de la lucha, fue en ese entonces cuando se sistematizaron las primeras ideas que dieron lugar al Estado laico, concepto basado en el liberalismo democrático que implica el reconocimiento a la diversidad, y pone freno a la imposición de los valores religiosos de un solo grupo.Algunos clérigos de aquella época, recordó, expresaron por primera vez los fundamentos de una “religiosidad crítica”, en la cual advertían que “eran tan peligroso no creer, como creer demasiado”.Se produjo entonces una desacralización de la labor de los sacerdotes, y el surgimiento de una idea que antes hubiera sido impensable: la separación entre Iglesia y Estado, que otorga más libertades a ambos sectores, no menos.Estos conceptos empezaron a cristalizar en propuestas políticas definitivas luego de la invasión estadunidense de 1848, en donde el país perdió más de la mitad de su territorio, dejando la sensación de que la situación de México ya era insostenible.La cátedra Religión, sociedad y Estado laico se realiza todos los jueves a las 19 horas en el CUC, hasta el 31 de mayo. En la próxima sesión, el 8 de marzo, el ponente será Francisco Piñón Gaytán
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