Tumulto en la estación Candelaria del Metro provoca desmayo de ocho mujeres
Es un triunfo entrar a los vagones de la línea uno; a veces ni tocas el piso, relatan usuarios
Laura Gómez Flores y Mirna Servín Vega
Periódico La Jornada
Miércoles 25 de septiembre de 2013, p. 34
Miércoles 25 de septiembre de 2013, p. 34
Un total de ocho mujeres se desvanecieron en la estación Candelaria, de la línea uno del Metro. Una falla en el aparato de vía, explicaron, donde circulan los trenes, provocó que tardaran en pasar, pues circulaban a la mitad de la velocidad permitida, y los andenes se encontraran al tope de su capacidad.
Los aventones y apretujones para ingresar a los tres vagones destinados a mujeres y niños aumentaron ante la urgencia de llegar a sus trabajos o escuelas, pues eran las 8:10 horas y todavía estaban muy lejos de su destino, lo cual obligó a dosificar la entrada de usuarios.
El envío de trenes en vacío en las estaciones de correspondencia para desahogar los andenes no resultó, pues
la gente se abría paso como podía, y eso provocó que a siete mujeres, quienes viajaban solas con dirección a Observatorio, les faltara el aire y se desvanecieran.
Otra, que viajaba con su esposo, también se desmayó. De inmediato, el jefe de estación acudió a prestar los primeros auxilios y solicitaba el apoyo de ambulancias de la Cruz Roja y del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM).
El acceso de los paramédicos fue complicado debido a la gran cantidad de usuarios concentrados en andenes, torniquetes y área de correspondencia del Metro Candelaria, sin embargo, ninguna de las mujeres requirió su traslado a un hospital y se retiraron minutos después por su propio pie.
Los problemas para abordar un tren continuaron a las 9 de la mañana, debido a que se aplicó una marcha de seguridad de 35 kilómetros por hora contra 70 kilómetros normales, y es una de las tres líneas con mayor afluencia en día laborable, con promedio de 805 mil usuarios.
De acuerdo con algunos usuarios,
todos los días, los trenes de la línea rosa hacia Observatorio van muy llenos y es un triunfo entrar. Te conviertes en un tacleador de excelencia, es decir, entras y algunas veces ni tocas el piso, la misma gente te lleva en el aire.
En los vagones destinados a mujeres, comentaron, “las cosas se ponen más difíciles, porque son bien salvajes para entrar con el bebé, el carrito, la pañalera y la bolsa. Casi no puedes respirar, pero la mayoría se acostumbra, porque pese a todas las fallas del Metro es más rápido y seguro que viajar en micro, y más barato respecto de un taxi”.
Mencionaron que esa situación se presenta en la línea 3, donde el retraso de trenes y la cantidad de usuarios hace imposible ingresar en los vagones en las denominadas horas pico, las cuales
ya son casi todo el día
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