Gerardo Suárez López México DF, octubre 14 de 2011. “Ustedes se preguntarán que hace ese hombre con “chichis” en esta mesa”. Así preparó Krishna el terreno para hablar y reivindicar su ocupación: “ Ni prostituta ni sexoservidora; soy trabajadora sexual, porque ante todo está la dignidad de la persona, el hecho de reconocerme como lo que soy y no como me quieran etiquetar. No me prostituyo, no me vendo, simplemente trabajamos orgasmos y fantasías”. Frente a cientos de estudiantes de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM que abarrotaron el auditorio Ricardo Flores Magón explicó: “El intercambio del cuerpo, de la dignidad, de los principios y la ética, por escalar a otro nivel social y tener poder político, eso sí es prostitución”. Krishna es integrante del Taller de Periodismo con Trabajadoras Sexuales “Aquiles Baeza” y expuso el trabajo de este curso en la conferencia Ética Periodística impartida el martes pasado. En este “Órgano de Penetración Informativa” no hay jerarquías, dijo; lo que les permite trabajar para alcanzar objetivos comunes como tener un espacio para realizar sus denuncias sin depender de las grandes compañías informativas. “Ante el hartazgo por ser estigmatizadas e invisibilizadas en los medios de comunicación, tomamos la oportunidad de hacer este taller donde no tenemos que vender morbo para que atiendan nuestras denuncias”. Al margen de ser devaluadas en los medios, destacó la manera en que las trabajadoras sexuales escalan en el reconocimiento de su dignidad: “Primero, nos asumimos como trabajadores sexuales, sin embargo, para los periodistas aún somos una nota roja o amarilla. Después, para nosotras es un honor asumirnos como zapatistas, aunque para los periodistas ser zapatista es algo que no merece ser mencionado, o que se redacta en dos líneas de una nota. Pero aquí va lo otro: aparte de ser puta y zapatista, ahora somos periodistas, y eso es todo un reto”. A propósito, Gloria Muñoz Ramírez, periodista que ideó el taller “Aquiles Baeza”, ha imaginado el concepto de dignidad de una forma peculiar, como una trabajadora “que después de pelearse con un patrullero que la quiso detener injustamente, después de dar 10 servicios sexuales, todavía asiste a su taller de periodismo”. Antes de los cursos, la autora de la columna “Los de abajo” del diario La Jornada, conoció en diversas manifestaciones a Krishna y a los demás integrantes de la Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer “Elisa Martínez”, cooperativa que asumió la ideología del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Gloria quiso hacer reportajes de ellas. Cuando reafirmó su postura de hacer periodismo “desde abajo” y no sólo notas sensacionalistas, a Muñoz Ramírez le propusieron escribir un libro con las historias de las trabajadoras, pero la periodista les dijo que no “que era mejor hacer el taller para que ellas mismas escribieran sus historias en un libro”. Hace un año y medio comenzó este taller, cada martes de las 14:00 a las 16:00, las clases llenas de discusión, denuncia e incluso humor, se han prolongado a cinco horas. Así, mientras continúe el taller, Krishna procurará que desde su trinchera el periodismo no sea ensombrecido “por la corrupción y prostitución en que algunos incurren por no tener conciencia de lo que realmente es esta profesión”. |
sábado, 5 de noviembre de 2011
Todo un reto ser “puta, zapatista y ahora periodista”: trabajadora sexual
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