El obispo de la diócesis de Saltillo, Coahuila, Raúl Vera, señaló que desde el cambio de gobierno en esa entidad, el pasado 1º de diciembre, han arreciado las balaceras en la región.
“No sabemos si es un reacomodo entre cárteles de narcotraficantes, si sólo es manifestarse de manera violenta ante el nuevo gobierno o si es fuego cruzado entre maleantes y las fuerzas armadas, pero cualquiera que sea la lectura, quien pierde siempre es la población”, lamentó.
Por ello, dijo, no se entiende
que se haya mantenido una estrategia en la que no se guardan los acuerdos internacionales respecto a las acciones que puedan dañar a la población civil y que las autoridades debían haber previsto.
En entrevista telefónica, el prelado aseguró que si alguien lamenta que no haya habido una estrategia contra el crimen organizado que verdaderamente valga la pena, donde se desmonte el lavado de dinero y se encarcele a quienes lo hacen; se desmonte la corrupción en las estructuras de gobierno y se remueva y se juzgue a quienes están de cómplices
, es la población del norte de la República, pues nadie puede negar que Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila y Chihuahua han sido entidades afectadas por el clima de inseguridad.
El sacerdote consideró que el proceso electoral del año próximo podría incentivar la corrupción, toda vez que las campañas se convierten en caldo de cultivo para fortalecer la penetración del crimen organizado en las estructuras de función pública.
Avizoró un panorama complicado mientras lafuerza brutay la guerra violenta sea el método para controlar a los grupos delincuenciales
y no la procuración de justicia, donde los responsables sean llevados ante los jueces y tengan que delatar a sus cómplices
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