Niños contagiados de VIH al nacer, ahora son discriminados
Activistas marcharán este sábado para hacer conciencia sobre la prevención
Enfermos de sida durante una protesta de 2000 frente a las oficinas del IMSS por el desabasto de antirretroviralesFoto La Jornada
Afp
Periódico La Jornada
Sábado 1º de diciembre de 2012, p. 37
Sábado 1º de diciembre de 2012, p. 37
San Salvador, 30 de noviembre. Carlos, de cuatro años, es llevado a tratamiento cada dos semanas –por su tía adolescente– a un hospital público de San Salvador, desde su pueblo, ubicado a 135 kilómetros. Es un niño inquieto y alegre, aún sin noción de ser víctima de una cruel discriminación social por ser portador de VIH.
Recostado en una camilla en una sala del Centro de Excelencia para Niños con Inmunodeficiencias (Cenid), Carlos –nombre ficticio– espera que le apliquen la dosis de antirretrovirales. Caricaturas de personajes infantiles pegados en las paredes tratan de cortar la frialdad del salón en esa clínica del Hospital de Niños Benjamín Bloom, única en su tipo en el país y donde ocasionalmente se atiende a menores con VIH/Sida de Guatemala y Nicaragua.
Con apenas 16 años, su tía hace las veces de madre: “Me hice cargo del niño desde que murió mi hermana –de sida– hace un año. Quisiera estudiar o tener un trabajo formal, pero nadie quiere cuidarlo, y no pienso abandonarlo”, dice a Afp.
Sin un trabajo remunerado estable, debe lavar o planchar ropa ajena por algún ingreso para alimentarlo, pues ninguno de los abuelos del menor le ayuda económicamente. Su recompensa –dice– la recibe cuando el pequeño de intensos ojos negros la llama
mamá.
Voy a hacer todo lo posible por ver que crezca y tenga oportunidades; duele que lo discriminen, ni él ni ningún niño merece eso, dice la joven, al contar que Carlos no ha ido a la escuela, pues en su pueblo, en el departamento de San Miguel, se le niega la matrícula por tener VIH.
Los niños son un reflejo dramático del VIH/Sida en la región: 2 mil 180 menores de 19 años están afectados en Honduras, 530 en El Salvador, cerca de 280 en Panamá, unos 80 en Belice, 76 en Nicaragua y 47 en Costa Rica, según datos oficiales y fundaciones especializadas.
En otro cubículo del Cenid, una mujer de 52 años carga en brazos a una niña de ocho meses, vestida con abrigo y pantaloncito blancos. Es su nieta, portadora del VIH transmitido por la madre.
La bebé, de grandes ojos negros, se entretiene jugando con unos animalitos de hule y también espera, como Carlos y otra docena de chicos más grandecitos, que juegan con computadoras en el lugar.
Yo traigo a la niña al hospital; mi hija no puede, ya desarrolló el sida y apenas tiene 18 años. Mi vida cambió con dolor desde que me enteré que las dos están enfermas, dijo a Afp la mujer, quien desempeña varios oficios para poder sostener a ambas.
En el Cenid, donde trabajan tres médicos y tres enfermeras, los niños y jóvenes reciben atención médica y medicina gratuita del Estado hasta que cumplen 18 años, además de ayuda sicológica costeada por una fundación privada.
Sandra Ayala, trabajadora social del Cenid, comentó que uno de los aspectos
más desgarradorescon los niños es que “muchos han sufrido el desprecio o el abandono de sus mismas familias.
Muchos vienen porque los traen sus abuelos, pues sus padres ya fallecieron y ningún otro miembro de la familia se hace cargo de ellos; eso indigna, expresó.
Tanto en El Salvador como en el resto de Centroamérica, organizaciones de defensa de los derechos humanos y entidades de gobierno organizan para este sábado, en el Día Mundial de la Lucha contra el Sida, marchas y actos culturales que buscan hacer conciencia en la prevención del mal
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