Peña recibirá una bomba de tiempo en derechos humanos, dice Solalinde
Fernando Camacho Servín
Periódico La Jornada
Sábado 1º de diciembre de 2012, p. 18
Sábado 1º de diciembre de 2012, p. 18
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) anunció ayer que el ganador del Premio Nacional de Derechos Humanos 2012 es Alejandro Solalinde Guerra, director del albergue Hermanos en el Camino, en reconocimiento a su trabajo de apoyo a los migrantes indocumentados.
Mediante un comunicado, el organismo informó que el galardón le fue otorgado al sacerdote
por su destacada trayectoria en la promoción efectiva y defensa de los derechos humanos de las personas migrantes.
Asimismo, indicó que la ceremonia de entrega se realizará el día que determine el titular del Poder Ejecutivo, e instruyó al secretario del Consejo de Premiación a publicar el anuncio en el Diario Oficial de la Federación.
En entrevista telefónica con La Jornada desde Guatemala, Solalinde enfatizó que el premio no se debe a méritos personales, sino colectivos; criticó los 12 años de gestión de los gobiernos panistas y advirtió que el gobierno entrante de Enrique Peña Nieto tiene la obligación y la oportunidad histórica de comportarse como estadista, pues México es
una bomba de tiempo.
–¿Cómo se siente con respecto al premio?
–Entiendo que no me lo dan por méritos personales, sino porque represento a un sector importante de defensores de derechos humanos. Detrás de mí están todas esas personas que sufren y lloran, como las madres centroamericanas que vienen a buscar a sus hijos desaparecidos en México.
Detrás veo a la Dimensión Pastoral de la Movilidad Humana, a la hermana Leticia Gutiérrez Valderrama, a un equipo fantástico, comprometido y valiente. Para mí es el reconocimiento de un sector de la sociedad que aprecia la lucha por los derechos humanos, y también un motivo de incomodidad para quienes han lucrado con los migrantes o no comparten mis puntos de vista.
–Usted ha dicho que la jerarquía de la Iglesia católica está
enferma, ¿qué tanto han apoyado su misión?
–No hay una sola visión de la Iglesia sino muchas, y todas ellas son válidas. Pero la estructura más visible es anacrónica y ya no responde a muchos sectores de la sociedad. Se ha vuelto estática y dejó de poner todo su énfasis en la misión.
Esa estructura tiene que cambiar para ser más dinámica e inductiva. Tendría que dar paso a la aceptación de las mujeres en todas las esferas, incluidas las de mando. Por género, un sector de la humanidad no puede ser inferior o incapaz de ejecutar cualquier responsabilidad espiritual.
–¿Cuál es su balance del sexenio que termina este viernes?
–Es lamentable que en estos 12 años los gobiernos panistas no hayan entendido el momento histórico que vivimos. Es una lástima porque le negó a México el cambio que anhelábamos. Pudo haber hecho una verdadera transición, no sólo de color sino de estructuras, un Estado reformado que provocara la participación de la sociedad en formas más democráticas. En materia de derechos humanos y de política migratoria lo reprobamos.
–¿Y con respecto al nuevo gobierno?
–Tiene la oportunidad histórica de hacer este cambio, sin importar la forma cuestionada en la que llegó. Todo depende de que Enrique Peña Nieto se atreva a pensar y decidir por sí mismo, arriesgarse a tener una gestión audaz.
Peña va a recibir una bomba de tiempo, y si no busca la participación y el consenso, es hombre al agua. El PRI no las tiene todas consigo, y si en estos seis años no demuestra que quiere un cambio, estará firmando su sentencia de muerte. Peña Nieto debe tener una visión de estadista para incluir a todos
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