Tras 18 años de vivir juntas, la activista y politóloga transexual Irina Layevska Echeverría Gaytán y su pareja, Nélida Reyes Guzmán contrajeron matrimonio civil en la Ciudad de México, bajo la modalidad de contrato matrimonial entre parejas del mismo sexo el pasado 18 de diciembre.
Las esposas contrajeron matrimonio en las oficinas centrales del Registro Civil, ubicadas en Arcos de Belén. La encargada del enlace fue la jueza Martha Patricia Reyes Chalico, quien externó su beneplácito por el derecho de las personas del mismo sexo a contraer nupcias en el Distrito Federal.
Al entregarse los anillos matrimoniales, Irina y Nélida se pronunciaron porque los avances que se han alcanzado en la Ciudad de México a favor de que los derechos de las poblaciones lésbico, gay, bisexual y transexual continúen y cada vez sean más accesibles.
Ante amistades personales como la antropóloga Marta Lamas, la fundadora del Grupo de Madres y Padres LGBT de La Condesa, Miriam Ángel, , la cineasta Jacaranda Correa, así como el sexólogo David Barrios y la antropóloga Erica Sandoval entre otros, las conyúges externaron su beneplácito por cristalizar su relación.
Diversos grupos de la comunidad transexual y de la sociedad civil han señalado a Irina Layevska como “una mujer que ha luchado toda su vida por tener el derecho a ser ella misma, se ha enfrentado a diversas formas de discriminación (por su historia política de izquierda; por ser una persona con discapacidad física y por tener una condición transexual)”.
Además reconocen su trayectoria política como activista del movimiento estudiantil universitario (CEU), del Partido Socialista Unificado de México (PSUM); el Partido Revolucionario de las y los Trabajadores (PRT) y trabajo en movimientos de solidaridad con Nicaragua, El Salvador y Cuba.
Sobre su enlace, Layevska mencionó que el amor que la une con Nélida, el cual la llevo a casarse aquí y en Cuba, así como su proceso de cambio de identidad sexo genérica, molesta a sus vecinos, los cuales le rellenaron con palillos de madera la cerradura de la puerta de entrada de su domicilio, hecho que queda como una mera anécdota ante este “triunfo”
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