Después de la menopausia se incrementa el riesgo de muerte de mujeres a causa de un evento cerebrovascular o infarto al miocardio. Una de cada tres morirá por alguna de estas afecciones, es decir, existe un mayor riesgo para su salud, incluso por arriba del cáncer, enfermedad que desarrollará una de cada ocho en algún momento de su vida, aseguró Alejandro Alcocer Chauvet, secretario de la Asociación Nacional de Cardiólogos del ISSSTE.
Explicó que con la reducción de la actividad hormonal, la población femenina pierde protección
y se vuelve vulnerable ante diversos padecimientos como la osteoporosis y los males cardiovasculares. Sobre estos últimos padecimientos, el especialista señaló que uno de los principales problemas es que en sus etapas iniciales no presentan síntomas.
De ahí que la mayoría de las afectadas llegan a los servicios médicos tardíamente, o bien fallecen sin haber recibido atención hospitalaria. Alcocer Chauvet resaltó que en las unidades de salud se han encontrado que hasta 80 por ciento de las mujeres en etapa postmenopáusica presentan uno o más factores de riesgo para los males cardiovasculares, como obesidad, hipertensión arterial, diabetes, colesterol alto, sedentarismo, tabaquismo y otros
.
El especialista en cardiología explicó que comúnmente se piensa que la enfermedad cardiaca afecta más a los varones, pero en realidad no discrimina entre sexos. Lo que ocurre, indicó, es que los infartos al miocardio se presentan en los hombres a partir de los 35 o 40 años de edad, mientras que en las mujeres los síntomas aparecen una década después.
Incluso, la enfermedad cardiaca es más agresiva en las mujeres. Ellas tienen 50 por ciento más posibilidades que los hombres de morir en el primer año después de un infarto y casi dos veces más de sufrir un segundo en los siguientes seis años.
Alcocer refirió estadísticas de la Secretaría de Salud, según las cuales en 2008 perdieron la vida 57 mil 271 personas a causa de cardiopatía isquémica, de las cuales 25 mil 943 fueron mujeres y 31 mil 328 hombres.
Con la disminución de los niveles de estrógeno y progesterona –hormonas femeninas que se reproducen en los ovarios–, cuyo signo inconfundible es el término de la menstruación, los organismos de las mujeres dejan de tener la protección de sus vasos sanguíneos.
Detalló que durante la etapa reproductiva las hormonas femeninas tienen una acción directa en los vasos sanguíneos, al relajarlos, los abre y los mantiene lisos en su interior. Además, actúan como antioxidantes neutralizando las grasas malas, previenen la presencia de un infarto al miocardio o una embolia cerebral.
Respecto del infarto, mencionó que es producto de un proceso conocido como ateroesclerosis, el cual se caracteriza por la obstrucción de las arterias a causa de la formación de placas de grasa y colesterol. Una arteria puede estar parcialmente obstruida y no causar síntomas hasta que la placa se rompe y se precipita la formación de un coágulo.
Al momento en que se obstruye de manera total el flujo sanguíneo se produce el infarto. La sangre no llega al corazón, en el caso de las arterias coronarias, o al cerebro, cuando la afección se localiza en las arterias carótidas.
Para evitar estas complicaciones, Alcocer recomendó que las mujeres en riesgo consulten con su médico y conozcan las alternativas farmacológicas que pueden prevenir los males cardiovasculares. Además, pueden modificar su estilo de vida y reducir el consumo de grasas y carbohidratos, y en cambio, aumentar la ingesta de fibra, verduras y frutas; realizar ejercicio físico regular; no fumar ni beber alcohol; vigilar su presión arterial, niveles de colesterol, controlar su peso y niveles de glucosa, principalmente si viven con diabetes o son hipertensas.
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