El trabajo doméstico es considerado social y económicamente inferior al resto de las labores remuneradas. Quienes se dedican a él –que en México suman 2 millones de personas, de las cuales, nueve de cada 10 son mujeres– perciben salarios bajos (tres de cada 10 ni siquiera el mínimo), no cuentan con prestaciones sociales y tienen poca o nula capacitación.
Norma Cacho, miembro del Colectivo de Empleadas Domésticas de los Altos de Chiapas, subrayó que la mayoría de los trabajadores domésticos son mujeres en condiciones marginadas; muchas de ellas son migrantes de origen rural, y en el caso de Chiapas, particularmente, muchas son migrantes indígenas
, lo que promueve su discriminación.
Para distinguir las labores domésticas que se realizan en casa por los miembros de la familia de las que se hacen a cambio de un salario, las trabajadoras del hogar han decidido que se les denomine de esa manera, precisamente porque lo que exigen en primera instancia es que se les reconozca como trabajadoras, y que en correspondencia con esta condición tengan acceso igual al goce de derechos como cualquier otra
, explica el documento informativo que el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) realizó a propósito de la conmemoración del Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar, instaurado en 1988.
Dicho documento alerta sobre el riesgo que corren quienes habitan en el lugar donde trabajan, pues la distinción entre lo público y lo privado se diluye y los tiempos, espacios y funciones de las trabajadoras son ambiguos, lo que da pie a la discriminación, explotación y maltratos por parte de los empleadores.
Con frecuencia, cuando se acusa al empleador de determinados abusos (acoso sexual, malos tratos, golpes), ellos, a su vez, acusan a la trabajadora doméstica de haber cometido algún delito, por ejemplo, robo. La tendencia social es a creer en primer lugar a los empleadores
, explica el texto.
Además, la mayoría de los empleadores son mujeres que reproducen estereotipos de explotación machistas
.
De acuerdo con cifras oficiales, en México 95 por ciento de las empleadas del hogar carece de servicios de salud, casi 80 por ciento no tiene prestaciones laborales y sólo 18.4 por ciento gana de dos a tres salarios mínimos. El resto gana menos que eso. En cuanto a su educación, una tercera parte no concluyó la primaria, otro tercio sólo terminó la primaria y 30 por ciento más concluyó la secundaria.
Por lo que toca a su vida familiar, una tercera parte son jefas de hogar, mientras que 56.8 por ciento no tiene pareja, pues las características mismas del trabajo dificultan las relaciones sociales
.
El pasado jueves, luego de más de 20 años de lucha organizada por la dignificación de esa labor por parte de colectivos de empleadas domésticas de todo el mundo, la Organización Internacional del Trabajo adoptó el Convenio sobre el Trabajo Decente para las Trabajadoras y Trabajadores Domésticos, el cual vela por sus derechos y permitirá revertir la situación de vulnerabilidad en que se encuentran. Ariane Díaz
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