Jorge A. Saavedra López**
El estudio HPTN 052 señala al tratamiento ARV como "poderosa herramienta preventiva"
La nueva evidencia científica es más que concluyente: las personas con VIH que reciben tratamiento antirretroviral (ARV) y tienen carga viral indetectable reducen en 96 por ciento la posibilidad de transmitir el virus. De acuerdo con el estudio HPTN 052, el tratamiento ARV es una poderosa herramienta preventiva, tan poderosa como el condón. Esto significa que podemos ahora, controlar el crecimiento de la epidemia usando como base la contundente evidencia producida por la ciencia médica.
Sin embargo, existen dos grandes obstáculos para controlarla de esta forma: uno, que no se puede tratar a personas que no se conocen, dado que la mayoría de los 32 millones que viven con VIH en el mundo no son conocidos por los servicios de salud. Por tanto, en México, con un programa de acceso universal gratuito a estos medicamentos, sólo 65 mil de los 220 mil que viven con VIH tienen algún tipo de control con ARV, por lo que el crecimiento de la epidemia se sigue dando principalmente por los 155 mil que no están en tratamiento. Modelos matemáticos muestran que si se lograra que todas las personas con VIH recibieran tratamiento, se llegaría al fin de la epidemia.
El otro gran obstáculo es el costo de los medicamentos. Los países como México, clasificados por el Banco Mundial con un ingreso medio alto, en general, pagan un precio mucho más alto que los países africanos considerados de ingreso bajo o medio, quienes por tratamiento inicial básico erogan entre 136 y 243 dólares por paciente por año. En países con economías similares a México en promedio se pagan entre 161 y mil 33 dólares por paciente por año, mientras que México paga más de dos mil dólares por la combinación terapéutica de primera línea.
Estimo que este 2011 México destinará alrededor de 2 mil 600 millones de pesos para la compra de estos medicamentos, con un costo promedio de 40 mil pesos por paciente por año; sin embargo, si quisiéramos aumentar sustancialmente el número de personas en tratamiento a fin de alcanzar la meta acordada –y suscrita por México– en junio en la ONU, significaría que para el 2015 se deberá otorgar tratamiento a 150 mil personas, esto es un incremento de 85 mil personas más en tratamiento, asumiendo que todos los pacientes nuevos se integraran con un esquema básico común que cuesta unos dos mil 800 pesos al mes. Para esto, se deberían agregar 2 mil 856 millones de pesos al presupuesto, es decir, duplicar lo que se destina actualmente.
Si queremos salvar más vidas es necesario detectar el VIH a tiempo y dar tratamiento oportuno, eso lo hemos sabido por más de una década. Lo nuevo es que sabemos que para prevenir nuevas infecciones necesitamos también del tratamiento, de lo contrario se generará un círculo vicioso en el que la respuesta actual será insostenible a mediano plazo.
Por lo anterior, propongo un Pacto Nacional para detener la epidemia usando como herramienta la ciencia médica. El pacto amerita que al menos lo firmen el gobierno federal con sus Secretarías de Economía y Salud, IMSS e ISSSTE; las compañías farmacéuticas; los grupos y asociaciones médicas expertas en VIH y las organizaciones de la sociedad civil. Los objetivos deberán ser: incrementar de forma significativa el acceso y número de detecciones de VIH anuales; modificar las guías de detección rápida y proceso de diagnóstico para que sean más expeditos; modificar las guías nacionales para inicio de tratamiento equiparándolas a estándares de Norteamérica y Europa; disminuir el precio de la terapia ARV de primera línea para que el costo sea menor a 12 mil pesos por paciente por año, de lo contrario, auguro la catástrofe del Fondo de Gastos Catastróficos con el que actualmente se pagan la mayoría de estos medicamentos.
Aceptemos, todos, que la prioridad debe ser detectar y tratar si en verdad queremos detener la epidemia, si en verdad creemos en la ciencia. Quien crea que con este pacto las grandes perdedoras son las farmacéuticas está en un error; tal vez el margen de ganancia por paciente disminuiría pero el volumen se incrementaría sustancialmente. Un pacto de este tipo requiere que todos miremos en una sola dirección y con una estrategia común en donde el gran ganador sea México.
*Publicado en el número 180 del Suplemento Letra S del periódico La Jornada el jueves 7 de julio de 2011
**Embajador Internacional de AIDS Healthcare Foundation y ex-director del Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH/sida
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