Leonardo Bastida Aguilar
“Podridos, agusanados, casi muertos, sidosos” son parte de los insultos que todos los días reciben los internos VIH positivos del dormitorio 10 de la Penitenciaria de Santa Martha Acatitla.
Jóvenes, mujeres, transgénero, y gays son parte de la población residente en esta área del Centro de Readaptación Social que hoy tienen acceso a medicamentos antirretrovirales y se han ceñido a un programa de vigilancia médica que les ha permitido tener una adherencia de 90 por ciento y un mejor estado de salud.
Como parte del Programa de Atención Especializada en VIH, implementado desde febrero de 2009, se ofrece a los internos con VIH medicamentos antirretrovirales, tratamiento de infecciones oportunistas, apoyo psicológico, así como pruebas de detección de otras infecciones de transmisión sexual o hepatitis.
Al respecto, Andrea González, Coordinadora del Programa de VIH del Distrito Federal, encargado de la ejecución del proyecto, señaló que este proyecto tiene como objetivo cambiar el entorno de las personas con VIH en los penales debido a que “nadie los quiere” y porque representan un sector de la población carente de atención médica. “Reflejo de esto es que hasta el día de hoy se han atendido a 154 personas”.
Por su parte, Alejandro Brito, director de la organización civil Letra S, Sida, Cultura y Vida Cotidiana, mencionó que el VIH en los internos representa el último eslabón de una cadena de vulnerabilidad que viene acompañado de pobreza, violencia, en su mayoría sexual, drogas y marginalidad, las cuales se debe impedir que se reproduzcan.
Kenia, mujer transgénero reclusa por 10 años en el penal, indicó que las personas VIH positivas deben tener otra oportunidad en la vida por lo que programas como el implementado por la Clínica Especializada Condesa le brindan información a los internos, logra adherencia a los medicamentos, lo que repercute en una mejoría notable en la salud de las personas, misma que antes de la implementación del proyecto era difícil de conservar.
Al respecto, Rosalinda Salinas, segunda visitadora de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, mencionó que la privación de la libertad no implica la negación de servicios de salud aunque esta sea especializada, pues la reclusión sólo implica la suspensión de derechos políticos pero no de los humanos como el referente al acceso a los servicios de salud.
Alfredo Hernández, del Colectivo Ser Humano, organización con trabajo al interior del penal, señaló que esfuerzos como el realizado por la Clínica Especializada Condesa no terminan de cubrir las necesidades de los presos ya que para asistir al médico “le tienen que dar mochada al custodio”, no tienen acceso a tratamientos psiquiátricos, duermen en los jardines, y por lo regular, son abandonados por sus familias.
Con el fin de conocer la realidad de los internos con VIH en la Penitenciaria de Santa Martha Acatitla se presentó el documental Dormitorio 10, en el cual se muestran las historias de vida de algunos internos adheridos al programa y su realidad al interior del lugar. El filme realizado por Eduardo Vázquez Martín se proyectará en distintos espacios públicos con el fin de visibilizar uno de los rostros más vulnerables del VIH, el de la población en reclusión.
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