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Christian Rea Tizcareño ![]() México DF, agosto 04 de 2010. Si la Suprema Corte de Justicia de la Nación aprueba la constitucionalidad del matrimonio universal en el DF con el enfoque de “garantías institucionales”, se corre el riesgo de que el máximo tribunal del país le abra la puerta a contrarreformas en los demás estados de la República, afirmó esta tarde Alejandro Juárez Zepeda, coordinador del proyecto Ombudsgay, de la organización civil Idheas, Litigio Estratégico en Derechos Humanos. Después de que la Corte avaló la constitucionalidad de la interrupción legal del embarazo en la capital del país, 17 Congresos de la República aprobaron las reformas a las constituciones locales “a favor de la vida desde la concepción hasta la muerte natural”, conocidas como “leyes antiaborto”, ejemplificó. De los siete ministros que hasta el momento respaldan el matrimonio entre personas del mismo sexo, tres, incluido el ponente Sergio Valls, fijaron su postura en pro de los “derechos fundamentales”, y cuatro sostienen la tesis de que el debate debe girar en torno a las “garantías institucionales”, lo cual, “es grave”, pues dejaría la decisión final de la Corte sin efectos legales en los 31 estados de la federación. Bajo esta perspectiva, la Constitución protege a la familia y mandata a los legisladores de los estados a garantizar este derecho mediante la creación de instituciones como el matrimonio, la Sociedad de Convivencia o el Pacto Civil de Solidaridad (PACS). Sin embargo, “¿qué pasa si los legislativos de los estados dicen ‘okey, nosotros no vamos a permitir que el matrimonio sea una institución para las familias homoparentales, a ellos les vamos a crear una Sociedad de Convivencia o un PACS’?”, y paralelamente a esto, los diputados locales aprueban reformas para establecer que dicha figura jurídica sólo se contrae entre un hombre y una mujer, y así blindarse de que gays y lesbianas casados en el DF exijan sus derechos, opinó el activista. En 2009, por ejemplo, legisladores de los partidos Revolucionario Institucional y Acción Nacional del estado de Yucatán redefinieron el matrimonio como “una institución por medio del cual se establece la unión jurídica de un hombre y una mujer, con igualdad de derechos, deberes y obligaciones, con la posibilidad de generar la reproducción humana de manera libre, responsable e informada”. Juárez Zepeda reafirmó que el eje del debate son los “derechos fundamentales”, invocados tanto desde la parte impugnadora del matrimonio lésbico-gay, es decir, la Procuraduría General de la República, como por quienes defienden el nuevo marco jurídico capitalino, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y el Jefe de Gobierno Marcelo Ebrard. El matrimonio es un derecho potestativo –según la Real Academia Española, “que está en la facultad de alguien”–, detrás del cual están los “derechos fundamentales” de igualdad y no discriminación, subrayó. “No nos esperábamos este enfoque de garantías institucionales, nos tomó por sorpresa”, reconoció el líder del Ombudsgay, que junto con un grupo multidisciplinario de investigadores propuso un Amicus Curiae a la Corte, en pro de los derechos de las familias homoparentales. Llamó a los ministros de la Corte a optar por la vía de los derechos fundamentales e instó a los defensores de derechos humanos de todo el país a impedir contrarreformas que eleven la discriminación a rango constitucional local, lo cual iría en sentido opuesto al artículo 1 de la Ley Suprema del país. Prohibir el derecho al matrimonio conforme la “categoría sospechosa de l |
Joven narra la pesadilla que vivió en la cárcel
En el Cereso sí hay coacción y mucha, afirma
Quedas libre pero falta recuperar a tu familia
San Miguel de Allende, Gto. 4 de agosto. “En el Cereso sí hay represión y mucha. Cuando va Derechos Humanos a visitarnos las custodias no se nos despegan. Te escuchan en todo momento y te sientes presionada; y si dices por qué estás ahí te ponen pies y manos donde no van [tergiversan todo] y aunque no te amenazan directamente, sí te advierten: oye, si sigues con las entrevistas te puede afectar en tu caso…”
Habla Alma Yareli Salazar Saldaña, trabajadora doméstica de 26 años de edad, recién liberada del Centro de Rehabilitación Social (Cereso) de Guanajuato, donde purgó tres años de una sentencia de 27, a la que fue condenada como responsable de homicidio en razón de parentesco
por haber sufrido un aborto espontáneo en octubre de 2007 en esta ciudad.
Declarada inocente por el magistrado Miguel Valadez Reyes, del Tribunal Superior de Justicia de Guanajuato, Alma Yareli es la única integrante de un grupo de siete jóvenes sentenciadas a largas penas de encierro que ha recuperado su libertad. En una entrevista concedida a La Jornada aquí esta mañana, pidió para sus compañeras que permanecen tras las rejas:
Justicia, que las liberen pronto
. Y al preguntarle qué opina sobre el gobernador del estado, Juan Manuel Oliva Ramírez, según el cual aquí no hay mujeres presas por abortar
, afirma: Para él, ellas son un cero a la izquierda
.
Al relatar su pesadilla en la cárcel, recuerda que la mañana del 21 de octubre de 2007 “desperté con dolores y sangrado; fui al baño y se me rompió la fuente. Y no supe más. Perdí el conocimiento. Cuando desperté, como a los 15 minutos, el producto estaba sin vida, no respiraba. Y como no podía faltar al trabajo, me lo llevé a la zapatería, para ver si reaccionaba, pero no… Y en la noche, cuando salí, lo envolví en una sudadera y lo dejé en la calle [del Calvario]. Sé que fue un gravísimo error”.
Después de varios días, la Policía Ministerial la localizó. “Cuando me detienen preguntan por otra persona, nunca me dijeron de qué me acusaban. Me suben a la camioneta y me iban pegando todo el camino; me insultaban: ‘hija de tu puta madre di la verdad, no te hagas pendeja’; pero repito, nunca me dijeron de qué estaba acusada, sólo me preguntaban ‘di con quién ibas cuando dejaste a la bebé’”
Sin pruebas concluyentes para inculparla por homicidio, el Ministerio Público la consignó al juez Carlos Alberto Llamas y éste la condenó a partir de un dictamen de autopsia dogmático, y por lo tanto irrelevante
, según la resolución absolutoria que emitió el magistrado Valadez Reyes, ex procurador de Justicia estatal, al admitir el recurso de apelación interpuesto por el Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) a favor de Alma Yareli.
Para los peritos de la Procuraduría estatal, la joven abandonó a su niña viva en la calle
, donde, según ellos, murió de frío, pues al levantar el cadáver éste presentaba la misma temperatura que las piedras de la calle Calvario
(sic). Sin embargo, un perito en discordia demostró que Alma Yareli no recibió atención médica durante la expulsión del producto y ofreció como evidencia el hecho de que al ser localizado el cuerpo en la vía pública, el cordón umbilical del producto no contenía restos de sangre, señal inequívoca de que ya había expirado cuando la joven lo abandonó por temor a tener problemas familiares
, lo que ahora reconoce como un gravísimo error
.
Sin atención médica, ni educación reproductiva, fue condenada en primera instancia a 27 años de prisión. ¿Qué sentiste en ese momento?, le pregunta La Jornada. Se me cayó el mundo encima. 27 años y medido se dicen fácil, pero pensar que uno va a vivirlos encerrada entre cuatro paredes, es algo que no se puede describir. Sólo pensé, qué voy a hacer, mis hijos van a crecer, no van a venir a verme, me van a abandonar. Me voy a quedar sola en el olvido
.
Madre de tres menores –un niño de 10, una niña de seis años y una bebé de año tres meses, que concibió en el penal–, ahora que dejó atrás el Cereso, Alma Yareli se declara “contenta, feliz, libre. Pero recuperar a tu familia no es fácil. En esos tres años que perdí allá adentro, mis hijos se adaptaron con mi mamá y mi ex suegra. Y me dicen ‘te quiero mucho, pero me quedo con mi abuela’. Ellos no entienden la realidad ni el porqué. A veces mi hija me dice Yareli, y a veces mamá”.
¿Qué es lo que te da más miedo cuando estás presa? Que te trasladen a otra cárcel. Eso es lo que más angustia ahorita a mis compañeras, porque sería más difícil para sus familias visitarlas. Por eso entiendo por qué firmaron las cartas en que dizque ya no quieren entrevistas con la prensa. Y es que cada vez que haces algo por tu bien, puede venir un traslado porque dicen que alteras el orden dentro del Cereso.
Guanajuato, Gto., 4 de agosto. Las cuatro jóvenes campesinas que purgan condenas de más de 25 años de cárcel, al ser señaladas culpables de homicidio por abortar, fueron presentadas esta tarde a reporteros y fotógrafos de distintos medios para declarar, por consigna, que no desean conceder más entrevistas de prensa.
Con una palidez extrema, sometidas a una presión tan evidente que una de ellas rompió a llorar a causa de un ataque de nervios –¡me quiero ir!
, gritó, cuando una de sus compañeras afirmó que las sentencias que les impusieron son injustas
–, las internas Yolanda Martínez Montoya, Ana Rosa Padrón Alarcón, Susana Dueñas y Araceli Camargo Juárez (que según el gobernador Juan Manuel Oliva no existen
) fueron obligadas a protagonizar una escena para que la Secretaría de Seguridad Pública estatal demostrara que no están incomunicadas
, como lo denunció La Jornada en su edición del 4 de agosto.
De acuerdo con el libreto oficial, la vocera de la dependencia, Alicia Arias Muñoz, iba a preguntarles, delante de los medios, si querían seguir dando entrevistas, a lo que las jóvenes campesinas debían responder que no. Pero antes de que empezara la representación, La Jornada se adelantó e interrogó a las reclusas: ¿Están de acuerdo con las sentencias que recibieron y con el trato que les dio el Ministerio Público?
.
Con ojos impacientes, Alicia Arias tomó la palabra: ¡No, no, no! La pregunta es si quieren dar entrevistas
. Y dirigiéndose a las internas les echó la pelota: ¿Quieren dar entrevistas?
. De pronto se impuso un silencio insoportable, en el que sólo se escuchaba el zumbido de un ventilador.
Vigiladas a escasos centímetros por una robusta custodia vestida de negro, inmóviles, uniformadas con pantalones y camisola color caqui, alineadas de espaldas a la pared de una estrecha sala de juntas en la que había al menos 12 reporteros (que habían sido despojados de sus cámaras y grabadoras), la más alta y morena de las jóvenes, echando el corazón por delante, dijo con firmeza y claridad:
Voy a contestar por educación. No, no estamos conformes con las sentencias ni con el trato del Ministerio Público. Fueron injustas. Pero ustedes ya conocen nuestras versiones y lo que pensamos, y somos respetuosas del reglamento
.
En ese instante, la más bajita de las cuatro estalló en llanto, se dio la vuelta y pegando la cara contra la pared, gritó: ¡Me quiero ir, me quiero ir!
.
La custodia la abrazó para consolarla. La vocera de la SPP esbozó una delgada sonrisa de desaliento y los reporteros volvieron a la aduana donde habían dejando sus pertenencias, lamentando el hecho de haber participado en un montaje tan degradante para las internas, para las propias autoridades y para la prensa, que también fue víctima de la mordaza oficial.