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sábado, 11 de diciembre de 2010

Se impone en Cancún la lógica del desacuerdo

Se impone en Cancún la lógica del desacuerdo

Algunas delegaciones piensan ya en dejar todo para Durban en 2012

Hay presiones que buscan legitimar la falta de avances, señala el equipo de Cuba

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En el último día de la COP 16, integrantes de Greenpeace arrojaron un salvavidas gigante a los ministros para instarlos a tomar las decisiones necesarias para salvar el planetaFoto Carlos Ramos Mamahua
Angélica Enciso, Georgina Saldierna y Fabiola Martínez
Enviadas
Periódico La Jornada
Sábado 11 de diciembre de 2010, p. 38

Cancún, QR, 10 de diciembre. En la Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático (COP 16) hasta esta noche no se había llegado al acuerdo requerido para sacar adelante los documentos de trabajo de Cooperación a Largo Plazo y del Protocolo de Kyoto, ya que en este último no se garantiza el establecimiento de un segundo periodo de compromisos y tampoco que la temperatura no se eleve más de 1.5 grados centígrados.

Hubo reconocimiento y aplau- sos a la presidenta de la COP, Patricia Espinosa, por la conducción del proceso, pero el debate en torno a los documentos de trabajo se volvió crítico en la plenaria informal, que empezó a las 21:30 horas. Mientras algunos países apoyaban los textos, las delegaciones de Bolivia, Venezuela, Nicaragua, Arabia Saudita y Cuba rechazaron el contenido y pidieron volver a los grupos de trabajo para lograr los acuerdos.

A esta plenaria, llegaron también quejas sobre el equipo de seguridad de Naciones Unidas, que provocó retrasos en la entrada de las delegaciones a la plenaria, en especial del delegado de Bolivia, Pablo Solón, a quien no se le permitía el acceso. Sobre esto, la presidenta de la COP ofreció disculpas.

Esta sesión informal estaba prevista para las 8:30 horas, pero se aplazó en varias ocasiones, debido a la tardanza en la integración de las propuestas y a que continuó el cabildeo entre las distintas delegaciones. Fue hasta las 17 horas cuando los delegados tuvieron los documentos y se tomaron todavía dos horas para su análisis.

Hasta el cierre de la edición continuaban las discusiones en torno a los textos y todavía estaba pendiente la participación del presidente Felipe Calderón en la clausura de la adopción de decisiones y conclusiones. Estaba previsto que las negociaciones continuarían hasta las primeras horas del sábado.

El documento del Protocolo de Kyoto mantiene entre corchetes la decisión de establecer el siguiente periodo de compromiso de los países desarrollados para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) –causantes del cambio climático– en cuanto concluyera el actual, que termina en 2012, y sólo hace una invitación a los países para que no se establezca una brecha entre el primero y el segundo periodo.

Fue precisamente el hecho de que este texto no garantiza este segundo periodo, y que la discusión se realizará sin fecha, lo que cuestionó la delegación de Bolivia. Solón señaló que ahora se plantea un listado y no compromisos como ya establece el protocolo y tampoco se aclara la cifra agregada de reducción de emisiones.

Dijo que concretar metas bajo los parámetros del Acuerdo de Copenhague representa la reducción de emisiones de entre 13 y 17 por ciento, con base en datos de 1990, lo cual implica un incremento de 4 grados centígrados, “no podemos acompañar un texto que no garantiza un segundo periodo de compromisos. Esto sería hacernos responsables de una situación que es un genocidio y ecocidio”.

En la entrega de los documentos en la plenaria informal, Patricia Espinosa sostuvo que no podemos aceptar demoras innecesarias. Señaló que los delegados para cualquier aclaración, harán gala de flexibilidad para seguir impulsando procesos que han ofrecido resultados positivos, y mantuvo la insistencia en acelerar los trabajos.

La representación de Venezuela pidió a los delegados escuchar las preocupaciones legítimas de Bolivia y volver a los grupos de trabajo para ahondar en los planteamientos del país andino. No nos cerremos y no nos aceleremos demandó. Planteó que luego que trabajen los grupos, la presidenta debe decidir lo que procede.

Presión indebida

En el mismo tono, hablaron los delegados de Arabia Saudita, Nicaragua y Cuba. El jefe de la negociación por la isla, Bruno Rodríguez, puntualizó que Bolivia habla por los pueblos y merece consideración. Señaló que desde Copenhague ha habido presión política indebida, presión financiera por un grupo de países para tratar de legitimar ese desacuerdo que se tradujo en un triste documento.

En contraste, Granada, uno de los países vulnerables, reconoció que el texto propuesto no es perfecto, pero anunció que lo acogería. El grupo de integración ambiental, formado por Suiza, México, Mónaco y Corea, aceptó el documento con sus decisiones y resultados. La delegación de la Unión Europea aplaudió a las partes porque el multilateralismo ha dado resultado: en Copenhague se dieron los primeros pasos y ahora en Cancún, hemos tenido nuevas medidas sustanciales.

Estados Unidos, que reiteradamente ha manifestado su rechazo a firmar un pacto vinculante, e impulsó el año pasado el Acuerdo de Copenhague, pidió sellar el documento, porque tiene equilibrio y es el camino a seguir.

Una parte de los delegados coincidieron, en esta sesión informal, que tienen todo un año para sacar el acuerdo adelante; el documento no es perfecto, pero tiene un buen punto de partida. Hay por delante 8 mil 860 horas, dijo Bangladesh, pensando ya en dejar todo para Durban en 2012. Mientras, Costa Rica planteó que no nos vamos a ir con las manos vacías.

China, el primer emisor de gases de efecto invernadero en el mundo, pidió progresar en la aplicación del Protocolo de Kyoto –en el que no tiene compromisos de reducción de emisiones– y anunció que haremos nuestra propia aportación al mundo

Agreden a reporteros gráficos

Agreden a reporteros gráficos
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Jorge Silva, de la agencia Reuters, fue subido por la fuerza a un autobús por personal de seguridad de la ONUFoto Carlos Ramos Mamahua
Angélica Enciso, Fabiola Martínez y Georgina Saldierna, enviadas
Periódico La Jornada
Sábado 11 de diciembre de 2010, p. 38

En el último día de la edición 16 de la Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático (COP 16), las protestas pacíficas que se hicieron en el hotel sede del cónclave culminaron con golpes de elementos de seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) contra fotógrafos que tomaban imágenes del retiro forzado que hacían de alrededor de 50 jóvenes que enumeraban a cada una de las 21 mil víctimas que hubo este año por los desastres naturales.

En protesta por la actitud del personal de la ONU, decenas de fotógrafos y camarógrafos enviados por las agencias de noticias extranjeras advirtieron, al momento en que iniciaba la plenaria para analizar los documentos finales de esta conferencia internacional, que no tomarían una imagen más de la misma. De inmediato se organizaron para redactar una carta de protesta por los hechos.

A las puertas del hotel Moon Palace, sede de la COP, los elementos de seguridad de la ONU pidieron a los jóvenes que allí se encontraban que culminarán su protesta, pero ante la tardanza comenzaron a jalonearlos y subirlos a varios de ellos a un autobús.

A los fotógrafos que captaron las imágenes les quitaron sus acreditaciones. Cuando Jorge Silva, de la agencia Reuters, pidió que le devolvieran el documento lo subieron al mismo vehículo, donde lo golpearon y le quitaron su cámara, la cual fue rescatada por uno de sus compañeros.

Después llegaron elementos del Estado Mayor Presidencial que también agredieron a los reporteros gráficos que se encontraban en las escalinatas del edificio y que a gritos pedían que bajaran al fotógrafo del vehículo. Posteriormente Silva fue liberado en la salida de la sede.

Esta no fue la única protesta que culminó con el retiro forzado de los manifestantes. Al mediodía, una decena de jóvenes miembros de las redes de justicia climática se manifestaron porque en esta conferencia no han sido escuchados: unos lanzaban las consignas y otros tenían la boca cubierta con ventoletes. Ellos estaban en el lobby del edificio Sunrise. En el primer piso el presidente Felipe Calderón sostenía una reunión informal con reporteros asignados a la fuente presidencial.

Los elementos de seguridad de la ONU sacaron a los inconformes de las instalaciones, les quitaron sus acreditaciones y los trasladaron fuera de la sede en un autobús

Pesó más el poder económico que el bien de la humanidad

Pesó más el poder económico que el bien de la humanidad
Luis Hernández Navarro
enviado
Periódico La Jornada
Sábado 11 de diciembre de 2010, p. 41

Cancún, QR, 10 de diciembre. Cancún ha muerto, viva Durban (Sudáfrica). En la última parada de un camino sin final, nadie quiere mirar a sus espaldas para no convertirse en estatua de sal. Todos prefieren ver hacia la próxima cumbre del cambio climático que se efectuará en África.

Cancún se convirtió en Cancunhage. Los dos textos presentados para la negociación en el úl-timo momento, uno sobre el Protocolo de Kyoto y otros sobre las acciones de Cooperación de Largo Plazo, recogen, de manera más elaborada, las iniciativas que se trataron de imponer por los países desarrollados hace un año en Dinamarca.

A la hora de escribir las propuestas, los redactores tuvieron una oreja grande y otra pequeña. Mientras las posiciones de Estados Unidos quedaron plenamente plasmadas en la redacción, se excluyeron los puntos de vista de Bolivia y muchos otros países pobres. Aunque México señaló que los documentos fueron elaborados como respuesta a una solicitud de los estados parte en una sesión formal, esto no fue así.

La guerra sucia contra Bolivia no se ha hecho esperar. Se le quiere responsabilizar de no aceptar lo inaceptable. Se le quiere aislar y arrinconar. Tan es así que en la reunión en la que se presentaron los documentos no se le quiso dar la palabra, a pesar de haberla solicitado. “No nos sentimos solos –dijo su embajador Pablo Solón–; defendemos las propuestas de los pueblos y los movimientos sociales. De ellos recibimos nuestro mandato. No aceptamos negociar bajo chantaje. Hemos venido a negociar, no a presenciar un show”.

Misión imposible

Nunca fue tan necesario un acuerdo, pero nunca fue tan imposible alcanzarlo. Dos lógicas sobre el cambio climático chocaron en Cancún. La primera parte de considerar los problemas ambientales como una cuestión de mercado, partiendo de la capacidad para regular el clima como una mercancía mensurable, asignando un precio al mercado de emisiones de CO2 y abriendo nuevas plazas que puedan salvar a los que no han funcionado bien. Es decir, se trata de desamortizar todos los bienes públicos o comunes vinculados a la emisión de dióxido de carbono para que funcionen desde una lógica mercantil.

La segunda sostiene que no hay más camino para combatir las consecuencias del deterioro ambiental que el del compromiso de los países desarrollados de reducir entre 40 y 50 por ciento las emisiones de gases de efecto invernadero.

Rechaza que los mecanismos de mercado sean eficaces para afrontar los efectos del proceso ambiental, y ve en ellos la vía para despojar a la humanidad en lo general y a los pueblos indígenas en particular de sus recursos naturales.

La primera posición es sostenida por una poderosa alianza de gobiernos de las naciones desarrolladas, grandes empresarios y organismos financieros multilaterales. La segunda, por una variopinta coalición de movimientos sociales, ONG y gobiernos de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba) y varios países africanos y asiáticos. Aunque Bolivia ha sido la voz cantante en la defensa de este punto de vista, otras naciones se identifican con ella. No todos pueden hablar de la misma manera aunque quisieran hacerlo, dijo el canciller cubano Bruno Rodríguez.

La coartada japonesa

En lo inmediato, esta contradicción antagónica se expresa en la negativa de Japón de firmar un segundo periodo del Protocolo de Kyoto a partir de 2012, y la reivindicación de los países en desarrollo que ven en su continuidad una opción innegociable.

Creemos que eso no es justo, dijo Akira Yamada, representante del Ministerio del Exterior nipón, y añadió: Queremos un único instrumento legalmente vinculante en el que estén todos los grandes emisores. Parapetados detrás de la negativa japonesa se encuentran Estados Unidos (que no ha firmado el protocolo), Australia y Canadá. El jueves, Rusia se sumó a la posición de Japón.

La actitud nipona ha provocado malestar y protestas entre delegados y movimientos sociales presentes en la conferencia. Tosi Mpanu, presidente del Grupo de África, dijo: Entiendo que Japón tiene una fuerte tradición de honorabilidad. No deberían deshonrar su compromiso con el Procolo de Kyoto si el honor es tan importante para ellos.

El asunto no debería estar a discusión. “El Protocolo de Kyoto fue firmado y ratificado –expresó Pablo Solón–, no debería (disentirse), pero lo está. La apuesta de los países desarrollados es a desfondar el acuerdo, buscar que se establezcan compromisos no vinculatorios (no obligatorios), y avanzar en acuerdos parciales como REDD, en los que se establezcan mecanismos de mercado. Esto pudo verse más o menos con claridad, a partir de la posición de Estados Unidos, que jugó durante toda la negociación con cartas marcadas. Por eso, Vía Campesina definió que más vale un no acuerdo, que un mal acuerdo.

Para los países menos desarrollados el panorama es dramático. Bruno Sekoli, presidente del Grupo de Países Menos Desarrollados, dijo: La situación para nosotros es extremadamente desesperada. Nuestros países aún luchan para sobrevivir. Tuvalu podría desaparecer bajo el agua en cualquier momento. Es muy preocupante imaginar qué pasará dentro de 10 años con la actual tasa de misiones. Según Tosi Mpanu, presidente del Grupo de África, por culpa del cambio climático entre 75 y 100 millones de personas en su continente padecerán escasez de agua y la producción agrícola caerá en 2025 en 30 por ciento.

Reducir las emisiones significa modificar el patrón energético. Grandes empresas extractoras de carbón y petróleo, y generadoras de electricidad a partir de combustibles fósiles, resultarían afectadas. El modelo de vida de la población de los países desarrollados tendría que cambiar drásticamente. Y por supuesto, la resistencia a hacerlo es enorme. Un informe de Global Carbon Project da cuenta de cómo las emisiones de gases de efecto invernadero siguen creciendo en el mundo: tras la disminución de las emisiones de CO2 de 1.3 por ciento entre 2008 y 2009 (debido a la crisis y al freno de la actividad), las previsiones para 2010 son de un incremento de 3 por ciento.

No hay compromiso hacia Kyoto, dijo Collin Beck, embajador de las Naciones Unidas de las islas Salomón. Estamos hablando de sobrevivir. Desafortunadamente, estamos dejando el interés de la humanidad atrás y poniendo por delante los intereses económicos.

Tiene razón Collin Beck. En Cancún no hubo compromiso hacia Kyoto, sino sumisión hacia los países industrializados

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