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miércoles, 29 de diciembre de 2010

Deficiente seguridad en centros públicos de prescolar: INEE

Deficiente seguridad en centros públicos de prescolar: INEE

Cerca de 28 mil jardínes de niños no cuentan con un control de entradas y salidas de personas, mientras 59% no tiene bodega para guardar sustancias peligrosas, documenta en una investigación

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Alumnos de prescolar de la escuela Daniel Cosío Villegas, ubicada en la colonia Villas de la Hacienda, en Atizapán de Zaragoza, estado de MéxicoFoto Yazmín Ortega Cortés
Karina Avilés
Periódico La Jornada
Miércoles 29 de diciembre de 2010, p. 30

Alrededor de 28 mil planteles de prescolar, esto es, 35 por ciento en el país no cuenta con un control respecto de las entradas y salidas de personas en sus instalaciones, mientras 59 por ciento –aproximadamente 47 mil centros– carece de una bodega para resguardar materiales o sustancias que puedan representar riesgos para la salud y la integridad de los niños.

De acuerdo con el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), en 10.3 por ciento de las aulas de ese nivel educativo hay materiales tóxicos como cloro, alcohol, agua oxigenada o detergente, que representa un riesgo para la salud de los menores. En 31.2 por ciento de los salones la infraestructura se encuentra en mal estado; abunda mobiliario con astillas o clavos que sobresalen, estantes frágiles o ventanas con vidrios rotos, que también significan una amenaza para la seguridad de escolares y docentes.

En La educación prescolar en México. Condiciones para la enseñanza y el aprendizaje, el INEE advierte que en 11.3 por ciento de las aulas en este nivel educativo las instalaciones eléctricas son deficientes, ya sea porque hay cables sin recubrimiento, contactos en mal estado o saturados, entre otras fallas y 10.6 por ciento de los espacios de aprendizaje se utilizan para almacenar instrumentos tales como herramientas, podadora, entre otros.

La bodega, apunta el INEE, es considerada un elemento de seguridad para la escuela debido a que permite el resguardo de materiales que pueden representar riesgos para la seguridad y salud de los niños; sin embargo, este recurso no está presente en la mayoría de los planteles.

Los resultados de acuerdo con las modalidades educativas arrojan brechas aún mayores: mientras 91.8 por ciento de los prescolares privados sí cuenta con un espacio para el almacenamiento de materiales y mobiliario, la cifra para los centros comunitarios, indígenas y rurales es inferior a 25 por ciento.

Otro elemento que tomó en cuenta el instituto para analizar las condiciones de seguridad fue conocer si las escuelas de dicho nivel cuentan con un control de entradas y salidas de personas. A escala nacional se observó que 65 por ciento de los planteles ha implementado esta medida. No obstante, en el caso de los centros indígenas y comunitarios menos de una cuarta parte ha respondido a esta disposición.

El INEE apunta que el mecanismo de seguridad más extendido entre prescolares del país es el cerco perimetral, con 82 por ciento de los planteles.

Respecto a las condiciones físicas de las aulas, el instituto pidió a los profesores señalar si éstos contaban con materiales tóxicos, instalaciones eléctricas deficientes, infraestructura en mal estado y equipo sin usar almacenado dentro de las aulas.

Nuevamente las escuelas privadas y las urbanas públicas en contexto favorable presentaron los menores rezagos. Sin embargo, los prescolares públicos, adonde asisten los niños más pobres, tienen las mayores condiciones de riesgo. Por ejemplo, en 24 por ciento de las aulas de los planteles rurales que son atendidos por dos o más docentes existen materiales tóxicos, mientras en casi 60 por ciento de los salones de prescolares indígenas, los niños tienen muebles con astillas o caminan en pisos desnivelados.

El INEE advierte que en materia de seguridad, las actuales condiciones hacen necesario que dichos planteles cuenten con regulaciones y supervisión.

“Sería deseable que las condiciones de riesgo reportadas por los docentes en sus aulas fueran erradicadas, y que entre los administradores de los servicios educativos –autoridades, directivos y docentes– se favoreciera una cultura de prevención, pues sólo de esta manera se podrán asegurar condiciones adecuadas de seguridad e higiene.”

En general, añade, la situación del prescolar deja ver la necesidad de acciones del Estado dirigidas a asegurar la existencia, suficiencia y funcionamiento de servicios y espacios educativos adecuados, con la finalidad de que alumnos y docentes dispongan de ambientes apropiados para la enseñanza y el aprendizaje

Constatan que emigran por el impacto económico del cambio climático

Un estudio de caso sobre migración y género a partir de los efectos del cambio climático en una región del sur de Chiapas constató que el proceso migratorio en la región obedece a los impactos económicos del cambio climático que afectan, sobre todo, a la agricultura.

La investigación, a cargo de Jenny Jungehülsing con el auspicio de la Fundación Heinrich Böll-Oficina México, Centroamérica y el Caribe, se llevó a cabo en una zona afectada por fenómenos asociados con el cambio climático, como deslizamientos de tierra, inundaciones, sequías y lluvias.

Asimismo, determina que existen diferencias por género, tanto en lo referente a vulnerabilidades e impactos del cambio climático como en las estrategias de migración de mujeres y varones.

Respecto de los impactos entre las primeras y los segundos, los resultados muestran que están relacionados con los roles tradicionales de género socialmente adscritos a mujeres y hombres. Es decir, en tanto a ellos corresponde la manutención de la familia y la generación de ingresos, el cambio climático les afecta en el ámbito económico, particularmente en agricultura, base de la economía regional. Mientras las mujeres se ven afectadas por la pérdida de ingresos debido a su rol de encargadas del hogar y de la alimentación de la familia.

La investigación documentó que además de las dificultades económicas, ellas se ven afectadas por los efectos del cambio climático en el ámbito doméstico, pues la carga de trabajo aumenta por el impacto de los fenómenos climatológicos. Ejemplo de ello son las inundaciones de las casas, la falta de agua limpia y de leña a causa de las tuberías tapadas, pozos inundados, enfermedades a causa de la humedad y los zancudos, dificultad en el acceso a tiendas y clínicas –ubicadas en otras comunidades–, porque las carreteras se cierran a causa de inundaciones o derrumbes.

Las que se van, las que se quedan: reacciones frente al cambio climático concluye que hay gran diferencia en la migración de mujeres y varones en reacción al cambio climático. Mientras la migración es una estrategia de adaptación al cambio climático para ambos, la de mujeres se relaciona menos con los impactos.

Los varones en el estudio de caso –asegura el texto–, cuya migración se relaciona con el cambio climático, migran por los impactos directos de éste en la agricultura, dada la pérdida de parcelas o cosechas. En tanto, la mayoría de mujeres migra como reacción a la depresión económica que causa pérdidas en sus ingresos, sobre todo al comercio

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