Powered By Blogger

domingo, 5 de diciembre de 2010

Inevitable, el choque de trenes en la COP 16

El llamado de Calderón desde Argentina, grito en el desierto

El verdadero encuentro, tras bambalinas, acusan delegados

Foto
Aspecto del campamento del Foro global por la vida, la justicia ambiental y social, en el deportivo Jacinto Canek, en CancúnFoto Carlos Ramos Mamahua
Luis Hernández Navarro
Enviado
Periódico La Jornada
Domingo 5 de diciembre de 2010, p. 36

Cancún, 4 de diciembre. Conforme la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático de Cancún avanza, el choque de trenes parece inevitable. En medio de la crispación de las delegaciones, el llamado que Felipe Calderón hizo el día de hoy desde la 20 Cumbre Iberoamericana en Mar del Plata, para que los gobiernos de la región aprueben los acuerdos que se debaten en el encuentro, no es más que un un grito en el desierto.

Las posiciones en pugna parecen irreconciliables. Precisamente son varios países de América Latina los que defienden beligerantemente un punto de vista radicalmente opuesto al de los países desarrollados. No hay en este debate lugar para posiciones intermedias. Y los llamados del mandatario mexicano no tienen nada que ver con lo que sucede en la conferencia.

En Cancún se discute hoy el futuro del Protocolo de Kyoto, que se firmó en 1997. En él, 37 países industrializados se comprometieron a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para 2012 en 5.2 por ciento con respecto a los niveles de 1990. En lo esencial, no lo han hecho. Por el contrario, algunos lo han incrementado.

De un lado se encuentra el G77, ahora integrado por 130 países, que exige que se avance a un segundo periodo de compromisos. Del otro Japón, Canadá y Rusia, que buscan no firmar el segundo periodo. Japón dice que no se sumará a la iniciativa porque Estados Unidos no lo hace y Washington pretexta a su vez la falta de compromisos de China.

México ha estado jugando del lado de los países industrializados. El texto presentado hoy por la canciller Patricia Espinosa recibió una dura crítica de Pablo Solón, embajador boliviano para las Naciones Unidas. El diplomático señaló que no ha habido una negociación oficial en la que participen todos los países sino, tan sólo, consultas informales en las que se escucha a algunas naciones.

La desconfianza en la presidencia mexicana de la conferencia es muy grande entre varias naciones latinoamericanas y africanas, y una gran cantidad de ONG y movimientos sociales que participan como observadores. Están seguros de que ante el estancamiento de las negociaciones, la representación mexicana prepara una salida no consensuada similar a la que se intentó y fracasó en Copenhague.

Rafael Elvira, titular de Semarnat, tuvo que enfrentar versiones asegurando que México no cuenta con ningún documento negociado, al tiempo que hizo un llamado a la comunidad internacional reunida aquí a manejarse con toda la claridad y transparencia.

Las declaraciones fueron vistas por muchos de los asistentes como una confirmación de que se trabaja en un documento alterno de manera secreta. Así, no pocos asistentes están seguros de que mientras se realiza sin pena ni gloria la plenaria oficial, y se celebran encuentros de los grupos informales, el verdadero encuentro se efectúa tras bambalinas.

Este encuentro es el que más dificulta la participación de la sociedad civil en su discusión y análisis, y ahora estos obstáculos son mayores, tanto así que se habla de que, bajo la presidencia mexicana, se ha fortalecido la tendencia a operar bajo el esquema del cuarto verde, nombre que se le da a la forma centralizada en la que se toman las decisiones en la Organización Mundial del Comercio, acuñada porque las oficinas del director de esa institución están pintadas de color verde.

Parte fundamental del G77 son los países de la Alianza Bolivariana de las Américas (Alba) en general, y especialmente Bolivia. Este país andino exige un acuerdo diferente en el que las reducciones en la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) no estén vinculadas a los mercados de carbono.

El origen de estos mercados está ligado a la firma misma del Protolocolo de Kyoto. En aquel entonces, la delegación de Estados Unidos introdujo una serie de propuestas para el comercio de emisiones que socavaron los objetivos del acuerdo. Su idea era permitir que los países industrializados que firmaban el tratado, en caso de no querer reducir las emisiones en su propio territorio, pudieran intercambiar esos compromisos por la promesa de reducir las emisiones en otros países.

Como explica Larry Lohman, el comercio de emisiones es un sistema complejo con un objetivo sencillo: abaratar los costos que las empresas y los gobiernos deben destinar a cumplir con los objetivos de reducción de las emisiones.

La objeción de Bolivia tiene sentido para los países del sur. Los mercados de carbón no permiten resolver el reto principal para enfrentar el calentamiento global: iniciar una nueva etapa en la que se deje de lado el uso de los comestibles fósiles, que son los principales responsables del cambio climático de origen humano. Por el contrario, el comercio de emisiones ha mostrado su absoluta inutilidad para cambiar este patrón energético. Es ineficaz e injusto.

En el choque de trenes en marcha, la apuesta de los países industrializados es a vaciar el Protocolo de Kyoto y sustituirlo por un acuerdo no oficial, no vinculante (que sujeta a una obligación), y de acuerdos parciales que apuntalen los mercados de carbono.

Los países industrializados necesitan apuntalar el comercio de emisiones, que está en clara crisis. Según el Informe Stern sobre cambio climático, redactado por encargo del gobierno inglés, el cambio climático constituye el mayor fracaso del mercado visto hasta ahora. Para hacerlo, se requiere, desde su lógica, abrir nuevos mercados (como el de los bosques) que pueden resolver lo que los anteriores no pudieron hacer.

Esto es, en parte, el trasfondo real de lo que abierta o secretamente se discute hoy en Cancún. Por eso el choque de trenes parece inevitable

Educar para el cambio, primer acuerdo en Cancún

Educar para el cambio, primer acuerdo en Cancún
Angélica Enciso L., enviada
Periódico La Jornada
Domingo 5 de diciembre de 2010, p. 36

Cancún, Q. Roo, 4 de diciembre. Un primer acuerdo que se logró en la 16 Conferencia de las Partes (COP16) fue sobre el artículo 6 de educación formación y sensibilización del público sobre cambio climático, aunque todavía deberá ser aprobado por la plenaria, dio a conocer el Sistema de Integración Centroamericana (Sica), integrado por República Dominicana, Guatemala, Belice, El Salvador y Costa Rica.

Adriana Valenzuela, asesora de cambio climático de República Dominicana, explicó que con este acuerdo se invita a las partes a que desarrollen acciones en las áreas prioritarias que son educación, capacitación, acceso a la información y cooperación internacional. Esto puede generar cambios de comportamiento y culturales para acelerar la implementación de la convención, agregó.

El acuerdo será obligatorio para las 194 naciones parte de la Convención y cada gobierno deberá establecer programas educativos y habrá financiamiento internacional a través del Fondo Ambiental Global.

Luis Ferrate, ministro de Medio Ambiente de Guatemala dijo que es posible llegar a acuerdos si hay voluntad, solidaridad y reciprocidad. Los países pequeños con esto mostramos la buena voluntad. Hemos invertido millones de dólares de nuestros propios impuestos en adaptación y mitigación, nosotros no hemos producido ni tres milésimas de los GEI, y los industrializados no quieren hablar de temas vinculantes. Es injusto ambiental y climáticamente; los industrializados tienen una deuda ecológica con nosotros

Flota en Cancún "la bruma del interés trasnacional", acusan activistas

Cancún, Q. Roo, 4 de diciembre. La madre tierra se está muriendo por el saqueo de los capitalistas; los glaciares del Illimani están desapareciendo y en pleno verano hay un frío de invierno. Es el cambio climático, clama Gabino Apata Mamani, del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu.

El indígena de la región boliviana de Oruro, acompañado por Severa Condori, llegó de improviso hasta la exposición fotográfica que montó Oxfam fuera del palacio municipal de Cancún. Y afirmó: Ellos, los capitalistas todo lo contaminan, por eso los animalitos mueren, hay mucha sequía; nos están saqueando.

Algunos de los habitantes de esta ciudad se detienen a mirar las fotografías, escuchan a la guatemalteca Aria Sandoval, quien habla de la pérdida de 60 por ciento de las cosechas en su país por los fuertes y torrenciales aguaceros y las sequías; atienden a Martha Luz Vázquez, cafeticultora chiapaneca, quien cuenta que en Chiapas los arroyos se están secando, los vientos destruyen cultivos y cómo las mujeres buscan con siembras alternativas producir hortalizas y renovar los cafetos.

Muy distantes, física y políticamente, de la reunión oficial sobre el cambio climático, los participantes de una treintena de organizaciones internacionales y otro tanto de agrupaciones mexicanas que respondieron a la convocatoria de Vía Campesina, Asamblea Nacional de Afectados Ambientales, Sindicato Mexicano de Electricistas y Movimiento de Liberación Nacional, dicen que llegaron hasta esta ciudad turística a denunciar cómo los gobiernos facilitan al gran capital la destrucción de los recursos naturales y a manifestar su descontento con la propuesta de reducir en un escaso porcentaje las emisiones de bióxido de carbono.

Sabemos que en la COP 16 unos cuantos seguirán haciendo grandes negocios de espalda a la sociedad mundial, asienta Alberto Pascual, integrante de la delegación de Guatemala, quien refiere que Chiapas está militarizado; temen a los indígenas porque saben que nosotros hemos resistido más de 500 años y continuamos dispuestos a defender a la madre tierra.

Olegario Carrillo, coordinador ejecutivo de la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas menciona: Estamos aquí para multiplicar nuestras voces frente a los gobiernos que se niegan a tomar decisiones responsables para frenar la crisis del clima, para ver cómo sobre la cumbre de Cancún flota la espesa bruma de los intereses trasnacionales.

Se une a las voces de los múltiples participantes que insisten: estamos dispuestos a luchar por nuestras vidas y a tejer soluciones.

En otro foro, Asier Hernando, responsable regional de agricultura y recursos naturales de Oxfam en América Latina, considera que la geopolítica “hace que se olvide a las personas más pobres y vulnerables del mundo. En Cancún las preguntas clave siguen sin respuesta, concluyó

CARTON